Reconocido por el propio Pep Guardiola como el “mejor entrenador que tuvo”, Juan Manuel Lillo no se destaca por haber dirigido clubes de gran envergadura ni por haber conseguido títulos, sino por su particular manera de ver el fútbol y de comentarlo, con un habla a veces por demás compleja, pero con conceptos claros. Por ejemplo, dice que el reglamento es quién “lo obliga a jugar con wines” porque entiende que en el sector dónde mayor cantidad de jugadores va a haber es en el sector medio de la cancha, para custodiar los arcos. Sin embargo, el dibujo táctico de sus equipos no siempre muestra a tres delanteros, sino que trata de llevar a la práctica la superioridad numérica en el ataque. Una bandera que iza su amigo Pep.
[su_quote]No arriesgar es lo más arriesgado, así que, para evitar riesgos, arriesgaré. Es muy difícil jugar al fútbol si los de atrás no juegan, y los de adelante no se la juegan.[/su_quote]
Las pocas cualidades futbolísticas que tenía no le permitieron al DT vasco cumplir su sueño de ser jugador, por eso tuvo que dedicarse desde otro plano al fútbol. Así es que en 1981, a los 16 años, comenzó a dirigir a Amaroz. Un club de barrio en su Tolosa natal, hasta que el club más importante de su pueblo, el Tolosa FC, lo llamó para dirigir la primera categoría en 1986. El equipo se encontraba jugando en la Tercera División y con riesgos de descenso, algo que pudo finalmente evitar.
Fue en ese momento que conoció al DT rosarino César Luis Menotti, quien dirigía al Atlético de Madrid. El encuentro duró siete horas y, según cuenta el propio Lillo, fue una de las experiencias más enriquecedoras de su vida. essay writer “Yo soy un militante de César, pero no sólo es un referente por su tarea; es un hombre que admiro porque no le cabe el corazón en el cuerpo. Es una bisagra en el fútbol mundial, no solo en el argentino. Me volví loco con el libro que escribió junto a Ángel Cappa: “Fútbol sin trampas”. Era adolescente y ahí redondeé mis ideas sobre este juego maravilloso del fútbol, además ahí empezó mi gusto por el fútbol argentino”, le confesó a Clarín.
El gran salto en su carrera lo pegó en Salamanca dónde estuvo por cuatro años y dónde se quedó en la puerta del ascenso en el primer año, tras perder los playoffs de ascenso contra el Hércules. Se tomó revancha al año siguiente, en la temporada 1993/94, cuando subió a la Segunda División. Lo sobresaliente es que el equipo salamanquino sólo duro un año en esa categoría porque, a pesar del bajísimo presupuesto que manejó, logró llegar a la Primera División. Las expectativas allí crecieron, pero Lillo tuvo que dejar su puesto en febrero de 1996, producto de los malos resultados que lo llevaron a luchar el descenso, el cual se consumó fechas antes de terminado el torneo.
Sin embargo, el vasco fue haciéndose de un nombre importante en España gracias a ser siempre protagonista en los campeonatos de Salamanca. Es así que lo fichó el Real Oviedo para la temporada 1996/97 y aunque no llegó a fin de campeonato (lo echaron en abril del ’97), ese año futbolístico marcó un antes y un después en su carrera. A pesar de haber perdido como local ante Barcelona por 4 a 2, Oviedo le había hecho un buen partido, intentó presionar en campo rival y atacarlo constantemente, a pesar de las diferencias en la calidad de sus plantillas. Esto sorprendió al volante central culé Guardiola que, tras finalizar el encuentro y sin ir a cambiarse, pasó por el vestuario del Oviedo para no solamente felicitar al equipo, sino para conocer al DT, intercambiar ideas y formas de ver el juego. Desde allí, el contacto y la admiración mutua que había entre el catalán y Lillo no se cortó jamás. A tal punto que Pep, cuando fue candidato deportivo de Barcelona en 2003, llegó a anunciar que si conseguía el puesto, Lillo sería el entrenador de Barcelona, algo que no sucedió porque el presidente candidato de su lista, Lluis Bassat, perdió con Joan Laporta.
