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Glosario NBA: Julius “Dr. J” Erving

¿Fue el hombre que salvó a la NBA? Esa pregunta resuena en la cabeza de los estudiosos de la mejor liga de básquet del mundo una y otra vez. Es que no siempre la National Basketball Asociation fue lo que es en la actualidad. Hubo un momento de crisis en el que todo tembló. Eran los finales de los ’70 y varias cuestiones se juntaron para traer un escenario que hasta ese momento nunca se había visto. El retiro de grandes figuras como Bill Russell, Jerry West, Elgin Baylor y John Havlicek, entre otros, los constantes escándalos por discriminación y drogas, y sobre todo, la creación de una liga paralela: la American Basketball Asociation.

La ABA estaba diseñada para captar a los aficionados desde el show. Aquella pelota tricolor con el rojo, azul y blanco de la bandera norteamericana, los jugadores más atléticos, los llamados “chicos malos”, las diferentes reglas como la línea de triples y los concursos de volcadas eran un atractivo nuevo que empezó a preocupar a las autoridades de la NBA. Allí surgió en 1971 a los 21 años la figura de Julius Winfield Erving II.

Erving provenía de una familia pobre de New York y su vida no fue para nada fácil. A los tres años su padre lo abandonó y fue criado junto a sus dos hermanos por su madre en una vivienda social. “El baloncesto fue mi salida. Trabajé duro para asegurarme un futuro”, dijo mucho tiempo después. Cuando cumplió los trece se mudó a Roosevelt y allí ocurrió un hecho que marcaría su historia. Su compañero de escuela, Leon Saunders, comenzó a llamarlo “El doctor”. El apodo era por la manera de atacar las defensas, de “operarlas”, que tenía el joven Julius. Años más tarde en el mítico Rucker Park, el potrero de baloncesto más importante del mundo, donde se han librado verdaderas batallas deportivas, el alero se empezó a hacer un nombre. Era el bajo Harlem. Sus compañeros y rivales quisieron llamarlo “Houdini” pero él fue contundente: “Si quieren ponerme un apodo, díganme Doctor”. Esto fue mutando finalmente al simple “Dr. J” con el que se haría conocido mundialmente.

[caption id="attachment_77002" align="alignleft" width="200"]"Gracias por los recuerdos" decía Sports Illustrated. "Gracias por los recuerdos" decía Sports Illustrated.[/caption]

Tras haberla dejado chiquita en la Universidad de Massachusetts durante dos años en los que promedió 26,3 pts y 20,2 rebotes – uno de los cinco jugadores con más de 20 en ambos rubros -, el alero de 2,01 mts decidió jugar para el Virginia Squires. Aquel equipo era una franquicia chica y con una economía pobre, pero eso no impidió a Erving empezar a hacerse un nombre. En su primera temporada terminó con una media de 27 pts y 15 rebotes por encuentro, muy parecido a lo que eran sus números en el básquet universitario. El alero, cuyo afro en la cabeza lo distinguía, comenzó a marcar un estilo dentro de la liga, un estilo signado por su capacidad atlética y sus increíbles volcadas, un estilo más de playground y de la calle que del profesionalismo.

Fue un adelantado para el momento. El precursor de Michael Jordan y su ídolo. Patentó la volcada “Tomahawk”, con una sola mano y en carrera directa hacia al aro. “Popularizó el básquet como nadie más. Recuerdo ir al colegio como un niño luego de ver un partido suyo en la TV y todos preguntando ‘¿Has visto lo que hizo el Doctor?’ Y todos tratábamos de imitar sus movimientos”, recordó Magic Johnson. “¿De dónde ha salido este muchacho?” se preguntaba Pat Riley mientras jugaba en Los Angeles Lakers. Era sin dudas el comienzo de alguien que estaba destinado a ser parte de algo grande.

Luego de su temporada rookie en la ABA fue seleccionado por Milwaukee Bucks en la posición 12 del draft. Sin embargo no aceptó ir a jugar junto a Abdul Jabbar y Oscar Robertson. El coqueteo con la NBA no terminó allí. Firmó con los Atlanta Hawks del genial Pete Maravich y hasta llegó a jugar tres partidos de exhibición. Pero su agente, Steve Arnold, ya había firmado la renovación con Virginia a sus espaldas, por lo que regresó a los Squires en donde vio acción una temporada más siendo el máximo anotador de la liga con 31,3 pts por partido. “Yo no pensaba que fuese posible ser uno de los jugadores más talentosos del mundo. Pero después de mi segundo año en Virginia, pensé que era una posibilidad. Yo podía ofrecer cosas únicas”, aseguró tiempo después.

