buy a paper La existencia de unas Fuerzas Armadas con gran peso en casi todas las decisiones genéricas de la política y de la sociedad argentina generó también hitos en el fútbol y en el deporte en general que merecen ser escarbados y reactivados, y que de hecho lo fueron con el paso del tiempo. Como sucedió con el fanatismo de Juan Domingo Perón por Racing Club de Avellaneda o el hecho de que Jorge Rafael Videla y compañía hayan sido Socios Honorarios de River por casi 20 años, el caso de Tomás Adolfo Ducó y su fuerte relación con el Club Atlético Huracán constituyó uno de esos hitos curiosos. Incipiente jugador, hincha y dirigente, de personalidad exaltada y con gran peso público, dícese de Ducó que siempre inclinó su influencia y carácter –y el uniforme que portaba, claro está- hacia el beneficio de “su” Globo.
Nacido en 1901, ya era socio de la institución de Parque Patricios a los 15 años e incluso, a esa edad, conformaba, ocupando el lugar de volante central, el plantel de la Quinta División del club que se proclamó campeón en su categoría. Sin embargo, su ingreso en el Colegio Militar lo volcó hacia una carrera totalmente distinta, pero que supo combinar con su pasión por el Globo y en la que sería protagonista renombrado tres décadas más tarde: la carrera militar. Su participación más memorable en este ámbito la cumplió ya con el grado de teniente coronel, cuando hizo realidad junto a Juan Domingo Perón y Emilio Ramírez, entre otros, el Metoclopramide 10 mg with doctor consult. Metoclopramide cheap price at RI buy cheap discount online metoclopramide Cheap metoclopramide no prescription GOU (Grupo de Oficiales Unidos, que se daría a conocer como Grupo Obra de Unificación), una agrupación de raigambre nacionalista y autoritaria que fue resultado de la irritación de ciertos círculos militares ante la situación político-social del país durante la década anterior. Una problemática a la que se sumaba la Segunda Guerra Mundial, a la que Argentina debía hacer frente declarando su posición y la que imponía, además, el eterno miedo (o desafío, dependiendo de cómo se lea la cuestión) de las Fuerzas Armadas argentinas: la marea roja, o la continua llegada al país de oleadas ideológicas de izquierda (con sus correspondientes reflejos en estos lares).
Como se sabe, el círculo de personas que conformaba el GOU fue el que concretó el Golpe de Estado de 1943, que dejó fuera de escena a Ramón Castillo como presidente de la Nación y que se debatió entre disputas internas el destino argentino a lo largo de casi tres años, llegando Perón a la presidencia en febrero del 46’. Sin embargo, el rol de Ducó en esta cuestión no llegó tan lejos y llegó a su fin de manera algo conflictiva. En 1944, cuando comenzaba a definirse la Segunda Guerra Mundial y el mundo político seguía inmerso en su sistema de apoyo a determinado bando bélico, la presión de Estados Unidos para que Argentina rompiera lazos y declarara la guerra a Alemania y Japón surgió efecto, siendo Pablo Pedro Ramírez (padre de Emilio), presidente en ese momento, relegado de su cargo ante su negativa a dicha declaración. Sería Edelmiro Farrell, su sucesor, quien concretara la nueva toma de postura argentina al año siguiente. Ante estos hechos, Tomás Ducó lideró un levantamiento militar en favor de Ramírez, que no sólo no dio efecto sino que le valió, además, el fin de su carrera militar siendo destituido en febrero de ese año y apresado en la isla Martín García hasta el año siguiente.
Mientras tanto, a la vez que delineaba su carrera político-militar, con más de tres décadas de vida, Ducó ya se había conformado como una persona influyente en el mundo Huracán. Fue él quien descubrió en el fútbol de La Plata, donde se desempeñaba su cargo, a Herminio Masantonio, quien se convertiría con el tiempo en ídolo del club y quien es hoy aún su máximo goleador. En 1938 fue electo por primera vez presidente del Globo, y de hecho volvió a postularse otras seis veces, ganando todas las elecciones en las que participó (cada año se elegía y renovaba a las autoridades del club) y presidiendo Huracán hasta 1944, año en el que, como vimos arriba, fue detenido y debió abandonar previsionalmente la política de Parque Patricios. Igualmente, volvería a postularse y a ganar las elecciones en 1949, lo que deja en claro en qué posición se encontraba el ex militar en el mundo Huracán.
Fue durante esos años que el club de Parque Patricios creció como nunca. Bajo la dirección de Ducó, el Globo logró comprar el predio que alquilaba, comenzó a construir su estadio de cemento, que años más tarde sería bautizado con el nombre completo del teniente coronel, e inauguró su primera sede social. Además, en diez años multiplicó por ocho su cantidad de socios y, en los papeles, logró ser uno de los seis clubes con voto triple en AFA, lo que lo convirtió, a los ojos del deporte nacional, en miembro de ese selecto grupo de los “seis grandes“.
La faceta más bizarra de Ducó quedó en off side público con ciertas declaraciones de jugadores que militaron en el Globo bajo la presidencia del militar en la institución. Feb 28, 2014 – Click Here to Buy Lithium Online! buy lithium jamaica cheap drugs lithium order lithium shot reviews buy cheap Lithium bars buy lithium mg Juan Alberto Romeral fue uno de ellos, y supo decir que, una vez que fue llamado a la oficina del mandamás, Ducó lo recibió sacando un revólver de un cajón y poniéndolo, a modo de exhibición intimidadora, arriba del escritorio. El defensor también relató un episodio en el que, yéndose Huracán al entretiempo 1 a 1 con River en un partido definitorio, Tomás Adolfo “contrató” de improvisto a cinco jugadores de Estudiantes, tres de ellos de Selección, y dio la charla de vestuario despachando al técnico de turno. ¿El resultado? 7 a 1 a favor de los Millonarios. Papelón.
Otra anécdota es contada por Carlos Scherl, quien fue enviado a Mendoza por el mandamás del Globo tras haberse negado a formar parte de un intercambio por dos jugadores de Argentinos Juniors. Sin embargo, Scherl no dejó de reconocer nunca la importancia y vitalidad que Ducó le brindó a “su” Huracán durante el desempeño de la presidencia e incluso desde antes.
Sin dudas, Tomás Adolfo Ducó buscó la manera de utilizar su poder y su personalidad algo autoritaria para orientar a Huracán a sus mejores puertos. Más allá de lo cuestionables que hayan podido ser los medios, hoy Huracán cuenta con un legado que en su mayor porcentaje fue construido bajo el mando de un uniformado cercano a Perón en un momento y que entró en tensión después por algunas diferencias ideológicas en los círculos del GOU. Historias del fútbol argentino que vale la pena rescatar y reflotar siempre.
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