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Rafa Benítez, del sueño a la pesadilla

Rafa Benítez comenzó la temporada dirigiendo al Real Madrid, con la expectativa de triunfar y ser grande en el club del que es hincha. Su sueño duró solamente seis meses, y terminó el año futbolístico sin poder salvar del descenso al Newcastle. De terror.

Los pasos por los clubes grandes pueden catapultarte al éxito, o hundir tu carrera. Esto depende de los resultados, claro, y vale tanto para jugadores como para entrenadores. ¿A cuántos tildaron de cracks y se quedaron en el camino al ponerse la camiseta de un equipo con obligaciones? ¿Cuántos técnicos hicieron grandes campañas en clubes chicos y, cuando tuvieron que ser protagonistas, no pudieron repetir? Esto último le pasó, relativamente, ya que tuvo buenos resultados, a Rafael Benítez en esta temporada, que comenzó dirigiendo al poderoso Real Madrid, uno de los tres mejores equipos del mundo, y terminó descendiendo al Championship (la segunda división de Inglaterra) con un débil Newcastle. Tras la salida de Carlo Ancelotti como director de Real Madrid, Florentino Pérez, presidente Merengue, le dio la oportunidad a Rafa de poder sentarse en el banco de suplentes por ser un hombre de la casa, pero él nunca pensó que el año de su sueño, dirigiendo al club del que es hincha, se volvería una pesadilla.

Benítez llegó a los 12 años a las inferiores de la Casablanca, donde jugaba como un mediocampista de contención. Sus buenas actuaciones lo llevaron rápidamente a ser parte del Real Madrid C, el tercer equipo del club por detrás del Real Madrid de Castilla, al que nunca pudo llegar porque, en su mejor momento y cuando ya era señalado como uno de los jugadores que iban a subir, disputó la X edición de la Universiada, en donde se miden las selecciones universitarias europeas -en ese momento estaba haciendo la licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Policlínica de Madrid– y sufrió una rotura de ligamento de la rodilla en un partido ante Canadá. La medicina, por entonces, no estaba tan avanzada como lo está en la actualidad y los procesos de recuperación eran más largos. Rafa, necesitado de minutos y sabiendo que su posibilidad de jugar en Segunda División se había truncado, fue cedido a la Asociación Deportiva Parla, con la que consiguió un ascenso y un título de la Tercera División. Tras cuatro años, emigra finalmente al Linares para jugar los últimos dos años de su carrera.

Rafa LFCSe dijo siempre, a raíz de los resultados y de la carrera en ascensión que tuvo desde que empezó a dirigir, que era uno de los técnicos que más laburaba en el fútbol del Viejo Continente. Fue el pionero en implementar tecnología en los entrenamientos, midiendo el desarrollo de sus futbolistas. Sus pasos como técnico de Valencia y Liverpool hace ya varios años, le dieron una fuerte chapa al español. En el equipo Che, fue campeón de dos Ligas (2001/2002 y 2003/2004) a la vez que ganó la Copa de la UEFA (Hoy la Europa League) en
2004 ganándole 2-0 a Olympique de Marsella; mientras que con los Reds, sumó a su palmarés una FA Cup y una Community Shield (ambas en 2006), además de haber obtenido la Champions League en la temporada 2004/2005 en la recordada final ante Milan, en dónde los italianos se fueron al descanso ganado 3-0 y terminaron cayendo en la tanda de penales. Su paso en Liverpool, al que le añadió en el 2005 la Supercopa de Europa, duró seis temporadas en las que no consiguió ganar ningún título liguero y en donde comenzó su irregularidad y tal vez, su debacle, como entrenador: si bien había conseguido armar un equipo sólido que inculcaba respeto a los rivales, no obtenía los resultados deseados y hasta se quedó en la puerta del título en la temporada 2008/2009, con un Manchester United que le sacó una amplia ventaja durante gran parte del campeonato, aunque haya terminado solamente a cuatro puntos de diferencia. Tras ese paso, partió en 2010 al Inter de Milán, estadía que apenas duró seis meses a pesar de conseguir la Supercopa de Italia y el Mundial de clubes, por el bajísimo rendimiento futbolístico que mostró el equipo, que venía de conseguir la triple corona con José Mourinho. En la temporada 2012/2013 llegó al Chelsea con la esperanza de finalmente ganar la Premier, aunque no pudo ser. A pesar de ser campeón de la Europa League ante Benfica, el español había decidido no seguir en el club, decisión que fue aceptada por el magnate ruso dueño de los Blues, Roman Abramovich, que aún no perdonaba haber caído en la final del Mundial de Clubes ante Corinthians.