Entonces fue cuando llegó su traspaso a los New York Nets y con eso su explosión. Jugó tres años y fue elegido en las tres MVP. Además en las temporadas 73/74 y 75/76 fue líder de la tabla de anotación con 27,4 y 29,3 y campeón al vencer a Utah Stars por 4 a 1 y a los Denver Nuggets por 4 a 2. En esos últimos playoffs en los Nets, “Dr. J” estuvo imparable con casi 34 unidades por juego y 12 rebotes. Fue su consagración en la ABA, donde se consiguió el status de superestrella, y también en el básquet estadounidense. Ese mismo año tuvo lugar el primer concurso de volcadas que lo vio ganador con un salto desde la línea de libres, el mismo que Jordan emularía casi una década después.

[caption id="attachment_77001" align="alignright" width="320"]Uno de los primeros videojuegos deportivos. Uno de los primeros videojuegos deportivos.[/caption]

El fracaso de la liga en la que se encontraban los Nets hizo que está fuera absorbida por la NBA, quien cambió algunas reglas e incorporó aspectos de su rival, entendiendo que para sobrevivir tenía que cambiar sus formas. El equipo de Erving tuvo que pagar un impuesto de 4,8 millones de dólares a los New York Knicks por su proximidad. Esa multa derivó en la salida del alero para alivianar la economía de la franquicia.

Finalmente después de varios amagues con jugar en la NBA, llegó el turno en un equipo que había visto la gloria hacía mucho tiempo pero que se encontraba intentando salir de un pozo tremendo, los Philadelphia 76ers. El contrato se firmó 24 horas antes del comienzo de la temporada y fue por tres millones de dólares. Un solo año necesitó para llevar a su equipo a la final, pero no pudieron con los Portland Trail Blazers. Su fama iba creciendo cada día más. Fue el sucesor de Wilt Chamberlain en cuanto a popularidad y hasta actuó en la película “El pez que salvó Pittsburgh”, una comedia de básquet. Fue protagonista de uno de los primeros videojuegos “Julius Erving-Larry Bird, One on One” de Electronic Arts. Pero siempre los pies sobre la tierra: “Creo firmemente que el respeto es más importante y más grande que la popularidad”, argumentó muchas veces.  Tuvieron lugar dos finales más y con ellas dos frustraciones. Ambas fueron por 4 a 2 frente a Los Angeles Lakers del joven Magic Johnson, en 1980 y 1982. En la primera, una jugada de Erving quedó para la posteridad: “The baseline move”. Por el costado, frente a Abdul Jabbar realizó un giro de 180º escondiendo la naranja y casi por atrás del tablero armó una canasta a aro pasado. Magic reveló tiempo después: “Me quedé embobado mirando aquella maravilla. Luego me acerqué a Coop (Michael Cooper) y le dije: ‘Oye, podríamos pedirle que lo hiciera de vuelta’”.

The baseline move

[youtube FxiPGVo8WNc]

En el medio de las dos finales, el alero de los 76ers consiguió su único MVP en la NBA en 1981. Pero la llegada de Larry Bird a los Boston Celtics hizo que vuelvan los viejos duelos de Conferencia y ese año se encargaron de eliminarlos en la final del Este de forma increíble, tras ir ganando 3 a 1, perdieron dos juegos por 2 unidades y el séptimo por un punto. El título de campeón en la NBA se le negaba a Erving, como no se le había negado en la ABA.

Para la temporada 82/83 arribó a Philadelphia el MVP de la temporada anterior, el pivot Moses Malone. Era la pieza que le faltaba para ir por el premio grande. Ese año los Sixers fueron una aplanadora y terminaron con un record de 65 victorias y 17 derrotas. Durante la fase regular tuvo lugar una nueva jugada de Julius Erving frente a los Lakers que paso a la historia. “Rock the cradle”, traducido como “Mecer la cuna”. “Dr. J” robó el balón y fue perseguido por Michael Cooper, entonces agarró la pelota entre la mano y el antebrazo girándolo 360º para volcarla en la cara del jugador que lo seguía. En los playoffs, el pivot exjugador de Houston dejó una frase que quedó en la historia: “Fo, fo, fo”, haciendo alusión a que iban a barrer a todos los rivales. El equipo del Este era mucho para todos. Erving y Moses casi cumplen con su promesa. El único conjunto que pudo arrebatarles un juego fue Milwaukee.

