Todas las historias de amor prometen ser eternas y despiertan sentimientos que se creen olvidados. Quizá, cuando ellos se alejaron, pudieron tomar caminos separados o mirarse como desconocidos con anécdotas en común. Pero decidieron dejar atrás el orgullo. Y quererse, quererse demasiado por el resto de sus días.
Nunca nadie la acarició como él. Nunca nadie le fue tan fiel como ella. Juntos compartieron momentos únicos: cargados de felicidad o llenos de tristeza. Siempre hundidos en un abrazo inseparable.
Besos, festejos, medallas, sonrisas. De eso consiste el baúl de los recuerdos y se abre cuando la nostalgia aparece por la vuelta de la esquina. Una nostalgia que pesa, pero que debe ser aceptada y superada para descansar. Como descansa él cuando repasa las fotos de aquellos años mozos.
Para algunos la novela terminó. Para otros continuará. Siempre, en algún lugar, florecerá esa ilusión de verlos a la par una vez más. ¡Salud, Román! Por una caricia más. A la pelota… tu primer gran amor.
Por Francisco Nutti @FranNutti
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