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El partido de la muerte

“!Fizculthura¡”, exclamaron con su mano en el corazón los once jugadores del Star aquel 9 de agosto de 1942 en el estadio del Zenit. Pues, se negaron a realizar el saludo nazi, y prefirieron referirse a un eslogan soviético que pregonaba la cultura física. Esta actitud fue tomada  en el saludo previo al encuentro que disputarían frente al combinado de las Fuerzas Armadas Alemanas, quienes se autodenominaron como el Flakelf. Estos dos equipos ya se habían enfrentado antes, y la victoria había sido para el conjunto de los panaderos ucranianos por 5-1. Parecerá un dato irrelevante, pero en épocas de dominio nazi en tierras soviéticas, tal derrota de los alemanes significaba no solo humillación, sino también una señal de debilidad que caracterizaba a su ejército. Pues, “su raza dominante”, con estos futbolistas no pudo. El 5-3 final de la pretendida revancha fue el final. El final para muchos de los integrantes del Star, quienes aproximadamente una semana después de su victoria, fueron arrestados y torturados por la Gestapo, al ser considerados participes de la NKVD (un departamento gubernamental soviético que manejó cierto número de asuntos internos de la URSS). Pero nada era cierto. La verdad era que, ocho de los once integrantes de aquel heroico equipo que enfrentó a las fuerzas de Hitler, a fines de la década del ´30, habían jugado para el Dynamo de Kiev, entidad fundada por la policía y el Ejército Rojo y  que alcanzó a conseguir varios simpatizantes dentro de Ucrania. Asimismo, los tres futbolistas restantes habían formado parte de las listas del Lokomotiv Kiev. [caption id="attachment_85774" align="alignright" width="102"]Cartel-anunciando-el-partido-de-la-muerte Cartel anunciante[/caption] Sólo se habían reunido para ocultar mediante el fútbol, las tristezas de cada uno de sus presentes. Es que luego de la invasión de las tropas Eje, la ciudad de Kiev cayó en un completo desorden económico y social, por lo que el deporte elegido por excelencia  por los soviéticos, en aquel entonces, entró también en una debacle, ya que muchos futbolistas fueron enviados al frente o a los campos de concentración. Sin embargo, apareció una lucecita de esperanza entre tanto escombro y oscuridad. Esa guía pareció ser Iosif Kordik, un fanático del Dinamo, quien en una de sus caminatas reconoció a una de las figuras de su equipo, al arquero Mykola Trusevych, que había sufrido los resabios de la Segunda Guerra Mundial. En  aquel encuentro, Kordik le ofreció empleo a su ex ídolo como barrendero en su panadería. Tiempo después, el fanatismo del dueño de la panadería por el fútbol, lo llevó a proponerle a Trusevych el formar un equipo con sus excompañeros. La búsqueda no iba a resultar sencilla, pero tampoco imposible. Por lo que a las pocas semanas los nombres:  Ivan Kuzmenko,Pavel Komarov,Alexei Klimenko,Nikolai Korotkykh,Vasily Sukharev,Feodor Tyutchev,Makar Goncharenko,Mikhail Putisin , Milkhail Mielnizhuk y Georgy Timofeyev  se sumaron al grupo. Entonces, El F.C Star quedaba completo. A pesar de su mala alimentación y la falta de equipamiento, los jugadores del equipo ucraniano comenzaron a vencer a ciertos equipos de la liga regional, con completa contundencia. Pero esos choques no tuvieron comparación con aquella revancha ante el Flakelf. Un partido a realizarse con la intención de reivindicar el poderío del Eje  luego del creciente fervor y sentido de esperanza que  había provocado en el pueblo de la cuidad europea, aquel equipo compuesto por actuales panaderos.  Por lo que el árbitro del cotejo fue un oficial de las Waffen-SS, encargado de favorecer al equipo del Führer permitiendo el juego ilegal, utilizado por los alemanes durante el cruce. El resultado final, ya se sabe. El orgullo y el respeto no solo a los valores humanos, sino también a un deporte, como el fútbol, supieron vencer a la trampa, el engaño y las amenazas recibidas. Sin embargo, un destino sin marcas de cal les esperaba a varios integrantes de aquel plantel. Mykola Korotkykh, murió bajo tortura. Los demás fueron  enviados a los campos de concentración de Syrets. Allí, Ivan Kuzmenko, Oleksey Klimenko (durante el partido había gambeteado al  arquero rival y en vez de patear al arco, prefirió rechazarla. Actitud que humilló a los nazis presentes aquel día), y el portero Mykola Trusevych fueron asesinados  en febrero de 1943. Entre los sobrevivientes se incluyen Fedir Tyutchev, Mikhail Sviridovskiy y Makar Goncharenko, los encargados de la popularización de esta historia. “El partido de la muerte”. Así fue conocido este encuentro a partir de 1958 a causa de una publicación de la historia en el diario “Evening Kiev”. A pesar de ello, los once futbolistas del Star parecen haber quedado vivos en la memoria. Al menos eso, cuenta la leyenda.      

