Hace tres años, Mauricio Pochettino estaba reunido en las oficinas del Southampton inglés. El acuerdo era inminente: sería el segundo argentino en dirigir en la Premier League, detrás de Osvaldo Ardiles (Tottenham, 1993/94, 15°), y a pesar de no hablar fluidamente el idioma local. Aunque para llegar a este punto, el oriundo de Murphy, Santa Fe, afrontó primeramente una nada sencilla experiencia en el Espanyol de Barcelona. Allí, estuvo como futbolista durante ocho años (1994-2000 y ’04-’06). Tras su retiro, realizó un Máster en administración de empresas, mientras con calma aguardaba su maduración para que le llegase la oportunidad de dirigir.
En su casa europea (de hecho, tiene una propiedad allí), las cosas ardían. El equipo perico estuvo 20 fechas en zona de descenso, llegó Poche y, en siete fechas, lo salvó dejándolo en mitad de tabla. Luego con escaso presupuesto, armó una estructura de plantel que en las siguientes temporadas supo salir definitivamente de la zona baja de la tabla, e incluso pelear por ingresar a las copas. Enfrentó sin poder vencer ni una vez a Mourinho, a quien considera el entrenador número uno del mundo, una eminencia y su referencia. Aunque también elogia al contrincante del portugués: el catalán Josep Guardiola. Con el entonces DT del Barcelona, se midió cuatro veces: empató tres y lo venció una, logrando una victoria perica en el Camp Nou tras 27 años.
La liga española le permitió relacionarse y entrelazar su camino con otros entrenadores argentinos. Por ejemplo, con su padre futbolístico y ex entrenador Marcelo Bielsa, al cual incluso lo derrotó 2-1 en septiembre de 2011 (nota de RNB al respecto). Incluso, tuvo un curioso vínculo con Diego Simeone, al que le abrió las puertas al fútbol europeo: en diciembre de 2011, su Espanyol venció 4-2 al Atlético Madrid y provocó la destitución de Gregorio Manzano. Su sustituto sería el Cholo, que venía de salir subcampeón con Racing en el Apertura ’11.
Luego de tres años, en 2012, dejó Cataluña tras una mala racha de partidos, y fijó su rumbo hacia el sur de Inglaterra, a una de las ciudades portuarias más importantes del Reino Unido. El Southampton lo necesitaba y concluye la temporada 2012/13 con el equipo en 14º, salvando al equipo del descenso en la anteúltima fecha. Gracias a un prometedora camada de jugadores (Nathaniel Clyne, Luke Shaw, Morgan Schneiderlin y Adam Lallana, vendidos en 122, 5 millones de euros), Pochettino confeccionó un equipo que logró una dignísima 8° posición. Nuevamente, logró hacer competitivo a un equipo que, antes de él, solo pensaba en la permanencia a cualquier costo.
Con lo visto en sus primeras temporadas inglesas, queda casi predeterminado que el 4-2-3-1 es el esquema predilecto del oriundo de Murphy. Lo repite en su llegada a los Spurs, aunque su estilo de juego recoge conceptos de todas las escuelas de fútbol: pases cortos en el medio o largos y profundos para los mediapuntas, presión alta o solo hasta la mitad de la cancha, aunque ponderando el control de la pelota el mayor tiempo posible. A pesar de su innegable origen bielsista (bicampeón en Newell’s y mundialista con Argentina y el Loco, en 2002), Pochettino es amplio en su repertorio de ideas. Más de una vez ha resaltado la importancia del protagonismo y la estética, a pesar de comprender el resultadismo que rige el mundo del fútbol y especialmente su profesión.
En silencio pero con un buen trabajo previo, el santafesino llegó a Tottenham con un contrato por cinco años. Con la llegada a la capital, la vara y las exigencias elevaban aunque las metas personales también se iban alcanzando. Por ejemplo, finalmente logró vencer a su admirado Mou: fue 5-3 ante Chelsea, el 1 de enero del año pasado, en White Hart Lane. Otro atenuante en su primera campaña, la cual finalizaría 5° (clasificando a la Europa League), fue la rivalidad londinense con el Arsenal. El propio DT la definió como un duelo símil a los Newell’s-Central que vivió como jugador.
El nuevo, y actual, trabajo lo enriqueció en todo sentido. El apellido Pochettino empezó a escucharse cada vez más en Europa, por el juego y los resultado que desplegaron sus equipos. Esto le abrió canales de comunicación, antes impensados, con miembros de la élite futbolística. Por ejemplo, el DT ha revelado que mantiene diálogo fluido con el chileno Manuel Pellegrini, DT del Manchester City, y con Roy Hodgson, mánager de la Selección de Inglaterra, quien pasa frecuentemente por su despacho.
En su gestión no sólo tuvo grandes rendimientos de los argentinos Federico Fazio (ex Ferro) y Erik Lamela (ex River), sino que explotó talentos británicos como pocos entrenadores en los últimos años. De hecho, una estadística señala que 10 de los últimos 18 debuts en la selección inglesa fueron de jugadores formados, o que pasaron, por Poche. Exponentes de ello son los volantes Ryan Mason (23 años) y Dele Alli (19), al igual que el delantero Harry Kane (22). Este último fue uno de los goleadores de la anterior Premier (21 goles en 34 partidos), y actualmente continúa entre los máximos artilleros de, según algunos, la liga más atractiva del mundo. Otra vez, la combinación de talento más el trabajo de Pochettino depositan a un equipo en los primeros puestos: los Spurs están actualmente 4° (pre-Champions), a escasos puntos del Leicester, Arsenal y Manchester City, y se mantiene vigente en todas las competencias de la temporada.
Del joven que entró con 14 años a Newell’s, a este ciudadano del mundo de 43 años, que sobresale en tierras británicas. Ya lleva dos décadas fuera del país, desde que la Lepra lo vendió al Espanyol en 1994. Su experiencia lo ha saciado de mil formas que él no desea revelar a los medios. Pochettino es un hambriento entrenador, aunque silencioso: sólo se manifiesta en conferencias de prensa obligadas por el club, esquiva las entrevistas al igual que a las redes sociales. Prefiere que sus equipos hablen dentro de la cancha y no crear falsas burbujas mediáticas sobre la cuestión. Un ejemplo argentino tan ajeno e impropio que provoca admiración, especialmente ante los ojos extranjeros.
A pesar de los grandes retos que afrontó, el entrenador nunca sintió desesperación o incomodidad. Bien confortable fue siempre su estadía en Europa, incluso para su familia (esposa argentina y dos hijos españoles, uno de ellos –Maurizio– juega en las inferiores del Tottenham). Por eso, Pochettino afirmó más de una vez que, de regresar al país, solo lo moviliza su querido Newell’s o dirigir la Selección Argentina, y no así alguno de los tradicionales cinco grandes nacionales.
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