Rock the cradle

[youtube tzq7e86m_W4]

Un 31 de mayo de 1983, hace exactamente 30 años, con el 115 a 108 a Los Angeles Lakers, finalmente el anillo pudo posar en el dedo del genial Julius Erving tras tres intentos fallidos. El alero terminó aquel partido con 21 unidades, 5 rebotes y 6 asistencias. El último cuarto de aquel partido fue una paliza por 33 a 15. Las 17.500 personas en California fueron testigos de aquella victoria histórica, victoria que consagró finalmente a uno de los mejores jugadores de la NBA. Nada pudieron hacer los angelinos durante la serie. En ningún partido lograron acercarse a menos de 6 puntos de desventaja. Philadelphia marchó a un ritmo aplastante durante todos los playoffs y no se detuvo en los partidos finales. El título volvía a la ciudad que le dio vida a Rocky Balboa 16 años después.

Tras el campeonato, el alero jugó cuatro temporadas más. Llegó a formar un trio tremendo junto a Moses y el joven Charles Barkley, pero no lo pudieron culminar con otro título. Aunque los dueños de Philadelphia lo quisieron traspasar a Los Angeles Clippers en 1984, el público se negó rotundamente y hasta amenazó con quitar sus abonos por lo que la franquicia se echó para atrás. Se retiró frente a ese equipo en el que pudo haber iniciado su carrera en la NBA, los Bucks. Tal vez fue el destino el que así lo quiso. Lo hizo por la puerta grande con un triple a falta de 50 segundos para cerrar su última actuación con 24 pts y siendo titular.

[youtube bWLXcg-V8FI]

Julius “Dr. J” Erving fue All Stars en todos sus años en la NBA. Entre esta y la ABA anotó un poco más de 30 mil puntos. En 1993 fue elegido como integrante de los 50 mejores jugadores de la historia. Pero lo más importante que dejó fue un verdadero legado, jugadores que intentaron imitarlo, realizar su caminata en el aire, sus movimientos en él. Reinventó la NBA, le dio una vida nueva, oxigeno. Fue la piedra fundamental en la que se basó todo lo que vino después. Billy Cunningham, su técnico en Philadelphia, resumió todo a la perfección: “Él entendió su rol y cual importante era conducirse como representante de la liga. Fue el primer jugador que yo recuerde que trascendió al deporte y fue conocido por un solo nombre, Doctor”. El doctor que consiguió salvar a la liga.

¿Fue el hombre que salvó a la NBA? Esa pregunta resuena en la cabeza de los estudiosos de la mejor liga de básquet del mundo una y otra vez. Es que no siempre la National Basketball Asociation fue lo que es en la actualidad. Hubo un momento de crisis en el que todo tembló. Eran los finales de los ’70 y varias cuestiones se juntaron para traer un escenario que hasta ese momento nunca se había visto. El retiro de grandes figuras como Bill Russell, Jerry West, Elgin Baylor y John Havlicek, entre otros, los constantes escándalos por discriminación y drogas, y sobre todo, la creación de una liga paralela: la American Basketball Asociation.

La ABA estaba diseñada para captar a los aficionados desde el show. Aquella pelota tricolor con el rojo, azul y blanco de la bandera norteamericana, los jugadores más atléticos, los llamados “chicos malos”, las diferentes reglas como la línea de triples y los concursos de volcadas eran un atractivo nuevo que empezó a preocupar a las autoridades de la NBA. Allí surgió en 1971 a los 21 años la figura de Julius Winfield Erving II.

Erving provenía de una familia pobre de New York y su vida no fue para nada fácil. A los tres años su padre lo abandonó y fue criado junto a sus dos hermanos por su madre en una vivienda social. “El baloncesto fue mi salida. Trabajé duro para asegurarme un futuro”, dijo mucho tiempo después. Cuando cumplió los trece se mudó a Roosevelt y allí ocurrió un hecho que marcaría su historia. Su compañero de escuela, Leon Saunders, comenzó a llamarlo “El doctor”. El apodo era por la manera de atacar las defensas, de “operarlas”, que tenía el joven Julius. Años más tarde en el mítico Rucker Park, el potrero de baloncesto más importante del mundo, donde se han librado verdaderas batallas deportivas, el alero se empezó a hacer un nombre. Era el bajo Harlem. Sus compañeros y rivales quisieron llamarlo “Houdini” pero él fue contundente: “Si quieren ponerme un apodo, díganme Doctor”. Esto fue mutando finalmente al simple “Dr. J” con el que se haría conocido mundialmente.

