No hay quien duerma la siesta post almuerzo. Y hay muchos que ni pueden comer el asado o las pastas que están en la mesa. Hay mucho fernet en las juntadas, hay muchas banderas colgando en las casas, hay mucha gente pendiente en Córdoba Capital y en todo el país, como los miles y miles que fueron a ser testigos de una jornada histórica en la localidad de San Nicolás, o en Unquillo, como “Tita” y Florencia que siempre supo que quería estar con su abuela en un partido tan importante, para poder festejar un logro deportivo, del club de sus amores. Un festejo íntimo, puro, sincero, sin tanto fuego de artificio… Pero realmente hermoso.
Faltan pocos minutos para que el árbitro del partido entre Brown de Adrogué y el Club Atlético Belgrano pite el final y el destino quiera que este último vuelva a Primera, para que delire el pueblo pirata. Para que el desahogo sea un cuarteto eterno de Rodrigo o de “La Mona” sonando en todos los rincones del país.
Cuando llega el final hay lágrimas, hay delirio popular, hay sonrisas de desahogo, hay un alivio feliz después de tres años: es que Belgrano volvió a Primera División, después de 1267 de andar por una categoría que le queda muy, pero muy chica. Su gente se cansó de demostrarlo en todo 2022 y mucho más en San Nicolás, en una procesión religiosa pero no por la Virgen si no para que no los sigan cargando con esa condición. El manto celeste de la santa parecía un presagio, dar vuelta el resultado por un momento un milagro y después de los 90 minutos el cielo celeste de la tierra, con las 25 mil personas que llevó la “B”, tocó el otro cielo. Se elevó a Primera y cumplió su sueño desde siempre, como Florencia quien será la protagonista de esta nota. Ella, la pirata unquillense, será la que personifique lo que pasó en todos estos meses.
Amor a primera fecha
Después de un torneo post cuarentena, donde Belgrano quedó a las puertas del reducido para poder ascender, el 13 de enero, en pleno calor se había sorteado el fixture de un torneo que iba a encender el fuego glorioso de la “B”. En ese sorteo se daba a entender algo: para ascender había que salir campeón. Algo obvio, pero una aclaración importante en un torneo tan largo: con 37 fechas y -después de eso- del segundo equipo al13° jugando un reducido, con cruces eliminatorios para pelear por la segunda plaza en Primera. Mucho stress, mucho desgaste, mucho andar, mucho sufrimiento para tanto amor…
El lunes 14 de febrero, fue la primera fecha de un torneo de ensueño. En el “Día de los Enamorados”, Belgrano se enamoró de la punta de la tabla y cerca del final le declaró que iba a hacer lo posible para defenderla. Si goles son amores, goles en los minutos finales son pasiones incendiarias. Atlético Rafaela fue el rival al que se pudo vencer recién a los 75 minutos con gol de quien llegó para reforzar al equipo y la delantera con Pablo Vegetti, Joaquín Susvielles, casi como un presagio de lo que vendría: Belgrano ganando en los últimos minutos.
Eso, ganar cerca del final, también pasó en la tercera fecha frente a Estudiantes de B.A . cuando de local en siete minutos hizo lo que no pudo en 88 (luego de que en la segunda venciera a Santamarina con un tanto del 9 como abanderado del gol y del equipo). En las fechas siguientes un viejo conocido como Klusener, le complicó la existencia en Villa Crespo en lo que fue empate, pero no tanto como Chaco For Ever que en el norte, luego de que Belgrano le ganara a San Martín de San Juan de local. Fue después de esa fecha en Chaco, que Belgrano quedaría como puntero absoluto y no soltaría esa posición en la tabla hasta el final. Fue también el día que la camiseta de “Flor” quedó guardada y no se sacó más como cábala y que se dejaron de hacer cosas que se hicieron durante ese partido.
Hubo encuentros que marcarían a fuego esta campaña, como fue el caso de la visita a Gimnasia de Mendoza, y no por el gol Zapelli si no por la actuación de Nahuel Losada para erigirse como el eterno salvador. En ese encuentro lo del arquero (al igual que en varios otros) fue increíble, fue la seguridad de que el arco estaba bien custodiado, de que el equipo se tenía que preocupar por meter goles, nada más. En la fecha siguiente, en la novena, esos goles tardaron en llegar como tantas veces. All Boys había anotado el suyo a los 79’, en esos “momentos Belgrano”, que era cuando el “Pirata” se veía en ganador. Pero nada pudo contra la magia de este torneo y la aparición de Ibrahim Hesar a los 87’ y Novaretti a los 93’, que lo dieron vuelta y dieron la sensación de que la vuelta podría llegar a ser una realidad.
