Por más que la idea futbolística haya seguido adelante, hay un antes y después en la vida del Barcelona a partir de la ida de Josep Guardiola, hoy entrenador del Bayern Munich. Esto se nota en los títulos obtenidos y perdidos, en rendimientos individuales y funcionamiento colectivo (en partidos específicos y decisivos que antes el equipo culé ganaba). Pero parece que también en los fichajes ha cambiado la política. ¿Mera casualidad o contrataciones marketineras y estrambóticas?
La más resonante de todas fue la de Neymar. Llevó meses de negociación, una gran cantidad de euros, gestiones y charlas con el club Santos y las empresas dueñas del pase del crack peixe. Finalmente, el Barca se aseguró a quien se cree el socio ideal para Lionel Messi, pero también al deportista en actividad que más factura en Sudamérica, detrás del rosarino. Aunque si revisamos, en la era Guardiola hubo llegadas de este calibre mediático: Zlatan Ibrahimovic, David Villa, si se quiere incluir a Aléxis Sánchez.
Ante la necesidad de un defensor central, para acompañar a Gerard Piqué y Carles Puyol (cargado de lesiones y operaciones), surgió con mucha fuerza el nombre de otro brasileño, Thiago Silva. El central ex AC Milan y PSG de Francia se cotizaría en 32 millones de euros, una cifra elevada y fuerte, más para un club que mantiene deudas importantes y está encarando la construcción de un nuevo estadio.
Las incorporaciones que arribaron a Cataluña desplazaron a varios canteranos, a tal punto que algunos de ellos se fueron (Bojan, Isaac Cuenca al Ajax, Marc Muniesa al Stoke City, por ejemplo). Incluso, una de las joyitas de La Masía, Thiago Alcántara, se irá al Manchester United de Inglaterra por la falta de protagonismo que tuvo en la última temporada, sumado a que en el equipo de David Moyes le triplicarán el sueldo que percibe en el Barcelona.
¿Estrategias de marketing o jugadores que potencian realmente al equipo? La respuesta se ve en la cancha, mientras Tito Vilanova deberá realizar un fino equilibrio para controlar un vestuario que ha perdido al máximo líder que ha tenido (Pep), y ha quedado huérfano cuando Vilanova se fue a Nueva York por cuestiones médicas.
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