José Pekerman lo soñó, lo forjó y lo hizo realidad. Colombia le ganó 1-0 a Ecuador en Barranquilla y se clasificó a una Copa del mundo después tres ediciones consecutivas ausente. El Mundial de Francia en 1998 fue el último que jugó con Faryd Mondragón en el arco, pasaron 15 años y el entrenador argentino fue a buscar al mismo arquero porque necesitaba experiencia.
Lo de Mondragón era una jugada difícil pero necesaria, esta nueva generación de jugadores no tenían a un Bermúdez, Valderrama o Asprilla. Este seleccionado de buenos futbolistas se había olvidado lo que era sentir la adrenalina de una cita mundialista porque en doce años no se presentaron a ninguna.
El pasado 21 de junio el exarquero de Independiente cumplió 41 años y de seguir formando parte de este equipo, en junio del año que viene será el jugador más grande en participar de un Mundial. No jugó ningún partido, pero quedó claro que es la segunda opción en el arco y la primera en el vestuario. Un acierto del entrenador que en un comienzo titubeó porque le costaba adaptarse a un país nuevo al que solo llegaba con los pergaminos de lo que consiguió en las juveniles de la Selección argentina.
Al principio, José Pekerman era mirado de reojo, no terminaba de convencer y se notaba que tenía más ganas de estar en Argentina que en Colombia, porque extrañaba su lugar y la tierra Cafetera no le traía los mejores recuerdos, ya que allí se retiró del fútbol profesional debido a una lesión cuando era jugador de Independiente de Medellín. Volvió, se tomó su tiempo, eligió los jugadores, se tomó revancha y once meses después de asumir fue elegido como el mejor técnico del continente, a lo que le sumó la clasificación al Mundial de Brasil un año y medio después.
En las Eliminatorias de 1998, Colombia sumó 28 puntos y jugó el Mundial de Francia, algo que no pasó en el 2002, porque más allá de las 27 unidades el repechaje quedó para Uruguay. En las Eliminatorias mundialistas del 2006, Pekerman llevó a Argentina al primer puesto junto con Brasil y los de amarillo se quedaron afuera de todo. Las cosas no fueron mucho mejores de cara a la Copa del Mundo 2010 y se quedó afuera de Alemania una fecha antes. En enero del año pasado llegó Pekerman y un par de meses después, tres fechas antes, el equipo de Falcao, Teo y Mondragón ya tiene reservas para Brasil en el Expreso de José.
Ocho triunfos, dos empates y tres derrotas son los números del mejor entrenador de la historia en juveniles que hoy clasificó por segunda vez con un seleccionado mayor a una Copa del mundo. No chamuyó, no compró ningún librito, no se hizo la estrella, solamente trabajó, probó variantes, eligió a Perea de capitán sobre Falcao y probó a James Rodríguez para sacar a Gio Moreno. Pekerman tomó decisiones, no se casó con ninguno y fue a buscar al colombiano más grande en actividad que había jugado un mundial para sumar peso en el vestuario.
Como Bielsa le devolvió la alegría a Chile en las eliminatorias pasadas, Don José hizo lo mismo con Colombia en esta oportunidad. Pekerman se merecía esta oportunidad, por cómo se fue y, por momentos, por cómo quedó olvidado. A Pekerman se lo invitó a irse por la puerta de atrás y hoy a las juveniles argentinas las dirige un hijo de Grondona. Hay que ser agradecido mientras Pekerman sigue demostrando que nada es ni fue casualidad.
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