El andar celeste fue así, ganando con lo justo de visitante o empatando y de local sacando la diferencia que debía sacar. En la fecha 15 Gimnasia de Jujuy le pagó con su misma moneda, ganándole el partido a tres minutos del final. Pero Belgrano no se caería, si no que le ganaría a Flandria para mantener la punta y la tranquilidad y no sólo eso, si no que unos días después eliminaría a Platense por Copa Argentina. La gente que copaba todas las canchas ya era cosa seria y se convirtió en un actor esencial.
Hubo empates importantes como contra Temperley y más aún con Deportivo Madryn, con un gol de Comba que salió de no se sabe dónde. Esos puntos logrados de visitante después se convertían en victorias como contra Almagro, Deportivo Maipú de local. El andar de los dirigidos por Guillermo Farré parecía no tener problemas, más aún cuando se eliminó a Estudiantes de la Plata también por Copa Argentina, el día que Roma que es hincha de Boca se prestó a “piratear”. Pero tres días después de eso, cuando visitó a Quilmes el partido no se jugó por condiciones climáticas. Una niebla tremenda, que pareció más una escena de Stranger Things, pasando a “otra realidad” cuando en la fecha 26 Independiente Rivadavia le empató cerca del final en el “Gigante de Alberdi”. Florencia, en su departamento de Cofico cometió el pecado de decir “ya está, somos campeones”. La cara se le puso pálida cuando Navarro, jugador visitante, festejaba y peor cuando se sentó a mirar el partido siguiente vs Ferro: 2 a 0 abajo y un malestar raro, nuevo, inesperado. Pero la preocupación gigante, como el estadio de C.A.B., fue cuando recibió a Mitre de Santiago del Estero: 1 – 3 de local. Todo era nerviosismo y preocupación. Luego el empate vs Sacachispas no traía tranquilidad, sólo aliviaba ese momento que los de abajo no sumaban. San Martín de Tucumán e Instituto no hacían bien su trabajo para el bien de Alberdi.
Viernes 19 de agosto
Tuvieron que pasar 30 fechas para lo que los más optimistas creyeron desde el vamos, empezara a ser algo compartido por todo el mundo del fútbol. Belgrano en el clásico recibía a Instituto. El recibimiento que fue noticia, el celeste imponiéndose en el cielo y en el marcador. 1 a 0 vs “La Gloria” para alejarse y a la vez para acercarse a la gloria.
Cuando el 27 de agosto Belgrano ganó en cancha de Agropecuario no solamente se elevó Vegetti para el gol, si no que se elevó como un faro que solo direccionaba a Primera. Se elevó también Florencia en un salto, con una sonrisa tan sincera y feliz (deberían haber visto ese rostro) que fue una de las mejores sonrisas de ella, que es la mujer sonrisa. Y abrazó tanto, tanto, como dando a entender que esa noche se sabía lo que iba a terminar sucediendo. Fue tanta la confianza que se generó, que al partido siguiente se despacharon con la mayor cantidad de goles en un partido: 4 a 1 vs Tristán Suárez.
La visita a San Martín de Tucumán era el partido más importante cuando todo esto empezó. Y cumplió a la perfección ese temor. Pero sólo fue para que la espera sólo durase un poco más. En la fecha 34, Belgrano jugó contra Defensores de Belgrano, casi como un guiño de la historia y diferente a todo en poco tiempo cerró el partido, para estar más cerca de hacer historia y abrir una etapa maravillosa. Tanto como el recibimiento brillante de su gente. Todo se definiría en las fechas siguientes. Si ganaba contra Brown de Adrogué el sueño se haría realidad.
Corran que llevan el cielo
25 de septiembre de 2022. Es un domingo con un celeste tan fuerte arriba en el cielo, que todo da a entender que abajo se emulará esa intensidad. La jornada amanece con las pibas de Belgrano ganándole a San Miguel por 6 a 1. “Las Piratas” de ese modo quedan a una fecha para ascender, para completar Fase Ascenso de Primera “B”. La gente en las tribunas festeja y canta, con el corazón puesto ahí y la cabeza a 468 kilómetros de distancia. El “fenómeno nacional” que se escucha en una de las canciones, cuando termine el partido en el Julio César Villagra, se hará presente en el primer equipo masculino y la gente que está expectante.
Son millones de pesos que le quedarán a Brown por mudar su localía. El 99% de esa plata es por la recaudación que dejará Belgrano. Pero a los “Piratas” lo que menos les interesa es el dinero, saben que lo que pueden llegar a vivir no se paga con nada.
