En una liga donde los equipos son franquicias, los jugadores son agentes y los que levantan los trofeos son los dueños, San Antonio Spurs se impone como la estructura deportiva más importante de la NBA. En una coyuntura donde se prioriza al espectáculo sobre el deporte en sí, Popovich consiguió hacer de los Spurs un oasis dentro de la liga. Un milagro. Y a su vez, frente a las presiones de los contratos millonarios, imponer su impronta desde 1996 hasta la fecha. Esta vez, consiguiendo llegar a las Finales de la conferencia en la temporada 2016/17.
Con el retiro de Tim Duncan, pieza fundamental del equipo desde el 99 hasta el 2016, San Antonio debió reinventarse. Antes de que el nacido en Islas Vírgenes se retirara, contrató a Lamarcus Aldridge -uno de los mejores internos de la NBA- para que se nutriera de las enseñanzas de Tim. Ya sin el ala pivot como jugador franquicia, el líder del equipo fue Kawhi Leonard, quien le sumó a su excelso juego defensivo la capacidad de transformarse en uno de los mejores jugadores ofensivos del la liga. Sin embargo, esto no se dio por casualidad. Como acostumbra Pop, no dejó nada librado al azar. Todo sucede gracias al trabajo. Justamente trabajo fue lo que ejecutó con Leonard, desde que el alero llegó a San Antonio en el 2011. Primero, al transformarlo en un jugador de rol. Luego, en el mejor defensivo de la NBA. Y ahora, el jugador más completo de la liga. Determinante en los dos polos de la cancha, tiene posibilidades de ser elegido como MVP.
A la mejor temporada de Kawhi se le sumó la experiencia de Tony Parker y Emanuel Ginóbili. El francés jugó lo justo y necesario durante la temporada regular, con el objetivo de preservar su físico para los Playoffs. Ya en la postemporada se mostró intacto, al ser una de las figuras en la primera ronda ante Memphis. Frente a Houston se lesionó la rodilla y no pudo regresar a las canchas. Manu, por su parte, le aportó su experiencia a la segunda unidad del equipo, también jugando lo justo y necesario. En Playoffs, luego de la lesión del francés, su rol dentro del equipo se acrementó. Y a la experiencia le sumó su cuota goleadora, algo que no había conseguido en la temporada regular. Sin embargo, ninguno de estos jugadores fue el causal de la gran temporada de los Spurs. Ni el peso específico de Leonard, ni la experiencia de Parker (35) y Ginóbili (39). Todos defienden, todos atacan. Nadie se queja. Y la mega estrella vive con una humildad inusual. El causal fue la estructura. La filosofía.
Los Spurs cuentan con el plantel más profundo de la liga. Tiene a la mejor segunda unidad. Al mejor GM. Y al mejor coach. Todo jugador que llega a San Antonio tiene el mismo perfil de persona y de jugador. Nunca lo individual prima por sobre lo grupal. Detrás de cada titular hay un suplente de calidad. Cuando Parker no pudo jugar, Patty Mills y Dejounte Murray rindieron de la mejor manera. Cuando Leonard se lesionó en Playoffs, Jonathon Simmons se hizo cargo de la responsabilidad de reemplazarlo. No hubiera habido un Ginóbili íntegro en Playoffs sin un Danny Green como escolta titular. A diferencia del resto de las franquicias, los Spurs tienen un roster en el que todos están capacitados para jugar. Y para aceptar cuando no lo hacen. Por ejemplo, Pau Gasol -campeón de la NBA y del Mundial- no disputó ni un segundo en el OT del quinto partido ante Houston, a modo de reto por no ensayar bien una jugada preparada. No se quejó. No puso mala cara. Entiende a la perfección lo que es San Antonio. Un equipo sobrio, humilde. Trabajador.
A diferencia del resto de las franquicias, San Antonio Spurs es un equipo. Una estructura que le permite conseguir logros mientras esta en plena reconstrucción. Una salvación frente a quienes dentro de la cancha transforman a la NBA en un show televisivo y no en uno de los deportes más lindos del planeta.
Por Esteban Grunberg.
Comentarios