Para algunos se acabó el asunto. Para otros más prudentes no terminó nada, porque lo que realmente importaba sobre todo este circo todavía no se dio, y es que jueguen de una vez por todas San Lorenzo y Tigre. En fin, los Matadores no jugaron y probablemente lo hagan el lunes, pero el partido en sí dejó de tener trascendencia, al menos para un sector.
Ya te mostramos aquí las verdaderas causas que llevaron a este escándalo sin antecedentes. En Boca hay elecciones mañana y, dicen, para Ameal puede ser una gran ventaja que los comicios se den con Boca consagrado. Está claro que si Tigre hoy le hubiese ganado a San Lorenzo y mañana Boca perdía con Banfield, el Xeneize seguramente se iba a quedar con el trofeo igual, pero desde la cúpula de Angelici no pensaron lo mismo y Mauricio (su aliado) empezó a tirar manotazos de ahogado.
Se necesitan ocho inspectores para dar el ok en la habilitación de un estadio. En el Nuevo Gasómetro, además del Ciclón todo el año, también hicieron de locales River y Ferro, y jamás hubo problemas. Resulta que por una desgracia divina los benditos inspectores no estaba disponibles para corroborar la seguridad en Cruz y Perito Moreno, una lástima, porque desde el Gobierno de la Ciudad aseguraron que sí hubiesen estado si el partido era el domingo. Por las dudas, antes de inspeccionar, Facundo Mamone (inspector del GCBA), llegó a la cancha con las cintas de clausura en la mano. Ay.
Con la excusa de falta de tiempo para la inspección previa, se suspende el partido y se reprograma desde la AFA para el lunes. Sí, la misma AFA que planificó el partido, amagó con multar a jugadores y árbitros por no presentarse y ve cómo un grupo sin fundamentos le suspende el encuentro, es la encargada de reorientarlo. Lógico, pero inmerso en esta alquimia que han formado no genera ni confianza ni demuestra prolijidad. Tranquilamente el lunes los funcionarios del CABA pueden acusar algún otro pretexto irrisorio y el partido se vuelve a suspender. ¿Alguien le devuelve el dinero a los hinchas que viajaron a ver el partido? ¿O a San Lorenzo que tuvo que afrontar los pesados gastos de la apertura de un estadio de fútbol? Vaya uno a saber.
Como si el fútbol no se perjudicase por sí solo incontables veces, cada vez que se entromete la política en él aparece una mancha más. Y lo decimos sin reparos: acá todo empezó por una maniobra política, donde hay intereses ideológicos, políticos y económicos que trascienden a Boca y mucho más aun a Tigre y a San Lorenzo, los decimoquintos en discordia. La presidencia de Boca es un gran espacio de poder y visibilidad, y ni Macri ni Cristina quieren estar exentos a ello.
¿Qué tendrá que ver Cristina? Poco. Pero su evidente enfrentamiento ideológico con Macri, más el hecho de que Ameal tenga un hijo en La Cámpora y el tironeo entre el Comité de Seguridad de Capital Federal y la AFA (aliada al Estado con el Fútbol Para Todos), involucran al Gobierno Nacional inevitablemente, y ella es la cara más visible. De todos modos, está claro que la ensalada no se armó en la Casa Rosada, se hicieron maniobras de ingeniero para suspender San Lorenzo-Tigre. Y qué bien les salió.
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