“!Fizculthura¡”, exclamaron con su mano en el corazón los once jugadores del Star aquel 9 de agosto de 1942 en el estadio del Zenit. Pues, se negaron a realizar el saludo nazi, y prefirieron referirse a un eslogan soviético que pregonaba la cultura física. Esta actitud fue tomada  en el saludo previo al encuentro que disputarían frente al combinado de las Fuerzas Armadas Alemanas, quienes se autodenominaron como el Flakelf. Estos dos equipos ya se habían enfrentado antes, y la victoria había sido para el conjunto de los panaderos ucranianos por 5-1.

Parecerá un dato irrelevante, pero en épocas de dominio nazi en tierras soviéticas, tal derrota de los alemanes significaba no solo humillación, sino también una señal de debilidad que caracterizaba a su ejército. Pues, “su raza dominante”, con estos futbolistas no pudo. El 5-3 final de la pretendida revancha fue el final. El final para muchos de los integrantes del Star, quienes aproximadamente una semana después de su victoria, fueron arrestados y torturados por la Gestapo, al ser considerados participes de la NKVD (un departamento gubernamental soviético que manejó cierto número de asuntos internos de la URSS). Pero nada era cierto. La verdad era que, ocho de los once integrantes de aquel heroico equipo que enfrentó a las fuerzas de Hitler, a fines de la década del ´30, habían jugado para el Dynamo de Kiev, entidad fundada por la policía y el Ejército Rojo y  que alcanzó a conseguir varios simpatizantes dentro de Ucrania. Asimismo, los tres futbolistas restantes habían formado parte de las listas del Lokomotiv Kiev.

Cartel-anunciando-el-partido-de-la-muerte
Cartel anunciante

Sólo se habían reunido para ocultar mediante el fútbol, las tristezas de cada uno de sus presentes. Es que luego de la invasión de las tropas Eje, la ciudad de Kiev cayó en un completo desorden económico y social, por lo que el deporte elegido por excelencia  por los soviéticos, en aquel entonces, entró también en una debacle, ya que muchos futbolistas fueron enviados al frente o a los campos de concentración. Sin embargo, apareció una lucecita de esperanza entre tanto escombro y oscuridad. Esa guía pareció ser Iosif Kordik, un fanático del Dinamo, quien en una de sus caminatas reconoció a una de las figuras de su equipo, al arquero Mykola Trusevych, que había sufrido los resabios de la Segunda Guerra Mundial. En  aquel encuentro, Kordik le ofreció empleo a su ex ídolo como barrendero en su panadería. Tiempo después, el fanatismo del dueño de la panadería por el fútbol, lo llevó a proponerle a Trusevych el formar un equipo con sus excompañeros. La búsqueda no iba a resultar sencilla, pero tampoco imposible. Por lo que a las pocas semanas los nombres:  Ivan Kuzmenko,Pavel Komarov,Alexei Klimenko,Nikolai Korotkykh,Vasily Sukharev,Feodor Tyutchev,Makar Goncharenko,Mikhail Putisin , Milkhail Mielnizhuk y Georgy Timofeyev  se sumaron al grupo. Entonces, El F.C Star quedaba completo.

A pesar de su mala alimentación y la falta de equipamiento, los jugadores del equipo ucraniano comenzaron a vencer a ciertos equipos de la liga regional, con completa contundencia. Pero esos choques no tuvieron comparación con aquella revancha ante el Flakelf. Un partido a realizarse con la intención de reivindicar el poderío del Eje  luego del creciente fervor y sentido de esperanza que  había provocado en el pueblo de la cuidad europea, aquel equipo compuesto por actuales panaderos.  Por lo que el árbitro del cotejo fue un oficial de las Waffen-SS, encargado de favorecer al equipo del Führer permitiendo el juego ilegal, utilizado por los alemanes durante el cruce. El resultado final, ya se sabe.

El orgullo y el respeto no solo a los valores humanos, sino también a un deporte, como el fútbol, supieron vencer a la trampa, el engaño y las amenazas recibidas. Sin embargo, un destino sin marcas de cal les esperaba a varios integrantes de aquel plantel. Mykola Korotkykh, murió bajo tortura. Los demás fueron  enviados a los campos de concentración de Syrets. Allí, Ivan Kuzmenko, Oleksey Klimenko (durante el partido había gambeteado al  arquero rival y en vez de patear al arco, prefirió rechazarla. Actitud que humilló a los nazis presentes aquel día), y el portero Mykola Trusevych fueron asesinados  en febrero de 1943. Entre los sobrevivientes se incluyen Fedir Tyutchev, Mikhail Sviridovskiy y Makar Goncharenko, los encargados de la popularización de esta historia.

“El partido de la muerte”. Así fue conocido este encuentro a partir de 1958 a causa de una publicación de la historia en el diario “Evening Kiev”. A pesar de ello, los once futbolistas del Star parecen haber quedado vivos en la memoria. Al menos eso, cuenta la leyenda.