Are you searching for places to buy brand Viagra in Australia? Are you required to 100 mg x 92 pills, AU$737.70, AU$8.02, AU$210.60, Free Airmail ShippingВ Los siguientes pasos de Lillo en el mundo del fútbol no fueron nada buenos. Corto paso en Tenerife, cuatro partidos dirigidos en Zaragoza, varios años sin entrenar hasta la llamada de Murcia, dónde se fue a los seis meses y su renuncia en abril de 2005 en el Terassa que estaba al borde del descenso por su mala campaña y que terminó bajando de categoría. En septiembre de ese año, Lillo fue llamado por Dorados buy Indocin . Indocin ( indomethacin ) is a nonsteroidal anti-inflammatory drug that minimizes irritation and could be made use of for the treatment of discomfortВ de Sinaloa, su primera experiencia internacional. Allí dirigió a Pep, que ya en el fin de su carrera como futbolista, rechazó ir al Manchester City y se ofreció a ir a México para poder aprender y tener más de cerca al vasco, con quién descendió a pesar de haber quedado octavos, por los promedios de temporadas anteriores.
[su_quote]Todo lo periférico se convirtió en el núcleo. Hoy, los 90 minutos son un accidente que hay entre medio de otras actividades[/su_quote]
Los años se sucedían pero los éxitos deportivos seguían sin llegar. A pesar de ser un técnico que conceptualmente es ofensivo para “aumentar las probabilidades de llegar al gol”, no pudo llevar a la práctica sus ideas. Sus equipos fueron sumando fracasos: con Real Sociedad no pudo ascender, en Almería sólo duró 10 meses (Pep lo goleó 8-0 y lo despidieron), y en Millonarios de Colombia la mala racha de resultados hizo que lo echasen. Tal vez su buen arranque y su posterior caída tengan que ver en el cambio en la forma de jugar a partir del nuevo siglo, algo que explica en cada oportunidad que tiene, ya que “antes no había más espacios, sino jugadores más precisos a la hora de jugar”, aspecto fundamental en su visión de juego.
A pesar de esto, el contacto con Guardiola nunca se perdió. “Lo siento como a un hijo”, afirmó. Al asumir en el Barcelona B, Pep lo contactó para que lo ayude a diagramar su pretemporada y le de algunas claves de juego en lo que era la primera experiencia en el banco de suplentes del catalán. Es historia conocida que en esa misma temporada Guardiola no sólo logró ascender con la filial, sino que pegó el salto al primer equipo para sustituir a Frank Rijkaard. Es el día de hoy que Lillo sigue siendo una fuente de consulta permanente para el actual DT de Bayern Múnich. Según el de Santpedor, de él aprendió a destacar lo imprescindible del fútbol, los futbolistas; y llevó a la práctica la característica fundamental de sus equipos: la posición de la pelota para conseguir la superioridad y jugar cada línea para eliminar las líneas rivales.
Tras finalizar la Copa América, el camino de Jorge Sampaoli, director técnico de Chile y campeón del torneo, se cruzó por primera vez con el de Lillo. Desde ahí, los contactos entre ambos continuaron y en octubre, en medio de una baja exposición mediática, el vasco se convirtió en un asesor de la Asociación de fútbol chilena (ANFP). Allí trata de dar una mano en el desarrollo del día a día de las selecciones juveniles y sirve como uno de los consejeros del argentino a la hora de preparar a la selección mayor.
Sin dudas que se necesita tiempo y caracteres para explicar la mentalidad de este hombre, que a pesar de tener una carrera como entrenador de mayor a menor, hoy se encuentra asesorando al campeón de América y una de las selecciones que mejor juegan. Habrá que ver ahora si su trabajo sigue siendo en las sombras, o si lo veremos sentado en el banco de suplentes en el partido contra Argentina. Todo dependerá si finalmente Sampaoli sigue al frente de la selección trasandina, o se marcha tras la ida del presidente que lo llevó y de tres de sus ayudantes que renunciaron para iniciar una carrera por separado.
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