Borrón y cuenta nueva. Así comenzó la temporada el Parma luego de lo que fue su quiebra el año pasado que llevó al club a descender a la Serie D, la cuarta división en orden de jerarquía y la categoría más alta del amateurismo italiano. Se fueron figuras, se fue el poco dinero que tenían, se fue el nombre (por haber quebrado, el club debió refundarse simbólicamente y pasó de ser Parma Football Club a Parma Calcio 1913), pero no se fue la identidad de un equipo que en los ‘90 supo contar con grandes figuras como Gianluiggi Buffon, Fabio Cannavaro, Adriano, Faustino Aspirilla o los argentinos Juan Sebastián Verón, Hernán Crespo o Ariel Ortega, entre otros. Pero a menos de un año de consumado su descenso y a tres fechas del final del campeonato, los Crociati volvieron a festejar: consumada la victoria 2 a 1 ante Delta Rovigo, sentenció el ascenso del Grupo D tras sacarle once puntos de ventaja al segundo, el Altovicentino.
Patrocinado por la empresa Parmalat en su época dorada, en la última década del siglo XX, el Parma jamás pensó haber llegado a militar en una categoría así. Esa época de grandes resultados y rendimientos para el club llegó desde 1992 a 2002, justo un año antes de la quiebra de Parmalat que estalló en 2003 cuando se descubrió que tenía una deuda que superaba los 15 mil millones de euros a causa de malos manejos y de blanqueo de capitales por parte del presidente Calisto Tanzi, en una cuenta corriente ficticia en las Islas Caimán, que contaba con una suma cercana a los 4 mil millones de euros. Una nueva investigación en 2013 por los fiscales de la causa ponía en el ojo de la tormenta a 11 jugadores del club durante esa época, entre ellos Verón, Crespo, Aspirilla, Luigi Apolloni, Dino Baggio y Hristo Stoichkov, por firmar contratos de publicidad falsos con los que la empresa financiaba al club.
El Parma había quebrado en marzo de 2015 con una deuda cercana a los 200 millones de euros. La debacle futbolística había empezado desde antes, pero ese mes fue el de un quiebre definitivo para el club: Giampietro Manenti, el empresario que había comprado al club por un euro, fue detenido por corrupción y lavado de dinero. Las investigaciones sobre el empresario italiano que había intentado en vano comprar también al Brescia, desembocaban en el Parma, club al que prácticamente no llegó a conocer sus instalaciones ya que fue detenido días después de hacer la inversión. Desde ese momento la única esperanza que tenía Parma de no llegar a la Seri
e D era que alguien más compre el club, pero, a último momento, los dos interesados (The Space Cinema y el ex jugador de béisbol Mike Piazza) desistieron por considerarlo demasiado riesgoso. Con ayuda de los demás equipos que hicieron un fondo de casi seis millones de euros, el Parma pudo terminar de jugar la Serie A y llegó al último día esperanzado con que alguien se haga cargo de la deuda y jugar así la Serie B, tras haber quedado último en la liga, algo que nunca ocurrió.
El panorama no mejoró. Parma descendió administrativamente a la Serie D y en agosto se vio obligado a poner uno de los patrimonios más preciados por el club en subasta: sus siete copas, conseguidas en un período de 10 años que abarcó desde 1992 a 2002. A saber, fueron la Copa Italia 1992; la Recopa de Italia 1993; la Supercopa de Europa 1994, las dos Copas de UEFA 1995 y 1999 y las Supercopas de Italia 1999 y 2002. Los días fueron pasando y el tiempo de la subasta se iba consumiendo, y aunque parezca raro, nadie se quería hacer cargo ni pretendía tener esos trofeos que marcaban la época dorada del Parma. Por eso Nevio Scala, el flamante nuevo presidente del club, y ex DT del Parma durante 1989 a 1996, decidió que el club hiciera el esfuerzo y presentara la única oferta de 50 mil euros para poder recuperar esos trofeos de los cuales él también fue parte.
La refundación del club fue propiciada por el empresario Guido Barilla, presidente del Grupo Barilla, una importante empresa dedicada a la fabricación de pasta que tiene su sede en Parma, y por el propio Nevio Scala, que fue declarado presidente del club. Sin embargo, el desembarco de Barilla no se produjo “como una empresa privada sino a carácter personal para ayudar al club”, según dijo él en el momento en que nació el Parma Calcio 1913, a la vez que dejó en claro que “no iba a estar en el consejo del club pero sí a estar cerca de los que manejan todos, escuchando porque entiende poco de fútbol”. La primera gran decisión que debía tomar el consejo directivo era la contratación de un entrenador, y el apuntado desde el principio fue Luigi Apolloni, uno de los ídolos y
referentes de Parma en la época dorada del club, de la que formó parte desde 1987 a 1999. Apolloni llegaba con la experiencia de un director técnico que no había dirigido grandes equipos y que siempre se mantuvo en el perfil bajo que conlleva el fútbol del ascenso, además de un breve paso de un año en el fútbol de Eslovenia en el que ganó la Copa eslava con el ND Gorica, un club que había firmado un contrato de afiliación con el Parma en 2013, al mismo tiempo que Apolloni llegaba al club y que era investigado por el desvío de fondos de Parmalat al club.
Lógicamente el club también tuvo que refundarse en lo futbolístico por la gran cantidad de bajas que tuvo el club, que entre jugadores profesionales y juveniles superaba ampliamente el medio centenar de salidas, entre la que se encontraba el argentino Juan Mauri, actualmente en Milan, el Cebolla Rodríguez, que recaló en Independiente y el francés Jonathan Biabiany, que firmó contrato en el Inter de Milan. Actualmente el plantel cuenta con 29 profesionales para mantener a raya un presupuesto adecuado de cara al objetivo de ascender, para poder empezar con contratos bajos. Lo destacable del paso por la Serie D, es que el peso del favoritismo no le pesó al club que en los 35 partidos que lleva jugados está invicto, con 25 victorias y 10 empates, además de ser el equipo menos goleados de los nueve grupos con sólo 15 tantos en contra.
Con el ascenso a la Lega Pro ya asegurado, el Parma ahora ira por el título divisional, que se decide de una curiosa forma. De los nueve grupos que integran en principio la Serie D, los campeones de cada uno de ellos se dividirán en tres grupos de tres equipos en los que juegan todos contra todos a un solo partido. De allí los ganadores y el mejor
segundo pasaran a una suerte de eliminatorias con semifinal y final para definir al campeón de toda la categoría. El Parma es el favorito de todos por historia, pero en el fútbol no está nada dicho hasta que se jueguen los partidos y hay un equipo dispuesto a remarcar esto: el Piacenza, que lleva 28 victorias sobre 35 encuentros y es uno de los que espera arrebatarle el título.
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