"Gracias por los recuerdos" decía Sports Illustrated.
“Gracias por los recuerdos” decía Sports Illustrated.

Tras haberla dejado chiquita en la Universidad de Massachusetts durante dos años en los que promedió 26,3 pts y 20,2 rebotes – uno de los cinco jugadores con más de 20 en ambos rubros -, el alero de 2,01 mts decidió jugar para el Virginia Squires. Aquel equipo era una franquicia chica y con una economía pobre, pero eso no impidió a Erving empezar a hacerse un nombre. En su primera temporada terminó con una media de 27 pts y 15 rebotes por encuentro, muy parecido a lo que eran sus números en el básquet universitario. El alero, cuyo afro en la cabeza lo distinguía, comenzó a marcar un estilo dentro de la liga, un estilo signado por su capacidad atlética y sus increíbles volcadas, un estilo más de playground y de la calle que del profesionalismo.

Fue un adelantado para el momento. El precursor de Michael Jordan y su ídolo. Patentó la volcada “Tomahawk”, con una sola mano y en carrera directa hacia al aro. “Popularizó el básquet como nadie más. Recuerdo ir al colegio como un niño luego de ver un partido suyo en la TV y todos preguntando ‘¿Has visto lo que hizo el Doctor?’ Y todos tratábamos de imitar sus movimientos”, recordó Magic Johnson. “¿De dónde ha salido este muchacho?” se preguntaba Pat Riley mientras jugaba en Los Angeles Lakers. Era sin dudas el comienzo de alguien que estaba destinado a ser parte de algo grande.

Luego de su temporada rookie en la ABA fue seleccionado por Milwaukee Bucks en la posición 12 del draft. Sin embargo no aceptó ir a jugar junto a Abdul Jabbar y Oscar Robertson. El coqueteo con la NBA no terminó allí. Firmó con los Atlanta Hawks del genial Pete Maravich y hasta llegó a jugar tres partidos de exhibición. Pero su agente, Steve Arnold, ya había firmado la renovación con Virginia a sus espaldas, por lo que regresó a los Squires en donde vio acción una temporada más siendo el máximo anotador de la liga con 31,3 pts por partido. “Yo no pensaba que fuese posible ser uno de los jugadores más talentosos del mundo. Pero después de mi segundo año en Virginia, pensé que era una posibilidad. Yo podía ofrecer cosas únicas”, aseguró tiempo después.

Entonces fue cuando llegó su traspaso a los New York Nets y con eso su explosión. Jugó tres años y fue elegido en las tres MVP. Además en las temporadas 73/74 y 75/76 fue líder de la tabla de anotación con 27,4 y 29,3 y campeón al vencer a Utah Stars por 4 a 1 y a los Denver Nuggets por 4 a 2. En esos últimos playoffs en los Nets, “Dr. J” estuvo imparable con casi 34 unidades por juego y 12 rebotes. Fue su consagración en la ABA, donde se consiguió el status de superestrella, y también en el básquet estadounidense. Ese mismo año tuvo lugar el primer concurso de volcadas que lo vio ganador con un salto desde la línea de libres, el mismo que Jordan emularía casi una década después.

Uno de los primeros videojuegos deportivos.
Uno de los primeros videojuegos deportivos.

El fracaso de la liga en la que se encontraban los Nets hizo que está fuera absorbida por la NBA, quien cambió algunas reglas e incorporó aspectos de su rival, entendiendo que para sobrevivir tenía que cambiar sus formas. El equipo de Erving tuvo que pagar un impuesto de 4,8 millones de dólares a los New York Knicks por su proximidad. Esa multa derivó en la salida del alero para alivianar la economía de la franquicia.

Finalmente después de varios amagues con jugar en la NBA, llegó el turno en un equipo que había visto la gloria hacía mucho tiempo pero que se encontraba intentando salir de un pozo tremendo, los Philadelphia 76ers. El contrato se firmó 24 horas antes del comienzo de la temporada y fue por tres millones de dólares. Un solo año necesitó para llevar a su equipo a la final, pero no pudieron con los Portland Trail Blazers. Su fama iba creciendo cada día más. Fue el sucesor de Wilt Chamberlain en cuanto a popularidad y hasta actuó en la película “El pez que salvó Pittsburgh”, una comedia de básquet. Fue protagonista de uno de los primeros videojuegos “Julius Erving-Larry Bird, One on One” de Electronic Arts. Pero siempre los pies sobre la tierra: “Creo firmemente que el respeto es más importante y más grande que la popularidad”, argumentó muchas veces.  Tuvieron lugar dos finales más y con ellas dos frustraciones. Ambas fueron por 4 a 2 frente a Los Angeles Lakers del joven Magic Johnson, en 1980 y 1982. En la primera, una jugada de Erving quedó para la posteridad: “The baseline move”. Por el costado, frente a Abdul Jabbar realizó un giro de 180º escondiendo la naranja y casi por atrás del tablero armó una canasta a aro pasado. Magic reveló tiempo después: “Me quedé embobado mirando aquella maravilla. Luego me acerqué a Coop (Michael Cooper) y le dije: ‘Oye, podríamos pedirle que lo hiciera de vuelta’”.

