Su renuncia sacudió tanto o más que otra derrota en una final. Es que el hartazgo, por la falta de títulos y el detrás de escena de AFA, de Lionel Messi fue el llamado de atención que se necesitó para declarar el estado de emergencia, que hace tiempo se vive en el fútbol argentino. Las deudas, la acefalía y a su vez la lucha dirigencial por el poder, la falta de estructura y de ideas claras en las Juveniles y la Mayor, son cuestiones visibles que perjudican y molestan tanto a Leo, como a todos los futboleros.
“Pensé seriamente en dejarlo, pero amo demasiado a mi país y a esta camiseta”, sentenció la Pulga en un comunicado oficial, anticipando que seguirá en la Selección y estará en la primera convocatoria de Edgardo Bauza, tras haberse reunido con el flamante entrenador. Su continuidad es un voto de confianza hacia el Patón aunque, según explicaron diversas fuentes a RNB, el 10 pidió perfil bajo de acá en más y en todo. Por ejemplo, frenó la conferencia de prensa que se intentó hacer para anunciar su “regreso”.
También le marcó la cancha a la Comisión Normalizadora y a quienes asuman posteriormente: “Hay que arreglar muchas cosas de nuestro fútbol, pero prefiero hacerlo desde adentro y no criticando desde fuera”. Clarito: seguirá muy de cerca lo que suceda en AFA, aunque su principal labor será la de clasificar a Argentina para el Mundial de Rusia 2018. Por eso, estará el jueves 1 de septiembre ante Uruguay y luego el martes 6 en la visita a Venezuela. Estará Messi, habrá lío, es la mejor noticia.
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