Apareció. Después de dos partidos en los que le costó imponerse y fue superado en grandes tramos. Como contra Chicago Bulls, cuando necesitó caer en su primer juego para levantarse al siguiente con una paliza histórica. El viernes por la noche a Miami Heat le tocaron el orgullo, ese orgullo que solo los campeones poseen, y furioso, con hambre de demostrar porque es el máximo candidato una vez más, le dio una lección de básquet a domicilio a Indiana Pacers. La paliza fue por 114 a 96, la mayor cantidad de puntos que reciben los locales en esta postemporada.
No duró más que el primer cuarto la paridad en el encuentro. Los de Erik Spoelstra hicieron un culto de la defensa, cerraron la llave tras el festín que se hizo Roy Hibbert el partido pasado e hicieron que cada punto le cueste sudor y lágrimas a Indiana. La primera mitad fue perfecta para Miami con 70 puntos (más del 60 % de efectividad de campo) – récord para la franquicia en playoffs -, dejando en ridículo la defensiva de uno de los mejores equipos en ese rubro y con nada más que una pérdida. Para colmo esta vez no era solo LeBron James, quien terminó esos 24 minutos con 18 unidades, sino que se sumaban tipos hasta acá desaparecidos, como Udonis Haslem con 13 (6 de 7). Otro que hizo su muy buen aporte fue el pájaro Chris Andersen, quien se ha vuelto una tremenda ayuda saliendo desde la banca anotando 16 tiros de forma consecutiva en los últimos juegos. En Indiana, Paul George prácticamente no tiró al aro y la falta de tiro perimetral hizo posible que Miami doblegue las marcas en la pintura para impedir tantos de manera sencilla. La diferencia para irse al descanso fue de 14, la máxima que el Heat había tenido en toda la serie.
La segunda mitad arrancó con un leve intento de Indiana de ponerse a tiro, sin embargo nunca pudo bajar la ventaja a menos de 7. Cada vez que los de Frank Vogel atinaban con meterse en el juego, Miami respondía con una tremenda defensa que obligaba a los Pacers a dar vueltas y vueltas sin poder encontrar un tiro cómodo, además de un muy variado ataque: desde la llave, ese lugar donde el Heat había perdido el partido el viernes, en la que marcó 52 puntos, 16 más que Indiana; desde el perímetro con un Ray Allen más certero, con Dwyane Wade y Chris Bosh de gran partido con 18 y 15 unidades respectivamente, y desde la línea donde tuvo un 85 % de acierto frente al pobre 68 % de los locales.
En los últimos doce minutos Indiana no llegó a hacerle ni cosquillas al Heat. No hizo falta un partido extraordinario de LeBron quien sumo nada más que 4 puntos más en la segunda parte, para finalizar con 22 en total. Haslem fue el factor que los locales no tuvieron en cuenta, dicho por el propio Hibbert, con 17 unidades. En Indiana lo mejorcito en ofensiva sin ser algo grande fue de David West con 21 y del centro jamaiquino, figura en el partido anterior, finalizó con 20 y 17 rebotes. A partir de la defensa fue que Miami construyó su triunfo, algo a los que nos tiene acostumbrado el equipo de Spoelstra. Además tuvo está vez en sus actores de reparto un trabajo fundamental para no sobrecargar todas las jugadas en su Big Three.
“Si no sos perfecto defendiéndolos, ellos te harán lo que nos hicieron hoy” dijo Frank Vogel al terminar el encuentro. Y no hay duda de ello. Indiana tendrá que buscarle la vuelta al partido tras ser superado ampliamente por primera vez en los tres juegos que llevan disputados. El martes por la noche será el turno del cuarto partido de la serie, otra vez en Indianapolis. Miami rompió el invicto de Indiana como local en estos playoffs. Y ahora será Indiana el que intentará romper el invicto de Miami como visitante para igualar una serie que por primera vez fue despareja.
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