Benalmádena, un paradisíaco pueblo costero de Málaga, al sur de Andalucía, que no supera los 70.000 habitantes, fue el punto de partida de una de las promesas del fútbol español de los últimos años. Un talento que rápidamente fue captado por los grandes de ese país, pero que forjó su propia historia. La que empezó en un club local, el Atlético Benamiel, que hoy lleva su nombre en su estadio: Francisco Alarcón “Isco“.
En 2006, Valencia se anticipó y fichó a un chaval de 14 años, que hacía maravillas con la pelota y que casualmente tenía Román de segundo nombre, como si el espíritu de Riquelme estuviese en él. Isco escaló: de inferiores al filial y luego debutó en 2010, con 18, en el equipo que entonces dirigía Unai Emery, hoy DT de Neymar en PSG. Con él y la dirigencia che conflictuó y terminó regresando por el valor de su cláusula de salida al gran equipo de su provincia.
En Málaga vivió dos temporadas intensas. Con el chileno Manuel Pellegrini y una inversión millonaria catarí, se forjó un gran equipo (Kameni, Demichelis, Toulalan, Joaquín, Julio Baptista, Saviola, entre otros). Primero, clasificaron inéditamente a la Champions League y, al año siguiente, alcanzaron los Cuartos de Final, donde cayeron ante el Dortmund alemán.
Sus actuaciones le valieron el reconocimiento Golden Boy 2012, una especie de Balón de Oro junior. Y también atrajeron al Real Madrid que pagó 30 millones de euros por él. El resto es historia conocida: tres Orejonas, dos Mundiales de Clubes, una Liga y una Copa del Rey. Aunque no todo era perfecto para Isco. No tenía el puesto asegurado, alternaba, ingresaba desde el banco. En el medio, Barcelona lo quiso. Como cuando era juvenil, amagó a pagar su cláusula. Que tuviese un perro llamado Messi encendió aún más la polémica de un posible traspaso.
Finalmente se quedó en la Casa Blanca, y en la temporada 2016/17 se consagró. Empezó a complicar el armado del 11 a Zinedine Zidane y terminó dentro a fuerza de fútbol. Introdujo el juego de posición y pases al equipo blanco, netamente vertiginoso e individualista. A su vez, se ganó un apodo significativo como “Magia”, designado por referentes como Iker Casillas y Sergio Ramos.
Su brillo en la Selección de España empezó a notarse hace poco, aunque formó parte de todas los combinados juveniles. Quedó fuera de los citados para Brasil 2014, donde la Roja quedó eliminada en primera ronda. Desde entonces, Isco encabezó la renovación de un plantel que aspira a volver a ser en Rusia 2018. Renovación también obtuvo en Madrid, donde estará hasta los 30 años (2022). Magia no tiene techo.
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