Su buen paso en Nápoli, en el que consiguió ubicar en la tercera posición al equipo del sur de Italia en su primera temporada en Serie A y el quinto puesto en la siguiente, además de conseguir la Copa Italia (3-1 en la final a Real MadridFiorentina) y la Supercopa de Italia (6-5 en los penales a Juventus tras igualar 2-2) le valieron la chance de volver a su casa. Llegó a Madrid con grandes expectativas pero también con grandes objetivos: Ancelotti dejó la vara alta al ganar la décima Champions pero a su vez falló en las dos temporadas ligueras que estuvo en el club, que se las llevaron, primero el Atlético Madrid y luego Barcelona, los dos rivales históricos. Rafa debía llevar a los Blancos a un triunfo importante y contaba con las credenciales de haber conseguido ya dos ligas, aunque no contaba con un paso tan fuerte en el club, ya que pocos lo conocieron como jugador. Su arranque, en términos de números fue bueno: primeros diez partidos de liga invicto, con siete victorias y tres empates, compartiendo la punta con el Barça; y primero también en su grupo de Champions. Sin embargo, las dudas sobre él ya empezaban a surgir, debido al juego más defensivo que planteaba respecto a sus dos inmediatos antecesores, Ancelotti y Mourinho y los cuestionados empates sin goles ante Málaga y Sporting Gijón en la liga, y el 0-0 ante PSG fuera de casa, partido en el que su equipo especuló y nunca tuvo intenciones de quedarse con los tres puntos. La falta de confianza que tenía Benítez en los jugadores de creación que disponía, ya sea el colombiano James Rodríguez o el malagueño Isco Alarcón, hacía depender mucho al equipo de nombres en particular que pudieran desentonar, especialmente la BBC (Gareth Bale, Karim Benzema y Cristiano Ronaldo), algo que si bien no es ilógico por la calidad de estos tres jugadores juntos, sí molestaba a los hinchas y era un blanco más al que apuntaba la prensa. Sin embargo, estas fueron causas menores. El español terminó de perder el crédito que le quedaba hacia finales del 2015 con dos hechos puntuales: el 4-0 en contra en el clásico contra Barcelona en el Santiago Bernabéu supuso un fuerte golpe para los Merengues que vieron como el rival hacía gala de todo su fútbol y ganaba con aún más justicia de lo que indica el marcador; y la alineación indebida de Denis Cheryshev –que debía cumplir una suspensión por acumulación de amarillas en la edición anterior- en la ida de los 16avos de final de Copa del Rey ante el Cádiz, que supuso la eliminación tempranera de la competición. Así las cosas, Benítez no pasó una Navidad tranquila, a pesar del 10 a 2 con el Rayo Vallecano y el 8 a 0 contra el Mälmo de Suecia, por lo que el 4 de enero, tras empatar con Valencia 2-2, Florentino Pérez anunció su despido y la inmediata contratación de Zinedine Zidane, que hasta ese momento dirigía el Real Madrid de Castilla.

DiarioCon su sueño truncado, Rafa volvía a quedarse sin empleo y se mentalizaba con ponerse a dirigir una vez comenzada la siguiente temporada. El llamado, sin embargo, llegó mucho antes, en Marzo y venía directamente desde Newcastle, equipo del cual es capitán el argentino Fabricio Coloccini. El dueño del club, Mike Ashley, había decidido destituir a Steve McClaren porque su equipo se hundía cada vez más en el descenso y necesitaba un cambio de mando en el timón para poder salvarse, algo que, a diez fechas del final parecía casi imposible porque el ex entrenador de la selección de Inglaterra, se había ido con el equipo anteúltimo y con apenas 28 puntos. Así comenzaba un nuevo desafío para este entrenador que se había acostumbrado a dirigir equipos que frecuentaban la mitad de tabla para arriba, pero que ahora debía habituarse a ser un bombero. En la conferencia de prensa de su presentación, no dudó en afirmar que tenía buenos jugadores como para salvarse rápidamente del descenso, pero los números demostraron lo contrario: solo 10 puntos de 27 en juego, le bastaron para, una fecha antes del final del torneo, descender matemáticamente al Championship, algo que sentenció el buen sprint final que tuvo Sunderland, un equipo ya curtido en salvarse a fechas del final desde hace ya algunas temporadas. Es cierto que Ashley podría, como lo dijo Alan Shearer, una gloria de las Urracas, haber tomado la decisión de contratar a Benítez mucho antes y tal vez el final habría sido otro, pero eso es algo con lo que deberá cargar el dueño del club, que desde que se hiciera cargo, fue perdiendo cada vez más el apoyo de la gente por sus decisiones.

NewcastleRafa cerró una temporada que estaba destinada a ser un sueño, en una pesadilla. El último partido de Newcastle en la Premier League terminó con una goleada 5 a 1 ante Tottenham, el equipo de Mauricio Pochettino que supo hacerle frente al Leicester campeón. El futuro del español es incierto. Se duda en que quiera seguir al frente de un club en la segunda división, porque la prensa lo considera un paso atrás en su carrera, sin embargo hay algo que podría hacer cambiar de opinión al entrenador y quedarse para que las Urracas regresen rápidamente el año próximo. En estos días, se conoció una carta de los hinchas al gerente general del club Lee Charnley, en el que rezaba: “Tanto si se va como si se queda, gracias por darnos alguien en quien creer. Ahora ofrézcanle el mundo para que se quede, porque necesitamos a Rafa a cualquier precio”.