El estadio de River Plate, Antonio Vespucio Liberti, también conocido como el Monumental, es el más grande del país, con una capacidad para 61.321 espectadores. Se encuentra en el barrio de Belgrano y, usualmente, la Selección argentina de fútbol hace de local allí.
El 25 de mayo de 1938, River encontró su lugar, después de haber sido local en otros tres estadios en sus primeros años de vida. En La Boca primero, en Sarandí después, y de a poco se fue acercando al barrio de toda la vida, porque su tercera cancha estuvo en Alvear y Tagle, en pleno barrio de Recoleta.
Un 25 de mayo de 1901 se fundó el Millo, aunque más de un historiador afirma que fue en 1903, en fin, había que conseguir donde jugar. Santa Rosa, un equipo de la época, tenía su estadio en La Boca, y allí, entre las calles Avenida Pedro de Mendoza e Industria (Aristóbulo del Valle), Caboto y Alegría (Wenceslao Villafañe), River jugó durante 5 años. Luego desembocó en Sarandí, porque fue despojado por el Ministerio de Agricultura. Un año duró fuera de Capital Federal, y después de perder una gran cantidad de socios volvió a la Dársena Sur.
El 16 de mayo de 1915, River inauguró su primera cancha. Gaboto, Pinzón, Aristóbulo del Valle y Pedro de Mendoza, eran las calles que rodeaban la manzana en la que el Millo dio su primera vuelta olímpica amateur, la de 1920.
Pasó La Boca, pasó Sarandí, ahora al equipo más campeón del país a nivel local le tocaba instalarse en la Recoleta, un barrio a su altura, la zona de los Millonarios. La historia es acordé a las vivencias, a cada festejo, a cada grito, a cada jugador y a cada venta. En Alvear y Tagle, en un terreno que había sido de Juan Manuel de Rosas y en el cual Independiente hizo alguna vez de local, River construyó su segunda cancha, la más grande del país. Al día de su inauguración, 58.000 personas tuvieron su lugar. No había otra igual.
River dejó del lado el barrio, para acrecentar de manera notable su caudal de socios. En esa época, no eran muchos los estadios que se instalaban en esa zona de la ciudad. En Alvear y Tagle se jugó el primer partido internacional entre Argentina y una Selección europea, en este caso Yugoslavia; el triunfo fue del local por 3-1.
La alegría de haber encontrado un lugar no le iba a durar mucho a los dirigentes Millonarios, y antes de ser desalojados empezaron a buscar un lugar estratégico entre los barrios porteños. El lugar elegido fue el viejo hipódromo de Belgrano.
Repito, el 25 de mayo de 1938 fue la fecha inaugural del nuevo estadio de River, el que construyó y remodeló en dos oportunidades (1958 y 1978). El estadio de los partidos importantes, el de la final del primer título del mundo de Argentina, el de las Copas Libertadores, el que enorgullece a más de diez millones de argentinos. El estadio de todos.
Justamente, Antonio Vespucio Liberti, fue quien impulsó a los dirigentes a comprar los terrenos. Lo trataron de loco, pero el estaba convencido de que River necesitaba un estadio mucho más grande, porque para él era el más grande. A más de setenta años de esa locura, hoy hay que darle la razón, fue un visionario, que gracias a un préstamo del Banco Hipotecario y a una donación de la Municipalidad pudo cumplir su objetivo.
En primera instancia no se puedo hacer la cancha completa por diferencias económicas, pero el tiempo, la venta de jugadores y alguna que otra ayuda, hicieron que finalmente se puedan construir las cuatro tribunas. El Monumental dejó de ser la ventana del Río de La Plata para transformarse en la catedral del fútbol argentino. Donde se podía ver espectáculo sin ir al teatro.
La primera reforma del estadio más grande de Argentina se realizó con la venta de Omar Sívori, en honor a él la tribuna lleva su nombre. En 1978, debido a que iba a ser la sede del Mundial de 1978, el gobierno militar colaboró en la terminación total del Monumental.
Miles y miles de personas acuden fin de semana por medio al Antonio Vespucio Liberti, pero después del 25 de junio de 1978, cuando Argentina fue campeón del mundo, el partido que más gente convocó fue el que disputaron San Lorenzo y Tigre en 1982, cuando los de Boedo estaban en la B. Según número oficiales, concurrieron al estadio más de 70.000 personas.
Un club a la altura de River, y un estadio de esta envergadura, deben ser parte de los eventos internacionales más importantes. Es por eso, que las mejores bandas y los mejores conciertos de la historia argentina fueron en esas tribunas, en ese campo de juego. Sting, fue el primero en 1987, y desde ahí en adelante, todos los años los mejores artistas pisaban el Monumental. Para resaltar; Soda Stereo, con Me Verás volver, mantiene el récord de asistencias a un recital.
Con algunos datos inusuales, con otros tantos importantes, quedó inaugurada una nueva sección de Rock N’ Ball. Había que comenzar con el estadio de River, porque es el más grande de todos, y uno de los más reconocidos a nivel mundial.
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