La foto causó conmoción y revuelo a nivel mundial. Las grandes corporaciones mediáticas se debatieron en cuan redituable, a nivel político y comercial, podía ser utilizar la imagen. Las redes sociales estallaron de humanismo banal y las derechas europeas, con grandes gestos de cinismo, se mostraron consternadas con lo sucedido.
¿Fue necesario que la imagen diera vuelta al mundo para que se tomase conciencia de la geopolítica mundial actual? ¿Puede esa foto cambiar el contexto de capitalismo depredador por el que está atravesada Europa? ¿Resume lo caro que están pagando el éxodo los países del llamado “Tercer Mundo”?
Deja vu histórico.
Hace años que Europa está viviendo un retroceso en el tiempo, ahora ha llegado a su punto más crítico, desde la Segundo Guerra Mundial. Por mar y tierra, intentan llegar desde Medio Oriente y África, cientos de miles de exiliados económicos y políticos, con la misma incertidumbre de épocas que parecían lejanas: no saber qué les depara el destino o dónde terminarán. Lo único que saben, es que deben huir, escapar de la miseria, las guerras, las invasiones, la hambruna. Con desesperación están buscando refugio en ese “Primer Mundo” que les permita, en teoría, ser seres humanos con derechos y con dignidad. Pero, esa Europa a la que intentan migrar, es la de Merkel, Cameron y Hollande , dirigentes que han tomado las decisiones políticas de ponerle alambres de púa y muros a las frotaras de sus países, que esperan a los inmigrantes con mano dura y represión, además, de referirse a ellos, despectivamente, denominándolos: “plagas” o “enjambres”. Es la Europa sometida por la Troika que destrozó a Grecia, llevándose puesta la voluntad del pueblo heleno y terminando con el gobierno de Alexis Tsipras. Trenes, camiones y barcos cargados de sirios, afganos, iraquíes, eritreos, etíopes, somalíes, macedonios hasta de propios europeos: kosovares y ucranianos, intentando buscar refugio en la parte central de un Continente doblegado por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). De los países que escapan aquellos que hoy no tienen Patria, son justamente los que han sido arrasados durante años por los intereses económicos, bélicos y políticos del “Primer Mundo”, que hoy mira con pena que se ahogue un niño en sus olas y mares de hipocresía.
El actual panorama, data de tiempo atrás. Las cifras de inmigración a Europa, a lo largo de estos años, han ido en aumento. Solo en la última semana, más de 24.000 personas, han llegado a las costas griegas, según un relevo que hizo la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Por otro lado, en lo que va del año a Hungría llegaron cerca de 57.000 personas, mientras que en las inmediaciones de la ciudad francesa de Calais que limita con la británica Folkestone, en las últimas semanas, han llegado alrededor de 40.000 personas. Es decir, el éxodo venía incubándose, y hoy es caótico e inminente; además de que se habla, según distintos organismos, de que es tan solo el comienzo. Cientos de niños han muerto en las mismas, y en distintas, condiciones que las de Aylan Kurdi. Europa se ha trasformado en un gran holocausto contemporáneo. El drama es insoportable, de por sí.
Plan de contingencia europeo.
La Unión Europea, aquella que mira con lupa y de lejos la foto que pegó fuerte en la doble moral mundial, eleva más su vara de sarcasmo, y se reúne con carácter de urgencia para hablar de “cuotas obligatorias”, haciendo referencia a que cada País deberá hacerse cargo de un porcentaje de inmigrantes. Así, como hablando de un producto, de una mercancía, que debe repartirse para que el peso de la misma sea, más o menos, equitativo, y las culpas puedan dividirse. De esa manera, intentan encarar los principales países europeos la problemática migratoria. El plan de contingencia es la repartija de los exiliados, sin políticas claras de inclusión y de articulación de derechos. Si tenemos en cuenta la reticencia de muchos países como República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría, en cuanto a abrir las puertas de sus fronteras, y la severidad y burocracia, de otros países como Francia o Alemania, será complicado que puedan terminar de llevar a cabo su plan, sin generar más daño y conflicto.
Mientras tanto en Latinoamérica.
En sintonía con Uruguay, el Gobierno Nacional anunció, a través de la dirección Nacional de Migraciones y publicado en el Boletín Oficial, un “programa especial de visado humanitario”, para todos aquellos golpeados por la guerra civil siria, que quieran refugio en nuestro país. Se dará asilo por dos años y el fin es contribuir con la ayuda humanitaria. De esta manera, Argentina le abre sus puertas a quienes necesiten un hogar seguro.
La doble moral, la foto y el periodismo.
Desde el punto de vista del fotoperiodismo, seguramente la desgarradora imagen de Aylan Kurdi, será emblemática e histórica. También, habrá habido medios y periodistas que, intentando acercarse a los principios de una comunicación más humanizada, hayan utilizado la imagen para contextualizar e invitar a la reflexión. Pero lo cierto, es que predominó la bravura de las oleadas de falsa consternación de los grandes medios, que operan desde siempre, con sus principios de asfixia, de amarillismo y de fines lucrativos tanto económicos, como políticos, para ejercer presión según sus intereses. Hicieron de la foto un show de hipocresía, la deshumanizaron, y hasta la quitaron dramatismo, para hacerla vendible. Ahogaron más a Aylan, vulnerando las leyes de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia, haciendo de su trágica historia un morbo mediático para “la buena gente”, que detrás de una pantalla grande, chica o mediana, se escandaliza y hace más redituable el negocio de la muerte. Mientras están quienes intentan, con compromiso, ética y honestidad, sin pasar los límites del vil mercantilismo, hacer de la comunicación un derecho humano; están quienes cometen actos de lesa humanidad periodística. En la misma línea, aquellos ciudadanos que suelen estar favor de los linchamientos, de las penas de muerte, la baja edad de imputabilidad, la represión, la discriminación hacia los hermanos bolivianos, peruanos, o de cualquier otra país latinoamericano; como así, aquellos dirigentes que fomentan políticas de exclusión como construir muros urbanos que separen clases sociales, o enrejar plazas, los desalojos, el trabajo infantil en talleres clandestinos, la institucionalización del gatillo fácil o que expresan barbaridades tales como “ voy a terminar con el curro de los derechos humanos” o “ hubieran cuidado mejor a sus hijos”, ahora se rasguen las vestiduras mostrando compasión y horror. Han agigantado, más todavía, las olas hipócritas del mar que ahogó a Aylan Kurdi.
Las fotos son de “Eameo”
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