“Hay otro partido”. Así se llama el libro de Claudio Destéfano, especialista en marketing deportivo. Y esto podría aplicarse a la final de la Champions League. O mejor dicho, a los proveedores de indumentaria que visten tanto al Bayern Munich como el Borussia Dortmund: Adidas y Puma. Dos marcas que sólo están unidas por la sangre.
Todo comenzó en 1948 en Herzogenaurach, a 167 kilómetros de Munich y a 324 de Dortmund, cuando los hermanos Adolf y Rudolf Dassler, propietarios de la fábrica de calzados “Gebrüder Dassler Schuhfabrik” se pelearon casi a muerte, por motivos que aún hoy no se saben. Por ese motivo, “Adi” -como se hacia llamar Adolf- se quedó con la fábrica, a la cual rebautizó Adidas, que es la suma de su apodo y las tres primeras letras de su apellido (ADI DASsler), mientras que Rudolph, al otro lado del río Aurach para fundar, junto con extrabajadores de la vieja fábrica, la marca que en un principio se llamó Ruda (por RUdolph DAssler), para luego llamarse Puma.
Esa guerra dividió a Herzogenaurach, al punto que la apodaron “la ciudad de las miradas hacia abajo”. Los calzados que se usaban eran claves para ver a qué bando pertenecían. En el lado del Aurach donde estaba la fábrica de Rudi, las Puma predominaban, y en el otro lado, había supremacía de Adidas.
Con el correr de los años, se expandió la rivalidad: ambas marcas intentaban captar a deportistas famosos. Así fue cómo la marca de las tres tiras fue usada por Bob Beamon (récordman mundial de salto en largo), Dick Fosbury (salto en alto), y Muhammad Ali, mientras que fueron vestidos por la compañía del felino el maratonista Abebe Bikila en su segundo título olímpico, y Tommie Smith y John Carlos, velocistas famosos por hacer en el podio olímpico el “Black Power“.
El fútbol no quedó exento de esta situación. Si bien los primeros golpes fueron asestados por Adi, quien en 1954 le dio a los futbolistas de la selección alemana botines con tapones intercambiables dependiendo de la circunstancia (fueron claves para imponerse a los húngaros en aquella lluviosa jornada en Berna), y 16 años después firmó un contrato de exclusividad con la FIFA, Rudolph vistió a los dos mejores futbolistas de la historia: Pelé y Diego Maradona, aparte de otros cracks como Johann Cruyff (quien, en el mundial 1974, se rebeló al ponerse una camiseta con dos tiras en lugar de las Adidas que usaban sus compañeros holandeses) o Mario Alberto Kempes.
En lo que se refiere a finales entre equipos vestidos por ambas marcas, hay que decir que hubo pocas: Alemania 2006 fue la única definición de un mundial en la que tanto Adidas como Puma estuvieron presentes, con Francia e Italia respectivamente (los de la península se impusieron en los penales).
Como contrapartida, los de las tres tiras se impusieron en los dos enfrentamientos decisivos en la Eurocopa (Alemania a República Checa en Inglaterra 1996, y España a Italia en Polonia-Ucrania el año pasado).
El único antecedente en finales de Copa de Europa/Champions League fue hace 22 años, cuando en el estadio San Nicola de Bari se enfrentaron el Estrella Roja de Belgrado (Puma) contra el Olympique de Marsella (Adidas -su presidente, el polémico Bernard Tapie, fue propietario de la marca-). Debido al 0-0 en los 120 minutos de juego, todo se definió desde los doce pasos. Allí, los (por entonces) yugoslavos se impusieron gracias a que Manuel Amoros falló su envío.
Debido a que hoy por hoy la gran rivalidad en lo que se refiere a marcas es Adidas y Nike, quedando Puma relegado, la otra final de la Champions League servirá para rememorar viejos tiempos. Cuando los hermanos Dassler luchaban incesantemente por dominar el mercado textil deportivo. Ahora, el Borussia Dortmund y el Bayern Munich buscarán dominar el fútbol europeo. Y no es poca cosa, claro.
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