The baseline move

En el medio de las dos finales, el alero de los 76ers consiguió su único MVP en la NBA en 1981. Pero la llegada de Larry Bird a los Boston Celtics hizo que vuelvan los viejos duelos de Conferencia y ese año se encargaron de eliminarlos en la final del Este de forma increíble, tras ir ganando 3 a 1, perdieron dos juegos por 2 unidades y el séptimo por un punto. El título de campeón en la NBA se le negaba a Erving, como no se le había negado en la ABA.

Para la temporada 82/83 arribó a Philadelphia el MVP de la temporada anterior, el pivot Moses Malone. Era la pieza que le faltaba para ir por el premio grande. Ese año los Sixers fueron una aplanadora y terminaron con un record de 65 victorias y 17 derrotas. Durante la fase regular tuvo lugar una nueva jugada de Julius Erving frente a los Lakers que paso a la historia. “Rock the cradle”, traducido como “Mecer la cuna”. “Dr. J” robó el balón y fue perseguido por Michael Cooper, entonces agarró la pelota entre la mano y el antebrazo girándolo 360º para volcarla en la cara del jugador que lo seguía. En los playoffs, el pivot exjugador de Houston dejó una frase que quedó en la historia: “Fo, fo, fo”, haciendo alusión a que iban a barrer a todos los rivales. El equipo del Este era mucho para todos. Erving y Moses casi cumplen con su promesa. El único conjunto que pudo arrebatarles un juego fue Milwaukee.

Rock the cradle

Un 31 de mayo de 1983, hace exactamente 30 años, con el 115 a 108 a Los Angeles Lakers, finalmente el anillo pudo posar en el dedo del genial Julius Erving tras tres intentos fallidos. El alero terminó aquel partido con 21 unidades, 5 rebotes y 6 asistencias. El último cuarto de aquel partido fue una paliza por 33 a 15. Las 17.500 personas en California fueron testigos de aquella victoria histórica, victoria que consagró finalmente a uno de los mejores jugadores de la NBA. Nada pudieron hacer los angelinos durante la serie. En ningún partido lograron acercarse a menos de 6 puntos de desventaja. Philadelphia marchó a un ritmo aplastante durante todos los playoffs y no se detuvo en los partidos finales. El título volvía a la ciudad que le dio vida a Rocky Balboa 16 años después.

Tras el campeonato, el alero jugó cuatro temporadas más. Llegó a formar un trio tremendo junto a Moses y el joven Charles Barkley, pero no lo pudieron culminar con otro título. Aunque los dueños de Philadelphia lo quisieron traspasar a Los Angeles Clippers en 1984, el público se negó rotundamente y hasta amenazó con quitar sus abonos por lo que la franquicia se echó para atrás. Se retiró frente a ese equipo en el que pudo haber iniciado su carrera en la NBA, los Bucks. Tal vez fue el destino el que así lo quiso. Lo hizo por la puerta grande con un triple a falta de 50 segundos para cerrar su última actuación con 24 pts y siendo titular.

Julius “Dr. J” Erving fue All Stars en todos sus años en la NBA. Entre esta y la ABA anotó un poco más de 30 mil puntos. En 1993 fue elegido como integrante de los 50 mejores jugadores de la historia. Pero lo más importante que dejó fue un verdadero legado, jugadores que intentaron imitarlo, realizar su caminata en el aire, sus movimientos en él. Reinventó la NBA, le dio una vida nueva, oxigeno. Fue la piedra fundamental en la que se basó todo lo que vino después. Billy Cunningham, su técnico en Philadelphia, resumió todo a la perfección: “Él entendió su rol y cual importante era conducirse como representante de la liga. Fue el primer jugador que yo recuerde que trascendió al deporte y fue conocido por un solo nombre, Doctor”. El doctor que consiguió salvar a la liga.