Tras atravesar una rotura de ligamentos cruzados en su rodilla derecha hace poco más de un año, Christian Gomez cumplirá 42 años en noviembre y lo hará aún en actividad. Es sin dudas el máximo prócer de la República de Mataderos, sin importar los múltiples descensos que sufrió defendiendo la camiseta de Nueva Chicago, siendo el último de ellos, a fin del año pasado. Con 365 partidos jugados y 92 goles marcados, Gomito debutó con la verdinegra en 1992, cuando tenía tan solo 17 años, y es el jugador con más presencias en la historia del Torito, así como también el más ganador, con cuatro ascensos en el lomo.
Con 37 años, luego de siete temporadas en la MLS de Estados Unidos, decidió regresar al club que lo formó como futbolista, su verdadero lugar en el mundo. Volvió para rescatar a un Chicago qué, por ese entonces, languidecía en una dificilísima B Metropolitana, con la misión de lograr el postergado ascenso al Nacional B y, por qué no, soñar con la vuelta a Primera. Nadie habría imaginado todo lo que el verdinegro lograría a partir de su retorno, nadie menos él: Gomito lo soñó, y lo cumplió, formando parte de dos ascensos en un año y medio.
Previamente, en 2012, se dió un duelo histórico con Chacarita, con penal atajado por Daniel Monllor en el último minuto en San Martín, con festejo en falso del DT rival Pasini incluido, que determinó el descenso del Funebrero y la propia permanencia en la BN, aunque no por mucho tiempo. El 10 no se quedó con ese trago amargo luego de volver a bajar a la tercera categoría al año siguiente. La recompensa llegaría a mitad de 2014, bajo la conducción de Pablo Guede, el Verdinegro recuperó rápidamente su lugar en el Nacional B, al consagrarse campeón de la B Metro en un triunfo 1 a 0 frente a Colegiales, con un tiro libre de antología de Gómez.
Seis meses más tarde, en Diciembre del mismo año,y mediante un atípico Nacional B que otorgaba diez ascensos, Gomito, quién en una recordada final de 2001 vs Instituto en Córdoba ya había logrado un ascenso a Primera, se volvía a dar el gusto en la tierra del cuarteto y el fernet. Otra vez, con un gol suyo, sellaba un nuevo regreso del Torito a primera división, tras ganarle 1 a 0 a Gimnasia de Jujuy, en la final del triangular por el último de los 10 ascensos.
Después de aquel 2014 inolvidable, la temporada 2015 en la máxima división fue una pesadilla para todo Chicago. Nunca pudo recuperarse de la piña de nocaut que significó la pérdida de su ídolo por lesión, y ni siquiera su regreso en tiempo récord fue suficiente para evitar un descenso prácticamente inexorable, debido a una racha de muchísimas derrotas y de meses sin poder ganar siquiera un encuentro.
Pero “A Chicago no se lo da por vencido, ni aún vencido”, dice una frase que circula por el barrio, y el ídolo no escapa a esa regla. En la presente temporada de la B Nacional, Gomito entrega, como siempre, corazón, cuerpo y alma. Llega primero y se retira último de cada entrenamiento, como si se tratara de sus primeros años en la profesión. Hace trabajos diferenciados para fortalecer y mejorar, cada vez más, su rodilla operada, y es la voz de referencia, y el ejemplo a seguir de todo un plantel verdinegro, conformado prácticamente en su totalidad por juveniles provenientes, al igual que él, de las inferiores del Torito.
¿Qué es lo que hace que Christian Gómez siga jugando profesionalmente, a los 41 años? Sin dudas, el amor por sus colores, y por el fútbol. Ese compromiso con el qué, a su edad, corre cada pelota como si fuera la última. Esa voluntad con la que se exige al máximo, en un pique al vacío, para ser opción de pase. Pero sobre todo, esas ganas de seguir soñando. Recién en la tercera fecha del torneo, frente a Atlético Paraná, Gomito ingresó desde el banco de suplentes por primera vez en el campeonato. Bastaron unos pocos minutos para darse cuenta de que la magia sigue intacta. En la fecha 10, frente a Brown de Adrogué en Mataderos, el 10 volvió a la titularidad y, más allá del presente irregular que atraviesa el Torito, no volvió a salir del once inicial. El 29 de abril pasado, en la victoria como local 6-4 frente a Villa Dálmine, el ídolo volvió al gol. Un año y cuatro meses tuvo que esperar La República de Mataderos, para volver a gritar un gol de su prócer.
Con su regreso a las canchas, no solo vuelve el portador de ilusiones de todo Chicago, el capitán y la bandera, sino que vuelve un jugador de los que, lamentablemente, quedan cada vez menos. Vuelve un verdadero señor 10, y con él, la pausa, el cambio de ritmo, los pases precisos, y esa calidad inconfundible a la hora de llevar, manejar, distribuir y tratar la pelota. Esa pelota que, al igual que los hinchas, extrañó demasiado a ese inoxidable número 10, que con ella luchó y sigue luchando por hacer realidad sus sueños, y los de toda una República.
Por Juan Pablo Francia (@juampifrancia)
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