Cómo le cuesta la Libertadores al Ciclón, aunque está claro que la gran complicación en esta edición no surgió en su último partido: ante más de 2600 metros de altura, las chances de sumar, casi siempre, son pocas. La espina le queda porque estuvo a ocho minutos de un triunfo valiosísimo, pero el equipo de Pablo Guede dilapidó sus chances jugando en casa. Tanto en el 1-1 con Toluca, donde no jugó bien y planteó mal el partido, como en la igualdad con Gremio, cuando tras un gran encuentro regaló dos puntos por un error en la salida en el último minuto.
Para San Lorenzo, la Primera Ronda de este torneo es siempre un obstáculo: lo fue incluso en el 2014, cuando pudo alzar el título luego de pasar a octavos con muchísimo sufrimiento. Tras la consagración de ese año parecía que el karma se había ido, pero las dos ediciones siguientes demostraron que no. Es cierto que, en ambas, al Matador le tocaron los dos grupos más competitivos, pero otra vez volvió a quedarse con las manos vacías.
Toda esta impotencia del Santo en la Libertadores no es nueva. De las últimas diez ediciones que jugó, sólo pasó de fase en las de 1996, 2008 y 2014, cuando venía de ser campeón en el torneo local el año anterior. Y desde hace rato viene necesitando “milagros” para llegar con chances al último partido de la zona: en el 2008 tuvo que remontar un 0-2 en la altura de Potosí y en 2014, tras perder dos puntos en la última jugada en Quito (nuevamente en la altura), tuvo que ganarle a Botafogo y esperar un resultado increíble en Chile.
Sólo en el 96 pudo clasificar con tranquilidad, cuando compartió el grupo con River, quien después lo eliminara en Cuartos de Final y fuera campeón, y Minervén y Caracas de Venezuela. Ni aquella vez ni en las otras nueve que jugó hasta hoy pudo ganar sus tres partidos de local. En el 2001 jugó un aceptable torneo pero quedó afuera por diferencia de gol, mientras que en el 2005 marcó un solo gol en los seis partidos del grupo. En el 2000, 2002 y 2015 tuvo que conformarse con el tercer puesto. Y no siempre hubo “grupo de la muerte”.
Más allá de las serias dificultades del Ciclón en este certamen, hubo partidos que hacían pensar que en México se podía dar la epopeya. La copa del 2008, cuando el equipo de Ramón se vistió de héroe en Potosí y en el Monumental con dos jugadores menos, o incluso en Quito también en inferioridad numérica y teniendo que remontar un 1-0, alimentaban ese sueño. La edición de 2014 revalidó para siempre esa condición tras una clasificación que se había visto muy complicada. Y el año pasado, incluso, tras un gran triunfo como local ante San Pablo en un partido en el que no pasaba nada.
Pero no, no hubo milagro. San Lorenzo jugó muy mal el primer tiempo pero se fue al entretiempo 1-0 arriba. Sin embargo, tras un segundo tiempo donde se plantó mucho mejor, Toluca le arruinó la épica con un gol con la nuca. Minutos más tarde le dió el tiro del final, con el equipo totalmente jugado en ataque. Y por si fuera poco, Gremio sacó tres puntos impensados en Quito y lo dejó nocaut aun a falta de un partido Así podría resumirse la suerte azulgrana en una copa que los Cuervos creyeron que iban a dejar de odiar, pero ella sigue tan histérica como nunca.
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