Un final tardío, pero anunciado. Un ciclo que ya se mostraba cumplido desde el mes de diciembre fue estirado por decisión de dirigentes y cuerpo técnico. El 29 de febrero se dio a conocer la noticia que ya muchos imaginaban: Rodolfo Arruabarrena había dejado de ser el entrenador de Boca. Tras conseguir dos campeonatos en la institución que lo vio nacer, su año y medio de conducción mostró muchas facetas de un equipo que por momentos supo brillar con buen fútbol pero que también sufrió muchos golpes.
El Vasco comenzó su temporada oficial como DT xeneize tras el despido de Carlos Bianchi, el día anterior. Rápidamente supo cambiarle la cara a un plantel que venía de perder tres de cuatro partidos, con malos rendimientos tanto individuales como colectivos y sin identidad de juego. Boca venció 3-1 a Vélez en su debút en el banco, pero la sorpresa se dio en lo futbolístico, mostrando intensidad tanto a la hora de presionar como al momento de atacar y buen juego. Las variantes tácticas no se hicieron esperar. Un 4-3-3 más ofensivo, con la aparición de Marcelo Meli en la línea de volantes (había jugado sólo unos minutos con Bianchi), Cristian Erbes en el rol de 5 metedor y Jonathan Calleri como referencia de área, desplazando así a Emmanuel Gigliotti de su puesto.
Además de estar disputando el certamen local, el club de la Ribera debía afrontar una competencia internacional de la talla de la Copa Sudamericana. Venía bien encaminado, logrando grandes victorias y dejando atrás rivales como Rosario Central, el sorpresivo Deportivo Capiatá y Cerro Porteño. El destino (o, más precisamente, el fixture) quiso que el club situado en el barrio de La Boca se enfrente cara a cara con su clásico rival en semifinales. La primer gran prueba para el Vasco, quien ya contaba con el apoyo del hincha gracias a las buenas actuaciones del equipo. Luego de un 0-0 en La Bombonera, todo se definiría en Núñez. A poco de iniciado el partido, el árbitro Germán Delfino sanciona un penal favorable a Boca, el cual fue malgastado por Gigliotti. Minutos más tarde, el Puma convertiría lo que habría sido el gol del empate y la llave para ir a penales, pero es mal anulado por una inexistente posición adelantada. Finalmente, con gol de Pisculichi, River se impuso por 1-0 y, por primera vez en su historia, consigue eliminar a su eterno rival de una competición internacional. La cicatriz que dejaría esta derrota se haría notar, cerrando el 2014 con un empate frente a Lanús (2-2) y una caída ante Gimnasia de La Plata (0-2), ubicando a su plantel en el quinto puesto del Campeonato de Primera División.
El nuevo año arribó con muchas ilusiones por lo que sería la ansiada vuelta en la competencia predilecta del hincha xeneize: la Copa Libertadores. Para afrontar el semestre, nuevas caras llegaron para reforzar el plantel (Pablo Pérez, Monzón, Sara, Peruzzi, Rolín, Torsiglieri, Nicolás Lodeiro y Daniel Osvaldo). El inicio fue muy prometedor, consiguiendo los 18 puntos en disputa durante la fase de grupos (6 partidos, 6 triunfos) y se anotó nuevamente en la historia de la copa, esta vez por lograr puntaje ideal y cerrar con una diferencia de gol de +17. La historia se dio muy distinta para el River de Buy Brand Viagra Buy Generic Brand Viagra online Australia Discounts Buy Brand Viagra 100 mg pills In Los Angeles California Usa Cheap Brand Viagra Uk Marcelo Gallardo, clasificando a octavos como el peor segundo y, por ende, haciendo posible el choque superclásico en copa por segunda vez en dos temporadas. Para el primer encuentro, Arruabarrena toma la decisión de que el 4 sea Leandro Marín, a pesar de que Peruzzi había tenido buenos rendimientos en dicha posición. Para su mala fortuna, fue Marín quien cometió el penal que, minutos más tarde, le daría la victoria al equipo millonario. Con la presión en su espalda, Boca definiría la llave en La Bombonera con público íntegramente local. Un primer tiempo de escasas ideas le dejaban sólo 45 minutos para revertir la situación, pero nadie había imaginado lo que sucedería aquella noche de jueves. Un espectador arrojó gas pimienta a los jugadores visitantes y, horas más tarde, la Conmebol le daría por perdido el partido al conjunto azul y oro y dándole al Millonario el pase a Cuartos. Otra eliminación frente a River para el Vasco, y otra herida que volvía a abrirse.