Belgrano puede volver a Primera y siendo campeón por vez primera. Con un D.T. que ya sabe lo que es ascender con Belgrano. Lo que hizo como jugador lo puede hacer ahora como entrenador: dar que hablar con Belgrano. Hace 11 años metiendo el gol clave en el Monumental, para ascender ni más ni menos que frente a River, que bajaría a segunda división.
Ahora haciéndole caso al director técnico de entonces, “Ruso” Zilinski, que le dijo que “no se le puede decir que no a Belgrano” cuando lo llamaron y el estaba en su equipo técnico. Farré tomó el mando, para decirle que sí a Belgrano y a la historia, que le tenía un lugar especial, para convertirse en un mito viviente con un parche en el ojo. En 2011, llevando al Club a lo máximo, luego de una temporada para nada fácil, llegando a estar último. Pero del “Ruso” aprendió lo de la épica, cuando todo arrancó a 22 puntos de la pelea por el ascenso, sacar 17, jugar una promoción y contra todo y todos lograr lo impensado. Ganar de visitante, sin ventaja deportiva, contra el Millonario en su cancha y con su gente… Una década después, Guillermo agarró para guiar nuevamente el barco pirata a buen puerto, pero a diferencia de las otras campañas siendo el técnico que dirigió desde que comenzó la temporada. Comandó el bergantín para llegar a tierra firme, para que la bandera ondee más que nunca, para que la costa sea una realidad, para que el barco pirata tomase de sorpresa a la historia. Para que Belgrano vuelva a ascender como otras dos veces fuera de Córdoba. Pero esta vez gritando campeón. Pero esta vez zarpando muy bien y terminando el viaje mejor.
En el partido de las pibas había una bandera que decía “Corran que llevan el cielo”, tal vez ese haya sido el mensaje de Farré a sus dirigidos, para lograr lo que se logró.
Esa estrella era mi lujo
Domingo 25 de septiembre de 2022
Hace siete meses que Belgrano es puntero (nunca perdió más de 2 partidos seguidos y su peor racha fueron 4 sin triunfos). Pero en este domingo primaveral nada de eso importa. O no cuenta, porque todo, absolutamente todo se resume a los 90 minutos que se van a vivir desde las 13:40, cuando empiece un partido tan temprano para no cruzarse con el ritual religioso anual en San Nicolás. Para cuando el árbitro de el inicio del partido, varios rituales, miles de ritos se harán bajo el manto de la religión nacida en Alberdi hace 117 años.
En lo que va del año tiene la mejor campaña como puntero entre las 15 ligas más importantes del mundo, de 1ra y 2da categoría, según Ranking IFFHS. Supera en porcentaje, en un 100% a clubes como el Real Madrid, PSG o Bayern Munich. Pero todo eso quedaría en anécdota cuando el partido empezara y más aún cuando a los 27 minutos el jugador de Brown Benítez pusiera el 1 a 0 luego de una distracción garrafal en la defensa celeste. Primer momento de zozobra que el salvador Vegetti aplacó, cuando marcó el penal que a él le habían hecho. El arquero a la izquierda, la pelota a su derecha. 1 a 1. Faltaba un tiempo, faltaba otra eternidad.
En el segundo tiempo Brown cumplía lo que un aplaudido Pablo Vicó, había anticipado: “No se regala nada”. Para peor, el regalo que le dieron a Belgrano fue una cachetada inesperada, fue una triangulación bien elaborada que la terminó mucho mejor Juan Mendoza, el 9 de los de Adrogué. Pero siempre estuvo en cancha el otro 9, el de siempre, el de todos los partidos, el que había sido amonestado y se perdería los dos partidos siguientes, para darle más dramatismo a todo. El que siempre estuvo para darle una mano al equipo, cuando la cosa se ponía fulera, fue el “único héroe en este lío” y apareció cuando otro puso la mano: Alexis Castaño bloqueó el centro de Bordagaray y le dio la posibilidad a Pablo, de volver a empatar. El arquero a la izquierda, la pelota a su derecha. 2 a 2. Faltaban 17 minutos, y ahora que el tiempo debía pasar más lento empezaba a hacer todo lo contrario.
