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Promoción, confusión, desazón: San Lorenzo

San Lorenzo sigue sumando pasos en falso y se complica cada vez más. La derrota con All Boys lo reflejó: hasta cuando viene haciendo las cosas bien, por a o por b las termina mal. Cuando claramente merecía ir ganando, le vuelven a expulsar a un delantero en el primer tiempo y todo se desmorona.

Cuesta definir el partido de ayer. Hacía rato que los de Asad no tenían cuatro situaciones claras de gol en tan poco tiempo. Se veía otra actitud, incluso los pibes parecían jugadores experimentados. Pero siempre hay alguien dispuesto a que todo se complique. Ayer fue Gigliotti, ex All Boys, su estúpida segunda amarilla cambió el partido por completo. El equipo hizo lo que pudo, tuvo actitud e incluso chances de empatarlo, pero el 0-1 con un hombre menos se le hizo irreversible y por primera vez los de Floresta derrotaron al de Ciclón de visitantes.

Asad tambalea. Asegura que quiere continuar su contrato, pero sus números no lo ayudan: de 17 partidos dirigidos, ganó cuatro, empató cinco y perdió ocho. Terribles números, lapidarios. Más para un equipo que llegó a su punto de ebullición y que entró nuevamente en Promoción. Nada le sale. Probó todo, pero siempre algo falla para terminar lamentándose. San Lorenzo necesita puntos, y no encuentra la forma de dárselos. Ni atancando, ni con los micros atrás, ni con tres en el fondo, ni con cuatro, ni con dos referentes de área. Al Cuervo todo le sale mal.

La tribuna azulgrana fue la misma confusión. Alentó sin parar cuando el equipo contagió y parecía que tenía una tarde como las de antes; con la roja a Gigliotti varios se agarraron la cabeza; y con el gol las puteadas al aire se hicieron inevitables. Insultos de desazón, de lamento, de "no nos sale una". Y encima, Bottinelli en contra... El equipo, salvo Gigliotti, no dio razones para irse insultado (como sí las dio contra Belgrano Colón, Rafaela, Arsenal, etc), por eso, salvo un pequeño sector que mostró su enojo, el aliento no paró y se despidió al equipo sin agravios.

Se viene Unión, otro rival directo, otra vez en el Nuevo Gasómetro. Los de Boedo regalaron muchos puntos y casi que su máxima aspiración será terminar la temporada en el puesto 16° de los promedios, a un paso de la zona para algunos innombrable. Y encima, tres de los de abajo dividen por menos. Confusión, desorientación, lamentos. El Ciclón no liga, se equivoca, y se hunde cada vez más. Puede ser tarde cuando reaccione.

San Lorenzo sigue sumando pasos en falso y se complica cada vez más. La derrota con All Boys lo reflejó: hasta cuando viene haciendo las cosas bien, por a o por b las termina mal. Cuando claramente merecía ir ganando, le vuelven a expulsar a un delantero en el primer tiempo y todo se desmorona.

Cuesta definir el partido de ayer. Hacía rato que los de Asad no tenían cuatro situaciones claras de gol en tan poco tiempo. Se veía otra actitud, incluso los pibes parecían jugadores experimentados. Pero siempre hay alguien dispuesto a que todo se complique. Ayer fue Gigliotti, ex All Boys, su estúpida segunda amarilla cambió el partido por completo. El equipo hizo lo que pudo, tuvo actitud e incluso chances de empatarlo, pero el 0-1 con un hombre menos se le hizo irreversible y por primera vez los de Floresta derrotaron al de Ciclón de visitantes.

Asad tambalea. Asegura que quiere continuar su contrato, pero sus números no lo ayudan: de 17 partidos dirigidos, ganó cuatro, empató cinco y perdió ocho. Terribles números, lapidarios. Más para un equipo que llegó a su punto de ebullición y que entró nuevamente en Promoción. Nada le sale. Probó todo, pero siempre algo falla para terminar lamentándose. San Lorenzo necesita puntos, y no encuentra la forma de dárselos. Ni atancando, ni con los micros atrás, ni con tres en el fondo, ni con cuatro, ni con dos referentes de área. Al Cuervo todo le sale mal.

La tribuna azulgrana fue la misma confusión. Alentó sin parar cuando el equipo contagió y parecía que tenía una tarde como las de antes; con la roja a Gigliotti varios se agarraron la cabeza; y con el gol las puteadas al aire se hicieron inevitables. Insultos de desazón, de lamento, de “no nos sale una”. Y encima, Bottinelli en contra… El equipo, salvo Gigliotti, no dio razones para irse insultado (como sí las dio contra Belgrano Colón, Rafaela, Arsenal, etc), por eso, salvo un pequeño sector que mostró su enojo, el aliento no paró y se despidió al equipo sin agravios.

Se viene Unión, otro rival directo, otra vez en el Nuevo Gasómetro. Los de Boedo regalaron muchos puntos y casi que su máxima aspiración será terminar la temporada en el puesto 16° de los promedios, a un paso de la zona para algunos innombrable. Y encima, tres de los de abajo dividen por menos. Confusión, desorientación, lamentos. El Ciclón no liga, se equivoca, y se hunde cada vez más. Puede ser tarde cuando reaccione.

Dolorense, nacido en 1991. Licenciado en proyecto de Magíster. Hay una cosa que nunca van a entender...