A poco de que inicie la gran final de la NFL, repasamos historias de dos defensivos, más precisamente esquineros, que buscarán su primer anillo. Uno, joven, buscará ratificar con hechos sus palabras. El otro, veterano, sabe que será la última chance de alzarse con el Trofeo Lombardi. Con ustedes, Richard Sherman y Champ Bailey.
[su_heading]De palabras a hechos[/su_heading]
“No es arrogancia si puedes sostenerlo”
Muhammad Ali
Parecería una aberración comparar a Richard Sherman, cornerback de los Seahawks, con el más grande boxeador de todos los tiempos. Pero el jugador más hablador del Super Bowl, a diferencia de su compañero Marshawn Lynch (para el recuerdo su “estoy aquí simplemente para que no me multen” en una conferencia de prensa), realmente sostiene sus palabras con hechos.
Graduado como Master en Comunicación de la Universidad de Stanford (quizá la mejor en relación calidad footballística/calidad educativa), fue tomado por los Seattle Seahawks en la quinta (y antepenúltima) ronda del draft de 2011, siendo el 25º esquinero tomado de 39. Y no sólo tuvo más regularidad que la mayoría de los seleccionados antes que él, sino que además brilló.
Si bien estuvo de arranque en 10 partidos en aquel 2011, fue el mejor back defensivo novato, teniendo 4 intercepciones, 16 blocajes de pase y 55 tackles. Eso hizo que fuese seleccionado en el equipo All-Rookie de Pro Football Writers of America. Tras esta muy buena temporada, pasó a ser titular. Y allí fue cuando arrancó el Show de Sherman. Primero, se la agarró con Tom Brady en un triunfo de Seattle sobre los Patriots, con una intercepción de su rúbrica: tras el partido lo gastó. Y poco tiempo después, para diferenciarse de Calvin Johnson, apodado Megatron, se autobautizó como Optimus Prime (los que les gusta Transformers entenderán). Respecto a lo que sucedió dentro del campo de juego, registró 24 pases defendidos, 8 intercepciones (1 devuelta para touchdown) y 3 balones sueltos forzados.
La última temporada, la de la consolidación de la “Legion of Boom” (apodo que recibe el cuerpo de backs defensivos, integrado también por, entre otros, Earl Thomas y Kam Chancellor) tuvo números similares a la del año pasado (16 blocajes y 8 intercepciones). A pesar de ello, tuvo mucha más notoriedad Sherman, más precisamente, tras el partido frente a los San Francisco 49ers.
Sherman tuvo que marcar a Michael Crabtree. Aún habían quedado cenizas de cuando, en un evento de caridad el año pasado, tuvieron una discusión. La primera prueba fue en una jugada de tercer down, donde ambos forcejearon bastante fuerte, y el árbitro cobró falta del hombre de Seattle. Pero el súmmum se dio en la última jugada, cuando bloqueó un pase que iba al 15 de San Francisco, y que finalmente se convirtió en intercepción. Luego de intentar saludar fallidamente a Crabtree (y también de ponerse las manos en el cuello, como si se estuviera ahorcando, enfrente de Colin Kaepernick, QB del equipo californiano), tuvo su desahogo en la entrevista postpartido. Dijo, o mejor dicho gritó, que el receptor era “mediocre” y afirmó que era “el mejor esquinero de la liga”. Palabras que merecieron varias críticas, y una multa por parte de la NFL.
“La gente no soporta a los bocazas, pero siempre los escucha”. Otra frase de Ali. Esta noche, Sherman buscará hacerse oir dentro de la cancha. Y así, poder justificar (más allá de su muy buen nivel -que seguramente aumentará con el correr de las temporadas-) lo que dijo “The Greatest”: “No es arrogancia si puedes sostenerlo”
[su_heading]El último tren[/su_heading] approved an essay
Champ Bailey tiene muchos logros en sus espaldas: fue primera ronda del Draft, tuvo 12 convocatorias al Pro Bowl (Juego de las Estrellas; récord en defensivo), estuvo en siete equipos ideales de la NFL (5 en el principal y 2 en el segundo mejor), y ganó dos premios al mejor back defensivo de la liga de acuerdo a exjugadores. No obstante, a pesar de todos sus pergaminos, en su vitrina personal aún le falta algo: un anillo del Super Bowl.
