Las voces autorizadas históricamente han sido masculinas. Los hombres han ocupado puestos de poder en el Estado y en los medios desde siempre. De a poco, las mujeres se han podido hacer escuchar desde los ámbitos privados, como sus casas, hasta los públicos como es la calle, pero han habido lugares que costó aún más conquistar. Para algunos, está bien que las mujeres hablen sobre cosmética y no sobre economía, pero la realidad es que las mujeres llegaron a los medios para discutirlo todo.
El deporte, y dentro de esta categoría el fútbol, es uno de los espacios donde la paridad de género aún no se ha conquistado. En nuestro país, el camino a la profesionalización para las jugadoras comenzó el año pasado a raíz de la denuncia de Macarena Sánchez en enero. En cuanto a las periodistas, empezó hace muchos años, pero la mayoría de las transmisiones todavía son integramente masculinas.
“El periodismo deportivo se viene transformando desde Fútbol para Todos a esta época”, anuncia Viviana Vila. Ella es periodista deportiva y docente en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Fue la primera mujer en comentar un partido de fútbol en la televisión argentina, así como también la primera mujer en comentar un partido de una Copa del Mundo, en el mundial de Rusia hace dos años
El rol de Fútbol para Todos fue clave en dos sentidos: el acceso gratuito al fútbol televisado y la disposición de los medios públicos para incluir mujeres en sus programas, formando parte en la escalada de derechos. “Si los medios públicos no están a disposición es complicado”, afirma Viviana.
Así como las mujeres faltan en los medios, también ha sucedido durante mucho tiempo en las aulas de la Tecnicatura en Periodismo Deportivo. “La presencia de mujeres en estos espacios es lo que marca la diferencia”, continúa Vivi con un tono alegre diciendo que “el puntapié inicial, lo damos nosotras”. Para construir, o deconstruir en realidad, el periodismo deportivo necesita de mujeres que se hagan cuerpo de la lucha que conlleva transformar un espacio que hasta hace poco era solo masculino. Y aún hoy en muchos casos, las decisiones las siguen tomando ellos.
“Lo que le falta al periodismo deportivo son mujeres” dice entre risas Antonella Valderrey. En los programas deportivos, desde noticias hasta coberturas, los equipos suelen estar conformados por hombres. A lo sumo, hay una periodista mujer que forme parte de los paneles. Si a esto le sumamos la problemática de la brecha salarial, donde las mujeres asalariadas de Argentina cobran un 20% menos que los varones por realizar las mismas tareas (según el informe de Estudios Estadísticos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, diciembre 2019) la situación para las periodistas deportivas no es favorable.
Anto trabaja en DirecTV Sports, TNT Sports y en radio por la CNN. Se mudó a capital para realizar su carrera profesional, una vez recibida. En relación a su experiencia, problematiza las dificultades que tuvo que atravesar para llegar a los medios de comunicación solo por el hecho de ser mujer. “Casi siempre que se puede elegir entre hombres y mujeres, los grandes medios eligen hombres” dice algo frustrada. Es consciente de que las posibilidades en el periodismo deportivo son escasas para las mujeres, “tenemos que demostrar día a día que estamos capacitadas para abrirle las puertas a las demás.”
Aunque las entrevistas hayan sido por separado, las respuestas se condicen y entrelazan. Agustina Vidal es licenciada en comunicación y forma parte de FutFemProf. Es relatora. Cuando de DeporTV la llamaron para que realice junto a Florencia Pereiro, comentarista, una dupla para cubrir un partido se emocionó. Fue la primera transmisión futbolística hecha íntegramente por mujeres. Que te llamen por tu currículum hoy sigue sorprendiendo, se lamenta, ya que la trayectoria de las mujeres no siempre se tiene en cuenta.
El esfuerzo en la profesión es aún mayor para las mujeres, “debemos demostrar que podemos hacer periodismo deportivo y que estamos a la altura de los varones” explica por su parte Viviana. Llegar a los medios ha sido difícil, así como aún lo es que las mujeres vayan a cubrir fútbol y no las manden a cubrir hockey. Porque el problema, claro está, no es la falta de capacidad: el problema es la falta de oportunidades.
La misoginia fuera y dentro de la cancha
Los estereotipos construidos sobre las mujeres se reproducen en todos los ámbitos de igual forma. En la casa, en la universidad o en el trabajo aparecen ideas repetitivas: tienen que estar en la cocina, no pueden estudiar cosas con números y los partidos de fútbol son para los hombres. Todo esto, más que un error, es un horror.
Anto explaya que la violencia instalada en el fútbol es un problema estructural. Agus cuenta que la habían convencido de que laburar con mujeres era complicado “por los egos”, hasta que llegó a FutFemProf. Querer incorporarse y crear nuevos espacios en la agenda mediática del deporte es tan disruptivo como difícil. No porque falten compañeras, sino porque se considera que el fútbol es cosa de hombres, como si solo ellos jugaran y si solo ellos pudieran comentarlo.
