Ball

Haceme bollito

El libro del momento. El fútbol contado de otra forma, desde la óptica de los propios jugadores, en palabras y sensaciones plasmadas en papel. No podemos dejar de recomendarlo.

Que esto lo tendría que haber escrito hace semanas. Que ya no es noticia. Que estoy siendo autorreferencial. Que me importan poco las tres oraciones anteriores. Pienso: “no jodan, no molesten, no rompan”. Eso: “no rompan”, sean “Pelota de Papel”. Sean este libro escrito por futbolistas, directores técnicos y periodistas; dibujado por artistas y con la participación de varios prologuistas.pelota papel 2

Invítense a leer estos cuentos llenos de “-istas” y sueños colectivos. Súbanse entonces a un colectivo de ensueño: que frena en todas las paradas, que te cobra un pasaje para que lo recaudado sea destinado a actividades solidarias y que nunca demora, ya que se amolda a tus tiempos. Lo más probable es que no viajes sentado, pero qué importa. Jugar con estos autores con la cola en un asiento resulta casi imposible.

pelota de papel 1De sueños, aventuras, nostalgias y caprichos puede tratarse el material, que comenzó como un proyecto ambicioso con afán de locura en las mentes y sensibilidades de Sebastián Domínguez, Agustín Lucas y Jorge Cazulo, que además transitó el camino de la producción a cargo del periodista Juanky Jurado, y que finalmente desembocó en la ruptura de uno o varios prejuicios, pero principalmente en el que dice: “En los futbolistas escasea la virtud literaria” –por expresarlo de manera suave-.

En párrafos anteriores quizá soné un poco autoritario al utilizar palabras como invítense o súbanse. Eran tan solo comienzos de consejos simples que me animé a dar. Y acá les dejo otro: seamos más humanos. ¿Cómo? Preguntando antes de suponer. Porque el corazón del prejuzgado no entiende de prejuicios. Y créanme que lastiman.

Tal vez, “Pelota de papel” apareció para sanar de a poco esas heridas del alma, que dicen son las más difíciles de curar. Por eso se me ocurre que escribamos en una hoja en blanco todos los prejuicios que hemos y nos han “brindado”. Transformemos ese papel en pelota, juguemos con ella, llenémonos el empeine, procuremos que se colme de mugre y de que cada presunción hecha tinta se vaya borrando con cada pase, pisadita y gol que consigamos. Y por sobre todas las cuestiones de la vida, aprovechemos ese momento, y roguemos no cuidar ese bollito de papel para el próximo recreo. Pues, siempre existirán otras hojas en blanco, para soñar despiertos, una nueva historia.

Por Rodrigo Fernández