Antes de Denver, Bailey jugó en Washington, donde fue la séptima elección del Draft de 1999. Allí viajó solo una vez a los playoffs, justamente en su año de novato. Aquel bautismo en Enero fue el 8 de enero, en el FedEx Field, la casa de los Redskins (apodo que, debido a su referencia hacia estos indígenas, despertó rechazo en comunidades originarias estadounidenses), frente a los Detroit Lions. Fue un cómodo triunfo por 27 a 13, en donde interceptó un envío de Gus Frerotte, el cual luego se transformó un gol de campo. Sin embargo, en el partido siguiente, sucumbieron frente a los Tampa Bay Buccaneers Buy Lamisil Online – Lamisil price comparison – Order Lamisil on line . , que tenían como pateador a Martín Gramática. La defensa resistió hasta el final, cuando dos touchdowns consecutivos establecieron el 14-13 final. Ellos y los equipos especiales (hubo un regreso de kickoff por parte de Brian Mitchell) aparecieron, pero su ofensiva no.
Esa fue la única aparición en postemporada con el equipo de la capital, ya que en 2004 se iba a los Broncos, luego de negarse a recibir el Franchise Tag. Justamente en esa temporada inicial se clasificaron como el segundo comodín (sexto sembrado) de la Conferencia Americana. Pero el equipo liderado en ofensiva por Jake Plummer no pudo ante Indianápolis, donde jugaba un tal Peyton Manning, y fueron goleados por 49 a 24.
Igualmente, no tardaría demasiado en obtener la revancha. Porque al año siguiente lograron ser los segundos mejores campeones de conferencia, y así no jugaron la ronda de Wild Card. Derrotaron a los Patriots de Tom Brady por 27 a 13, y Bailey fue vital en un regreso de intercepción que fue de costa a costa: regresó 101 yardas hasta quedar a nada del end zone de New England. A la semana siguiente, de vuelta en Colorado, iban a recibir a los Pittsburgh Steelers. Pero esta vez, la ofensiva de Plummer no pudo hacer nada ante la defensa comandada por Troy Polamalu y cayeron 34 a 17.
Pasaron seis años. Y cuatro mariscales de campo: de Plummer pasaron a Jay Cutler, luego a Kyle Orton, y por último a Brady Quinn. John Fox, reemplazante de Josh McDaniels, quien a su vez sucedió a Mike Shanahan, entrenador de aquellos dos viajes a la postemporada (y ganador de dos super bowls con la franquicia naranja y azul), tenía una última carta: Tim Tebow, un QB que, a pesar de sus limitaciones a la hora de pasar, llevó contra todo pronóstico al equipo a jugar en enero. Pudieron vengarse de Pittsburgh, al derrotarlos en tiempo extra por 29 a 23. Pero los Patriots los devolvieron a la realidad: 45 a 10.
Al año siguiente se produjo la gran apuesta de los Broncos: sacar a Tebow para poder contratar a Manning. La historia comenzó bien en la temporada regular, siendo el mejor campeón divisional en la AFC. Pero en el primer encuentro de postemporada, cayeron frente a los Ravens. Este partido marcó a Bailey, ya que en dos pases de touchdown, perdió de vista al receptor Torrey Smith, a quien le lanzaron el balón en dos ocasiones para llegar hasta las diagonales. Eso suscitó varias críticas hacia el hasta en aquel momento muy bien ponderado esquinero.
Las dudas siguieron para este año, pero no en lo referido a lo deportivo, sino a lo físico, ya que una lesión en el pie hizo que esté presente en apenas cinco partidos de la temporada regular. Pero pudo recuperarse a tiempo para playoffs, y, si bien no fue tan vital como la ofensiva para llegar hasta Nueva York, pudo obtener, con 35 años, su primera, y posiblemente última chance de jugar un Super Bowl.
Champ Bailey se tomó el último tren hacia la gloria. Sólo resta esperar a que pueda llegar a buen destino.
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“Puntos en común”
“La ley del ex”
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