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Mónica Puig: el sueño se hizo medalla dorada

La tenista se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016 ante todo pronóstico. Cumplió con el mayor sueño de su vida cuando pocos creían en ella y escribió una hazaña histórica para Puerto Rico.

“Para mí sería un sueño enorme ser parte del equipo olímpico de Puerto Rico, y poder estar en Río. Quiero sacar la medalla de Oro, esa es la meta” declaró Mónica Puig a finales del año pasado, cuando se preparaba para iniciar la pretemporada para 2016. Realmente, esas declaraciones tan ambiciosas generaron respuestas en el público y fueron risas. Nadie creía que ella podría lograr semejante logro. Por aquel entonces, la puertorriqueña se ubicaba en la posición N° 92 del ranking de la WTA y pese a no haber logrado títulos en el 2015 tenía muy claro que desde la incorporación de Juan Ignacio Todero, como su nuevo entrenador, su juego había mejorado notablemente.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿Dónde comenzó el camino de Mónica Puig hacia Río 2016? El recorrido a la medalla dorada fue largo, ya que todo inició en Wimbledon 2015. Prácticamente un año atrás. El entrenador argentino, Todero, comenzó a trabajar con Puig en julio de 2015 y en el Grand Slam sobre césped le preguntó cuáles eran sus metas para su carrera y la respuesta fue contundente: “Quiero ser la mejor jugadora que pueda, llegar a ser Top 10 y ganar una medalla olímpica, porque sería muy importante para mí y para mi país”. A partir de ahí, los resultados mejoraron notablemente y para demostrarlo tuvo un buen cierre de año, sin ningún resultado resonante pero con más confianza y algunas victorias que le permitieron mantenerse entre las mejores cien jugadoras del ranking, y entrar directamente al cuadro principal del Australian Open 2016. Recién comenzaba esta película, y definitivamente la tenista de San Juan siempre tuvo su gran sueño muy presente, pero jamás se imaginaba como se daría.

AFP PHOTO / JAVIER SORIANO
AFP PHOTO / JAVIER SORIANO

Mónica Puig realizó la pretemporada en Puerto Rico, cerca de sus afectos y con el calor de su isla. Para iniciar el 2016 compitió en Sydney. Allí aparecieron los resultados satisfactorios. Disputó la clasificación, y no sólo la superó sino que alcanzó la final donde fue derrotada por la experimentada rusa, Svetlana Kuzentsova. Fueron siete partidos los que ganó aquella semana para disputar su segunda final en la WTA (en el año 2014 ganó Estraburgo). El cambio en su juego, mucho más decidido y prolijo, la convirtió en una jugadora de mucha garra y ataque. A lo largo del año sumó resultados muy buenos como los cuartos de final en Praga, y las semifinales en Nottingham y en Eastbourne. Aterrizó en tierras brasileras la semana anterior al inicio de los Juegos Olímpicos para competir en el WTA de Florianópolis. Llegó a las semifinales y su ranking mejoró notablemente. De aquella posición 92 a finales del año pasado, llegó a Río de Janeiro como la N° 34 del ranking y con las aspiraciones muy marcadas de alcanzar esa medalla para su país. A lo largo de su historia olímpica, Puerto Rico había ganado 8 medallas, de las cuales ninguna fue de oro. Se hizo esperar pero finalmente llegó.

02-Monica-Puig-wins-gold-rio-olypmics-2016-billboard-1548El sorteo del cuadro para la jugadora puertorriqueña no significó mucho. Ella no era preclasificada y estaba mentalizada para afrontar todos los partidos. Ninguno sería fácil, estaba prohibido confiarse. Llegó el día de su debut olímpico, a los 22 años. En la primer ronda superó a Polona Hercog. Luego la dificultad subió pero no tuvo inconvenientes para derrotar a Anastasia Pavlyucehnkova. La primera gran prueba llegó en la tercer ronda donde debía enfrentar a la actual ganadora de Roland Garros, Garbiñe Muguruza. Puig derrotó fácilmente a la representante de España cediendo únicamente dos juegos. En cuartos de final, se cruzó en un duelo inesperado ante Laura Siegemund, y tampoco tuvo problemas en eliminarla con otro contundente doble 6-1. Hasta aquí todo fue impecable, nada podía ser mejor. No había perdido ni un sólo set.

En semifinales, la medalla para su país estaba muy cerca y empezaron a aparecer esos fantasmas tan comunes en el tenis que hacen perder un poco de confianza cuando se acerca un posible final del partido. Su rival fue la checa Petra Kvitova, dos veces ganadora de Wimbledon y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Luego de ganar el primer set del encuentro, sufrió tal vez su primera y única desconexión durante este camino a la gloria, ya que Kvitova se quedó sin ninguna complicación con el segundo set por 6-1. Sí, muchos la daban por perdida para ese tercer set, y nuevamente les cerró la boca. Salió a jugar el set con toda la garra que la caracteriza y logró llevárselo para meterse en esa gran final.

La gloria estaba a un paso, su máximo sueño estaba tan cerca que revolucionó a su país y a todas las redes sociales. Tenía prácticamente el apoyo de todos para enfrentar a la N° 2 del mundo y ganadora del último Australian Open, Angelique Kerber. Por suerte, ella no perdió el enfoque y no se conformó con una posible medalla plateada. Tenía la convicción de que podía ganar esa primer medalla dorada para Puerto Rico, y así fue. Un partido para nada fácil, dos primeros sets muy apretados donde Puig ganó el primero 6-4, y Kerber ganó el segundo por el mismo marcador. El set definitivo fue un espectáculo para la nacida en San Juan, un par de quiebres la colocaron 5-0. La alemana mantuvo con suspenso y le traspasó toda la responsabilidad a su rival. La boricua sintió ese deber de cerrar el partido, y así superó seis oportunidades de quiebre de su rival y se llenó de gloria en el cuarto punto de partido. Explotó el llanto y la alegría en un festejo inolvidable en el Court Central.

Mónica Puig cumplió con su máximo sueño, aquel que siempre deseó con todo su corazón y que parecía inalcanzable para todos, menos para ella. Se subió a lo más alto del podio y el himno de Puerto Rico sonó por primera vez en un Juego Olímpico. Se transformó en la primer mujer puertorriqueña en ganar una medalla olímpica, y demostró al mundo entero que el esfuerzo es el mejor camino al éxito, que todo se puede cumplir si uno supera las adversidades que se le cruzan.

Sus primeras palabras en la rueda de prensa dejaron todo muy claro: “Es increíble. Estoy muy contenta. Voy a representar a mi país hasta que me muera. ¡Viva Latinoamérica!“. En la pequeña isla todo fue algarabía y los problemas sociales o políticos quedaron de lado para que todos unidos disfrutaran del momento único que jamás habían vivido. Su triunfo ya inspiró murales y canciones en su homenaje, y seguramente llevará a que muchos pequeños se inicien en el Tenis y sueñen con representar a su país como lo hizo ella. Pronto volverá al país que la vio nacer para celebrar con todos los que siempre la apoyaron e hicieron fuerza por ella. A partir de ahora, irá en busca de nuevas metas, porque su carrera recién empieza, y a partir de Río 2016 Mónica Puig será una jugadora de temer para todas sus rivales.

Por Nicolás Lafuente (@NicoLafuente15)