A Matías Lámmens y Marcelo Tinelli no les hizo falta ponerle un puntaje a sus tareas como presidente y vice Cuervos: el 88% de votos que consiguieron sobre 12.087 electores dice mucho más que cualquier autocalificación. De todos modos, vale repasar cómo este binomio y sus colaboradores consiguieron refundar el club y que sus hinchas quieran sacarse fotos con ellos.
La llegada oficial se produjo el 1° de septiembre de 2012, tras el casi descenso dos meses atrás y una crisis institucional que dejó al cuadro sin presidente. A pesar de un no menor rechazo a la figura de Tinelli por su participación en la gestión de Rafael Savino, el voto de los socios llevó a la incipiente pareja a terminar con el ciclo que debía concluir Carlos Abdo en diciembre de 2013. No les esperaba una tarea sencilla: San Lorenzo tenía sólo ocho jugadores profesionales propios, la tribuna visitante rota por un tornado, eran habituales los paros de empleados y al equipo se le venía una nueva temporada con un promedio flaco.
Estos problemas y otros tantos debían solucionarse con una economía en llamas: el club estaba en concurso de acreedores (una instancia muy cercana a la quiebra), perdía $12 millones de pesos por año sólo en intereses por cambio de cheques y tenía un pasivo de $234 millones, que no llegaba a pagarse ni vendiendo todos los activos del club (lo que se conoce como patrimonio neto negativo). A esto se le sumaba una deuda con el plantel de $15 millones que tuvo que cancelarse con dinero de la dupla presidencial.
La Comisión Directiva entrante entendió que San Lorenzo tenía espalda para salir del pozo y convertirse en un club que subsistiera como asociación sin fines de lucro. Su estrategia principal se basó en una intensa campaña de captación de socios, que pasaron de una cifra menor a 25 mil a casi 68 mil que actualmente están sin morosidad. Esto representa que al día de hoy casi el 50% de los ingresos ordinarios del club lleguen por cuota social y que el funcionamiento genere más ingresos que egresos. Además, es pertinente destacar que la gran mayoría de estos nuevos afiliados se sumó previo a los conocidos logros deportivos.
El resurgimiento institucional se dio rápidamente y la mano de la dirigencia se notaba, al punto que la dupla Lámmens-Tinelli arrasó en las urnas en diciembre de 2013 y legitimó un trabajo que tuvo su premio futbolístico un día después, cuando el Ciclón empató en cancha de Vélez y se consagró en el Inicial 2013. El nuevo escenario institucional llevó a que el Matador, desde aquel partido en Liniers hasta hoy, esté por jugar su cuarta Libertadores consecutiva y disputara finales todos los semestres.
La primera de esas finales que siguieron fue nada menos que la Copa Libertadores, un título que hubiera prestigiado hasta al peor de los presidentes y que continuó revalidando un trabajo consciente e incesante. Se acabaron los paros de empleados, comenzaron las obras en el club y San Lorenzo dejó de ser un equipo al que los jugadores querían evitar para transformarse en una opción atractiva.
El punto más controvertido que vivió la actual dirigencia se dio con la Vuelta a Boedo. Lámmens y Tinelli ya eran dirigentes cuando se aprobó en la Legislatura porteña el Proyecto de Restitución Histórica en noviembre de 2012, pero no se vio de parte del club el mismo entusiasmo en potenciar este costado como lo fue, por ejemplo, con la captación de socios. Los stands para la adquisición de metros cuadrados y la difusión de los avances en la disputa siguieron siendo siempre la carta de la Subcomisión del Hincha, que en todo momento le remarcó al oficialismo el hermetismo en las reuniones con Carrefour, la dilatación de los avances y la falta de incentivación al socio respecto al tema.
Sobre este aspecto, el propio Lámmens se encargó de decir, hace sólo una semana, que el bajo perfil correspondía a una estrategia política y a una claúsula de confidencialidad acordada con el hipermercado. Sólo en el riñón interno del asunto saben si esto es así o no y si realmente trajo alguna ventaja. Lo cierto es que un día después de aquella declaración del pope Cuervo se logró el avance más importante después de la aprobación de la ley: la firma del boleto de compraventa de los terrenos. En la foto histórica, nuevamente, salió el binomio de mandamases como el gran ganador, quien además tiene más espalda para bancar su aporte a esta lucha: el flamante polideportivo en Boedo se construyó con recursos genuinos del club, algo difícil de pensar que San Lorenzo generaría antes de la llegada de la Comisión Directiva en cuestión.
Más allá de los logros del primer equipo de fútbol, del ahora sí gran avance respecto a la Vuelta a Boedo y del incesante mensaje de Lámmens de haber logrado ser un club superavitario sin necesidad de transferir futbolistas al exterior, hubo otros motivos para que la dupla La-Ti alcanzara la cifra récord del sábado. El Ciclón recuperó, y de qué manera, protagonismo en los deportes federados: fue bicampeón en vóley femenino, tiene en sus filas al capitán de la Selección Argentina de Futsal recientemente campeona mundial y compró una plaza para el regreso del club a la Liga Nacional de Básquet, un reencuentro que consagró al Azulgrana en la categoría y lo llevó a disputar el primer partido de un equipo argentino ante una franquicia de NBA (vs Toronto Raptors). Todo esto sumado a los títulos en divisiones inferiores en fútbol, el de la Reserva tras 16 años y obras en la Ciudad Deportiva por $90 millones que, en palabras del presidente, fueron realizadas con recursos de la institución.
En el borrador de los asuntos pendientes quedó una mayor promoción de juveniles, algo que se logró en la era Pizzi y reapareció con la llegada de Aguirre, pero que casi no se vio en los períodos de Bauza y Guede. Es un déficit que la dirigencia asumió implícitamente contratando a Hugo Tocalli, porque aunque San Lorenzo le debe mucho a este plantel necesita bajar el promedio de edad del mismo. Para entender mejor esto vuelva a ver la final ante Lanús en el Monumental.
El Ciclón está, como lo dijo su presidente, en el mejor momento de su historia. Los socios le dieron en una cifra récord su agradecimiento y confianza para seguir, sabiendo que por el cambio de estatuto será su último ciclo en el club. Les quedará formar una clase dirigente que los reemplace, seguir avanzando con el regreso al barrio y hacer su parte para que el protagonismo sostenido del equipo de fútbol se traduzca en más logros (San Lorenzo perdió seis de las nueve finales que jugó). Este objetivo les llega en un momento impensado cuando asumieron en 2012: el club estabilizó sus números, recuperó su rol social y encontró elogios de todo el entorno. Aquella vez el Matador se salvó del descenso de forma increíble; hoy, el milagro lo hicieron ellos.
Comentarios