A los 90 minutos termina el partido. Uno puede pensar que el tratamiento mediático ante un partido de fútbol masculino es igual que de fútbol femenino, al menos desde el lado profesional. Entonces sale el jugador, se encuentra con el movilero y este le pregunta qué opina del árbitro o cómo cree que estuvo la defensa. El jugador puede explayarse, lamentarse o celebrar. Pero cuando sale una jugadora, la pregunta del movilero es ¿qué se siente estar jugando acá? O quizás ¿cómo te sentís ahora que cobrás un sueldo por esto? Entonces, los varones que juegan pueden ser profesionales, ganar bien y opinar sobre tácticas de juego. Las mujeres pueden ser profesionales, no ganar tan bien y ni siquiera tener la posibilidad de hablar sobre su profesión.
Agustina Vidal hace hincapié en esto, denunciando la romantización que se hace alrededor del fútbol femenino como si ahora todo estuviera resuelto. “Por ahí la jugadora está cobrando una miseria pero no lo dice porque tiene que agradecer salir en la tele”, dispara tajante. La lucha por la profesionalización del fútbol femenino sigue en pie, por salarios dignos, contratos firmes e incluso jugar en las mismas canchas que la liga masculina. Banalizarlo le resta importancia.
Los públicos y los consumos
Algunos programas deportivos parecen un programa de chimentos, pero edición masculina. Los paneles de varones que debaten sobre tarjetas rojas, mercado de pases y las parejas de los futbolistas son un show que se puede deconstruir.
“A la audiencia la podríamos acostumbrara a que hay otras formas de comunicar”, menciona Vivi Vila haciendo referencia a la euforia masculina que se refleja con gritos y estridencias en un estudio de televisión. El show que se pretende armar para captar a la audiencia también les sirve “para esquivar algunos temas”, pero no es que el público lo prefiera. Es posible hacer otro periodismo deportivo.
Antonella respeta a quienes solo opinan de fútbol, pero no lo comparte. Para ella, los comunicadores no pueden enfocarse solamente en lo que es el deporte, “debes tener un mensaje y una preocupación por otras causas.” El periodismo en todas sus ramas no es tan solo contar lo que pasa, hay un análisis detrás que aporta tanto a quienes lo llevan adelante como a quienes lo escuchan.
Hablar de los disturbios en la previa de un partido, como fue la final de la Libertadores entre Boca y River en 2018, también conlleva una responsabilidad. Los espacios que hablan sobre el fútbol deberían problematizar estas situaciones de violencia en lugar de incitar a que sucedan. La violencia en la rivalidad de los clásicos del fútbol argentino está motivada por el circo mediático. Cuando en lugar de festejar cómo un futbolista pateó a otro sin que el árbitro cobrara esto se denuncie, o se cubran responsablemente los incidentes como problemas estructurales del deporte, no solo habrá otro periodismo sino eventos más disfrutables.
Con el tratamiento del fútbol femenino sucede algo parecido. Agus cuenta que “le hace ruido” cuando una cobertura de fútbol femenino está hecha 100% por varones, porque cuando hablan de lucha y de igualdad, de las problemáticas de las jugadoras que también son madres, “¿desde qué lugar lo hacen?”. Son los hombres los directores de los medios que no contratan mujeres o que si lo hacen, no las mandan a cubrir los eventos, por lo que hay ciertas cosas que deben replantearse.
Los derechos que supieron conquistar
Las tres figuras femeninas de la nota han tenido un extenso recorrido que merece ser destacado, por su trascendencia y aportes para un periodismo deportivo (y un fútbol) que sea verdaderamente para todos y todas.
Viviana comentó la última copa del mundo, lo recuerda como “una de las cosas más fuertes, conmovedoras y exigentes que me ocurrieron en la vida”. Estuvo en Rusia, pasó por Estados Unidos y luego fue hacia Francia para cubrir el mundial de fútbol femenino de la mano de TeleMundo, una empresa norteamericana que la buscó por su experiencia. Del largo “y glorioso”, como dice ella, recorrido, destaca que su momento favorito fue comentando Croacia contra Nigeria: su debut mundialista.
Agustina es, además de relatora, parte de FutFemProf, lugar que inició como un espacio de lucha por la profesionalización del fútbol femenino y hoy es un medio multiplataforma donde trabajan cinco mujeres y dos varones. En el medio, tienen como bandera el fútbol feminista, disidente, federal y profesional, algo que la llena de orgullo. “Si vieran cómo trabajamos, con la dinámica, el profesionalismo, el compañerismo y el amor, estamos tirando todo lo que impuso el patriarcado”.
Antonella, por su parte, trabaja para dos grandes medios televisados: DirecTV Sports y TNT Sports. Considera que un sueño cumplido es haber hecho campo de juego, algo que creía imposible. De ahí que no tiene techo, ya que “siempre se puede ir por más.” Un claro ejemplo de esto es que está haciendo el curso de Director/a técnico/a, del cual le quedan unas horas prácticas. Por lo pronto no planea ejercer: ella lo que quiere es obtener nuevos conocimientos.
Si cada vez que las mujeres se proponen hacer algo, lo logran, es debido a su capacidad y ambición. El deporte no es un territorio meramente masculino: ni en la cancha, ni en la hinchada y mucho menos en el periodismo. Las nuevas formas de comunicar son consecuencia de los tiempos que se avecinan. Y si desde los medios no les dan el lugar, ya quedó demostrado que el lugar se lo van a hacer ellas.
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