Otra vez los grandes volvieron a ganar: la Superliga ya es un hecho. Tras varias idas y vueltas, de postergaciones, cuartos intermedios y cambios en el estatuto, se aprobó la creación de esta nueva estructura por un amplio margen de 70 votos a favor y solo uno en contra, el del presidente de la Liga Rosarina de Fútbol, Mario Giammaría, quien criticó duramente la decisión de los dirigentes, a quienes acusó de “no haber leído en su totalidad el nuevo estatuto”.
Para entender a dónde quisieron llegar con la Superliga, primero se debe destacar el porqué de su creación que es, básicamente, el dinero. Esta nueva estructuración permitirá, según los dirigentes de los clubes grandes quienes impulsaron esta modalidad, percibir mayores ingresos de la televisación, una vez que se acabe el contrato con Fútbol Para Todos, en 2019. Ya hubo contactos en su momento, a la hora de preparar el estatuto y de idear como se desarrollaría la Superliga, ya que de ahora en más será esta quien maneje el dinero de la televisación, con distintas compañías, entre ellas Clarín, DirecTV, AT&T e IMG, pero quién presentó la oferta más concreta fue la empresa estadounidense Turner, que ofreció 3.000 millones de pesos. Se dice que esta oferta será evaluada en algunos días por los representantes más destacados de la Superliga – los presidentes de Boca, Independiente y Barracas Central, Daniel Angelici, Hugo Moyano y Claudio Tapia, el presidente del Consejo Federal, Pablo Troviggino y el vicepresidente de Nueva Chicago y presidente de la B Nacional, Daniel Ferreiro– en conjunto con representantes del Gobierno Nacional, que son Fernando de Andreis, Secretario General de la Presidencia, y el empresario Fernando Marín, responsable del FPT.
El cambio más sustancial vendrá también desde el lado del dinero, ya que en el próximo reparto de FPT, en el cual se llegará a la cifra de 2.500 millones de pesos provenientes del Estado, los porcentajes cambiarán. Descontados los impuestos, la cifra será cercana a los 2.400 millones de los cuales River y Boca son los que verán la mayor cantidad, ya que se llevarán cada uno 98 millones. Independiente, San Lorenzo, Racing y Vélez cobrarán un poco menos, 75 millones cada uno, mientras que el resto de la Primera División, se llevarán 55 millones cada uno. En total, la Primera verá el 78% del total del dinero que dispondrá el Gobierno, mientras que la B Nacional percibirá el 12% a lo que se le suman 80 millones de pesos anuales de la empresa Torneos, quien da la televisación, y 72 millones de pesos del fondo solidario que aporta la Primera. Un 8% restante se dividirá la B Metropolitana (que además mantendrá 40 millones por la televisación), Primera C y D y el Consejo Federal. El restante 2% será para gastos generales de la competencia.
En cuanto a lo futbolístico, prácticamente no cambia nada. El formato se mantendrá como hace unos años, desde julio a junio, adecuándose así al calendario europeo. El torneo comenzará el fin de semana del 19 de agosto, para que no salgan perjudicados los clubes que aportaron jugadores a los Juegos Olímpicos, y tendrá 30 fechas de todos contra todos, solo una vuelta y con la fecha de clásicos que se repetirá como lo viene haciendo hace un año y medio. Se prevé que el torneo se corte a mediados de diciembre y se reanude el primer fin de semana de febrero. En cuanto a los descensos, bajarán los cuatro peores promedios de la categoría, para darle lugar a los dos ascendidos que tendrá la B Nacional, para así quedar en 28 y llegar, a 2020, cuando comenzará a funcionar al 100% la Superliga, a los 22 equipos. Por el lado de la segunda categoría, habrá los ya mencionados dos ascensos, y descenderán los cuatro peores promedios, ya sea a la B Metropolitana o al Federal A dependiendo la afiliación de cada club y de esas dos categorías, subirán dos equipos por cada una.
Con la Superliga se debe crear ahora un nuevo Consejo Directivo, que estará compuesto por 18 miembros, 12 integrantes de Primera y seis de la B Nacional. El Consejo debe ser comandado por un presidente y el nombre que más rápido se extendió fue el del empresario Marcelo Tinelli, aunque para eso, deberá renunciar a su cargo como vicepresidente de San Lorenzo, ya que el estatuto prohíbe candidatos que ocupen cargos en instituciones ligados directa o indirectamente a AFA. Además, se estableció que este mandato será cada cuatro años y con reelecciones indefinidas.
Desde la FIFA, sin embargo, pueden llegar a poner palos en la rueda a este cambio. Es que en el borrador del estatuto, el máximo organismo del fútbol mundial subrayó trece objeciones que se deberán cambiar en los próximos días para su aceptación, y una vez arreglado, se deberá presentar en la Inspección General de Justicia, ente que deberá aprobarlo. Entre las objeciones planteadas más destacadas por FIFA y en donde deberá hacerse más hincapié es en: la reelección indefinida del presidente; la constitución de los órganos del gobierno y la conformación del tribunal de disciplina dependiente del presidente de la Superliga.
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