Así, sin tapujos, se manifestó el Coco hoy en un programa deportivo de televisión. Y no llorando o poniendo excusas por la derrota de su equipo que jugó casi todo el partido con un hombre de más, sino quejándose de las reiteradas demoras que hacen los jugadores fingiendo una lesión, algo que su Racing sufrió ante el Tomba.
Se sabe, los argentinos son ingeniosos para de alguna manera sacar ventaja, cómo y dónde sea. A veces está bien, otras veces no. Lo cierto, es que esta “avivada” de aprovechar el detenimiento obligatorio del juego simulando una lesión o golpe inexistente, es una táctica recurrente en el fútbol argento para hacer que el tiempo corra, obviamente siempre usada por los equipos que llevan un resultado favorable en el partido.
Cansado de esta especie de “trampa”, Basile salió con los tapones de punta, amparándose en que cosas como esas no existen en las ligas más importantes del mundo ni existián años atrás en Argentina, cuando, según Alfio, “había más códigos”. Quizás eran otros tiempos, pero existiendo la chance reglamentaria de hacerlo, y viendo lo parejos que son cada vez más los partidos y lo provechosa que puede resultar esta estrategia, nadie se quiere quedar atrás. Nadie, porque las quejas fueron para los jugadores de Godoy Cruz, pero esto lo hacen todos.
Esta fecha casualmente tuvo a dos lesionados gravísimos: Sebastián Luna y Nicolás Colazo. No parar el juego en situaciones como esas es imperdonable, ahora, en otros casos, ¿estaría mal dejarle la chance al árbitro que juzgue si el juego debe ser detenido o no? Hay muchas jugadas en un partido que se resuelven a criterio del juez, sin que necesariamente algo reglamentario lo ampare, ¿por qué no darles también la chance de resolver estos momentos? Se supone que el árbitro está capacitado para darse de cuenta si un jugador está simulando o no, y además, pudo haber visto si realmente hubo un golpe brusco que necesite que el juego se detenga.
Está enojado el Coco. No solo le molesta el funcionamiento y los resultados de su equipo, también se fastidia con algunas actitudes que seguramente no querrá ver en sus jugadores. Esta vez no hubo “no comment”, Basile comentó. Y con razón.
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