El reloj marca 84 minutos. Hay un lateral para que “El Tanque” use la cabeza, pero no para seguir como goleador del torneo, si no para que peine la pelota y asista a su sustituto Susvielles. Este se quita la marca de su defensor y mete un pelotazo, rompe el arco. Un puñal a los tres palos del arquero de Brown que paradójicamente le da más vida a los miles que explotan, que gritan como siempre y más que nunca, que lloran, que se abrazan. Como Flor que en Unquillo grita y le transmite a su madre que no se acerque, porque estando ella fue perdiendo Belgrano. Hasta las personas menos esotéricas en estos momentos acuden a cualquier cosa para evitar maleficios. Belgrano gana 3 a 2. Está a tan solo cinco minutos más lo que adicione el árbitro para gritar campeón. Falta una eternidad.
Hay un tiro libre en contra de Belgrano. “Hay que ser boludo para hacer un foul ahí” grita Flor. No sabe ni quien lo hizo, pero sabe que tiene razón. La pelota no pasa el primer jugador celeste que la despeja, la maltrata, le pega con toda rabia. De golpe el árbitro se lleva la mano a la boca y Vegetti se arrodilla y llora. Final y Belgrano es Campeón por primera vez en su historia, para ascender.
Final y la campaña se corona de la mejor manera. ¡Final! Y Florencia empieza a experimentar algo raro, una sensación que sólo ha tenido con Atenas, en básquet, pero nunca con Belgrano en Fútbol. Llora, besa, abraza, pero no grita mucho. Es como si esa palabra nunca la hubiese aprendido y ahora no sabe cómo pronunciarla. Pero la siente en todo el cuerpo. Se siente campeona y se sabe campeona. Y mira y no deja de mirar; y no quiere que se termine esto. Escucha a los jugadores, al técnico, al presidente que fue jugador y es ídolo, lo escucha a Luis Fabián Artime decir que se cumplió lo prometido de “ser campeón a lo Belgrano”; la escucha a Cecilia que desde Villa María la abraza digitalmente y está riéndose: “Nunca más nadie me podrá decir que no somos campeones”.
“Flor” está ahí, como no creyéndolo pese a creer siempre en el equipo. Decide no ir al Patio Olmos, como Nicolás que viajó más de 150 kilómetros para ir a “la tierra santa”, quien en el tercer gol escuchó a su madre que ya no está, gritándolo con él. Son muchos y muchas que están cerca como Valentina y Leo que a miles de kilómetros se las ingenian para vivirlo como si estuviesen en La Docta, o Ezequiel que está en la cancha y ha recorrido tanto en tantas malas que ahora, en esta buenísima era obvio que tenía que estar, como Gonzalo que está con su hijo para transmitirle la pasión. También como el “Tío” Vilches, hombre de pocas palabras pero un corazón celeste tan grande, que está viviendo un momento más que especial. Pero Florencia se quiere quedar ahí, en su casa familiar, donde vio tantas pálidas y ahora puede vivir colores. Para concretar lo que transitó en casi 36 semanas, que es poder decirse campeona a sus 36 años.
La felicidad se escribe con “F” de fútbol y esta es una de las máximas de la “Bida” porque ahora se escribe así, con la “B” de Belgrano. La fiesta se escribe con “F” de felicidad y es la que se desata en todas partes cuando el domingo continúa, cuando nadie quiere dormir, cuando la abreviatura CBA cambia el orden para ser CAB, cuando miles y miles no dejan de bailar una especie de cuarteto eterno de Rodrigo o de “La Mona” sonando en todos los rincones del país. Cuando el elixir de la eternidad es el fernet, que se comparte de mano en mano, de boca en boca, de abrazo en abrazo, “de corazón a corazón”…
El Campeón se escribe con “C” de Caravana y de Circunvalación y cuando esas tres “C” se juntan en el lunes, en el primer día siendo ganadores, es lo que se conocerá como la Vuelta Olímpica más grande del mundo. Un festejo a lo Belgrano, con la gente en las calles, en las rutas y en todos los caminos donde poder pasear tanta pasión…
Ya es martes. La caravana ya dio la interminable vuelta olímpica por circunvalación. Ya fue un lunes de un celeste tan intenso que quedará en la historia. Pero hoy es martes y llueve en Córdoba. Es un descanso, por más que hay miles que no pararán que seguramente han pensado “Y el martes encaravanados otra vez. Hay que lustrar los pepes porque a algún lado nos vamos”.
Pero llueve en Córdoba, para que la hinchada de Belgrano cambie la letra de la canción que tantos clips musicalizó, en las malas. Para que no pidan más “Ay, celeste. Regalame un sol”. Para que ahora canten “Ay Celeste, gracias por tanto sol”. Es martes y llueve en Córdoba, porque el cielo que es “de un solo color”, y está pintado celeste de Primera, celeste ascenso, celeste campeón también quiere llorar de felicidad.
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