San Lorenzo está vivo. El sufrimiento, los nervios y la incertidumbre siguen presentes, pero el 2-1 ante Belgrano devolvió la ilusión luego de una semana complicada. Matías Giménez puso en ventaja al local, pero Alvarado y Ortigoza de penal desahogaron el grito azulgrana.
Venía difícil la cosa para el Ciclón, mucho se había hablado luego de la derrota con Boca. Si la continuidad de Madelón estaba en discusión, en el entretiempo tenía un pie y medio afuera con el 0-1, a pesar de que su equipo no había sido menos que el Pirata. Giménez había desnudado las falencias de una defensa de tres hombres desordenada pero que después se asentó. Luego del gol, reventó el travesaño con un tiro libre, y a partir de ahí Belgrano se estancó y fue todo del visitante.
San Lorenzo, que no había tirado un centro bien contra Boca ni en el primer tiempo de ayer, acertó en los pies de Romagnoli una buena ejecución y Alvarado se encargó de estampar el empate. Los Cuervos ya habían hecho méritos para empatarlo, y cinco minutos después el talento de Romagnoli generó un penal en lo que era un gol seguro de Chávez. Ortigoza, como de costumbre, no falló y le puso justicia al resultado. San Lorenzo, siempre respaldado en la gran figura de Romagnoli, tuvo ratos de muy buen fútbol y casi se lo empatan en el final, porque no lo pudo liquidar como contra Argentinos.
En el último minuto se salvo dos veces de milagro, pero nadie se sorprendió con la situación, está claro que si San Lorenzo no gana así la victoria no tiene sentido. El plantel, con ratos de buen juego y mucha actitud, respaldó a su DT que tenía a todos en contra pero se ratificó en el cargo. El Ciclón continúa en Promoción y sigue pendiente de resultados ajenos, pero jugando así cada vez dependerá menos de ellos.
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