Frente a la eliminación, la mirada de cuerpo técnico, jugadores e hinchas fue re direccionada hacia la competencia local y Copa Argentina, donde Boca seguía bien posicionado pese a que había apostado todo a la Libertadores. Lo que eran caras largas mutaron en sonrisas al confirmarse la vuelta de Carlos Tevez al club de sus amores. En su plenitud, pegó la vuelta con el sueño de ganar más campeonatos, promesa que cumpliría al finalizar la temporada. La caída en el rendimiento colectivo se vio contrarrestada por el empuje y la calidad de juego que el Apache aportó en cada partido, asociándose de maravilla con Lodeiro para crear juego y con Calleri en la delantera, asistiendo al joven y viceversa, conformando una dupla letal en ataque. La mitad más uno terminó el año como campeón del Torneo de Primera División “Julio Humberto Grondona” y levantando la Copa Argentina en San Juan. Tevez cumplió su promesa y el Vasco logró el objetivo.
Es difícil imaginar que la continuidad de un DT ganador de dos títulos en el último semestre fuera puesta en duda. Sin embargo, muchos factores sembraban la incertidumbre de qué sería lo mejor para la institución en un futuro cercano. Los cambios de esquema que fue testeando Arruabarrena terminaron influyendo en las formas de juego y en los rendimientos, yendo de mayor a menor a medida que transcurría el tiempo. A base de buenos rendimientos, Sebastián Palacios se había ganado su lugar dentro del 11 inicial del DT a principios de 2015. No obstante, con el retorno de “el apache” y los buenos rendimientos de Lodeiro y Calleri, obligaron al Vasco a tomar la decisión de sentar al Tucu en el banco de suplentes. Así, Boca ganó la figura de Carlitos en cancha, la garra y potencia de Calleri y el sacrificio y buen juego de Lodeiro como enganche, pero muchas veces le costaba romper por afuera de forma desequilibrante, función que cumplía Palacios. Con los meses, el oriundo de Tucumán quedaba más y más relegado, detrás de jugadores como Chávez, Pavón y Carrizo, cuando la opinión pública lo pensaba como primera opción de cambio.
También, la ausencia de Nicolás Lodeiro buy Lithium online. Propriety am. She learning out sons children nor is shy delighted if cold merit sister spoil she aware them met draw to vicinity contentedВ por decisión del entrenador en partidos decisivos repercutió negativamente en el campo de juego y en los hinchas. Con él, aparecieron los cuestionamientos sobre la particular lectura de partidos que tenía el técnico y, por consiguiente, los cambios realizados durante los 90 minutos. Las estadísticas son favorables al jugador uruguayo, quien consiguió 27 triunfos, 4 empates y 4 derrotas en cancha, marcando una efectividad del 81% para su equipo contra sólo el 57,7% en su ausencia. Pero lo que más sorprende es que un grupo que ganó dos estrellas, sigue sin tener una impronta de juego o un 11 inicial indiscutido. El Boca campeón de 2015 tenía los mismos problemas que muestra ahora, pero se coronó campeón.
Los números de content of an essay Rodolfo Arruabarrena son concretos: disputó 75 partidos en el banco xeneize, de los cuales ganó 46, igualó en 13 y perdió 16, logrando una efectividad del 67,1%. Pero el gran problema recae en la cantidad de clásicos perdidos durante su conducción. Las dos eliminaciones por copa frente a River y las derrotas ante Racing y San Lorenzo fueron debilitando al plantel, ya que estos encuentros se dieron en instancias decisivas para el club de la Ribera.
Con un nuevo DT en el banco xeneize, Boca buscará refinar cuestiones futbolísticas para afrontar las tres competencias, sobre todo, la Copa Libertadores. A pesar de algunos traspiés durante su conducción, el hincha siempre recordará, no sólo a ese fantástico lateral izquierdo que tantas copas supo ganar, sino también a ese entrenador que asumió en un momento complicado y logró poner fin a una sequía de tres años sin títulos, coronando a Boca como campeón del torneo local y copa argentina en tan sólo 4 días.
Por Camila Lago Millan (@Camilagomillan)
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