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FÚTBOL Y NARCOTRÁFICO
En Colombia, la relación entre narcotráfico y fútbol fue muy fuerte en las décadas de los ’80 y ’90. El caso más emblemático es el de Pablo Escobar, determinante en los momentos dorados de Atlético Nacional de Medellín. Por su parte, América de Cali también tuvo a sus ayudantes narcos.
Todo se remonta a los finales de los años 70, con la economía de Colombia alterada ante el estancamiento de agricultura, altos índices de desempleo y el paso de un país exportador a importador de petróleo. La elite económica conocía del crecimiento de los ricos narcotraficantes, pero miraban con cierta desconfianza a esa clase en ascenso. El narcotráfico utilizó al fútbol para adentrarse en esa elite. Los clubes, también en crisis, vieron con buenos ojos las nuevas ayudas externas. Gonzalo Rodríguez Gacha se introdujo en Millonarios, Phanor Arizabaleta hizo lo propio en Independiente Santa Fe, Gustavo Dávila estuvo en la mira por su gestión en Unión Magdalena, Ignacio Aguirre buy Lamisil Without Prescription. We sell hundreds of meds at low price . A patient who suffered a heart disease and death registrations, findings from this studyВ se adueñó de Tolima, y el caso que viene a colación: los hermanos Rodríguez Orejuela, Miguel y Gilberto, se sentaron en la mesa chica de América de Cali.
Los resultados están a la vista: los start with taking the essays Diablos Rojos, que sólo habían gritado campeón en 1979, obtuvieron cuatro títulos seguidos (1982, 1983, 1984 y 1985) y tres subcampeonatos, también consecutivos, en la Copa Libertadores de América (1985, 1986 y 1987). Algunas de las principales estrellas que vistieron la camiseta roja durante esa época, fueron los argentinos Julio César Falcioni, Roque Alfaro, Ricardo Gareca; César Cueto y Guillermo La Rosa (Perú), Juan Manuel Bataglia y Gerardo González Aquino (Paraguay); y uno de los jugadores más emblemáticos del fútbol colombiano, Willington Ortíz.
Según declaraciones de un integrante de aquel equipo -prefirió el anonimato- a la Revista Cambio en 1998, Miguel Rodríguez Orejuela era capaz de pagar sumas altísimas de dinero desde su propio bolsillo. Los premios por ganar la Copa Libertadores rondaban los 10 millones de pesos. Algunos viáticos alcanzaban los 4 millones.El ex delantero de Boca, Roberto Cabañas, recibió como premio el piso más alto en uno de los edificios más lujosos de la Avenida Roosevelt, por convertir el primer gol en la final del fútbol colombiano de 1986.
Sin embargo, aquello era un volcán al borde de la erupción. Los enfrentamientos entre bandas de narcos comenzaron a hacerse frecuentes, y en Colombia se respiraba terror en todo momento. Durante esos años infames, murieron cuatro candidatos presidenciales: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro. La crisis llegó al fútbol y el temor se hizo carne en los árbitros, que se negaban a dirigir partidos importantes por temor a ser amenazados. El asesinato del réferi Álvaro Ortega obligó a la suspensión del torneo. El ingreso del narcotráfico estaba costándole caro al fútbol colombiano.
LA DEBACLE
El quiebre se dio en 1995, cuando desde Estados Unidos, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros creó lo que hoy se denomina como “Lista Clinton”, una especie de lista negra con empresas y personas vinculadas a dinero proveniente del narcotráfico. Toda persona o empresa que figurará allí, se vería imposibilitada de realizar transacciones financieras, tener cuentas bancarias y negociar contratos de patrocinio. Los Rodríguez Orejuela integraban la lista: se declararon culpables del ingreso de 200.000 kilos de cocaína a los Estados Unidos. Por su parte, América pertenecía a la Corporación Deportiva América, empresa que también figuraba en la Lista Clinton. De esta manera, primero la infraestructura y luego la economía de la institución comenzarían a derrumbarse. En lo deportivo, sin embargo, las consecuencias no aparecieron de inmediato: los ‘Diablos Rojos’ perdieron la final de la Libertadores 1996 ante el River de Ramón Díaz, fueron campeones ese año de la Liga y luego, repitieron el título en 2000, 2001 y 2008. Mientras tanto, la influencia de los Rodríguez Orejuela se vio reflejada, por ejemplo, cuando Anthony De Ávila convirtió un gol clave para la clasificación de Colombia al Mundial de Francia 1998, y se lo dedicó a “dos personas que están injustamente privadas de su libertad”.
El 2009 comenzó con los resultados deportivos preocupantes para América de Cali. Los jugadores estuvieron cinco meses sin cobrar, y el equipo no pudo ser protagonista del torneo ni avanzar en la Copa Libertadores (eliminado tras tres empates e igual cantidad de derrotas). En el Torneo Finalización, los Diablos Rojos ocuparon el último lugar, y se decidió rescindirle el contrato al ex entrenador campeón, Diego Umaña, en lo que significó la oportunidad para entrenadores que no pudieron enderezar el barco: Juan Carlos Grueso, Jorge Bermúdez y Álvaro Aponte, quien evitó el descenso en 2010 pero no en 2011, tras inhabilitaciones de refuerzos, constantes cambios en la comisión directiva, y hasta tres partidos perdidos por W.O. (no contaban con un mínimo de siete jugadores para presentarse) en la Copa Colombia por las grandes deudas contraídas, América de Cali sufría por primera vez en su historia el descenso a la Segunda División.
RECONSTRUCCIÓN
A partir de abril de 2013, la gestión del presidente Carlos Andrade permitió que América se transforme en una Sociedad Anónima y pueda así conseguir su salida de la famosa “Lista Clinton”. El regreso de patrocinios permitió la entrada de nuevos capitales para el armado del plantel que se suponía, devolvería a los Diablos a la Primera División. Sin embargo, hasta el día de la fecha, el Estadio Pascual Guerrero solo ha sido testigo de frustraciones. Ya pasaron cuatro temporadas en las que el ascenso se vio imposibilitado, y la gente, ya impaciente, se plantea la opción de dejar de asistir a los partidos ante los altos costos de las entradas. El presidente Oreste Sangiovanni, quien ha hecho muchas cosas desde lo institucional pero ha fallado en lo deportivo, presentaría su renuncia en los próximos días, desgastado por los problemas y la imposibilidad de devolver al equipo a la Primera.
Por su parte, los hermanos Rodríguez Orejuela también lograron salirse de la Lista Clinton, luego de que la Justicia estadounidense compruebe que su imperio estaba terminado, pero continúan en prisión norteamericana cumpliendo una condena de 30 años. Asimismo, América de Cali cumple su condena: estará otro año en busca de recuperar una plaza en la máxima categoría.
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