Voces

Soñar para crecer

En un momento difícil para los que tienen que pelearla desde abajo, Escuálidos saca pecho y no se achica a pesar de las trabas. Mano a mano con Rock N' Ball, los integrantes del grupo cuentan todo sobre sus aprendizajes, experiencias y el sueño latente de vivir de la música.

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No está fácil la movida en La Plata, ni para el under ni para cualquier tipo de arte. Algunos hombres de traje creen que la cultura molesta, ensucia, desordena, por eso la quieren instalar como tabú. Contra esto luchan decenas de bandas que quieren mostrarse, progresar, llenar de música los oídos de una ciudad que tiene gente de todo el país, pero ven frustrados sus deseos porque conseguir un lugar para tocar es una lotería.

Uno de los tantos conjuntos que navega en este contexto es Escuálidos, un grupo de pibes del interior que llevan cuatro años juntándose a tocar en la capital de la provincia y, tras sacar su primer disco en 2014, no quieren dormir la siesta. Nicolás Badaracco (voz), Francisco Bertolotto (bajo), Alan Franzino Fernández, Luca Meza (guitarras), más Nicolás Coscia (teclados) y Joaquín Doorish (batería) que se sumaron tras el estreno de Furor, no se conforman con el crecimiento de la banda y ya están pensando en el segundo álbum.

Para estos jóvenes de más de 20 años la música es un motor de vida, una razón y una pasión a la que sueñan dedicarse por completo. Escuálidos es el cable a tierra de esos deseos y el camino para pelear por ese sueño, y así lo expresan ellos:

NB: “Mi sueño arrancó a los 15 cuando una noche fui a ver una banda en Coronel Pringles (su pueblo natal), dije “yo quiero estar ahí” y arranqué a estudiar guitarra. Después me enfermé y me metí en el canto. Escuálidos es mi sueño, vine a La Plata a esto y me encanta la pasión que tenemos, el crecimiento me motiva cada vez más y también ver que la gente responde bien, que le gustan los temas y que se va renovando el público. Eso hace que el sueño no se vea tan delirante. Dejo todo lo que tengo que hacer por la banda. Es todo lo que tengo, en lo que pienso todo el tiempo”.

FB: “Ser parte es hacer cosas que nos gustan a todos, como juntarnos a ensayar, salir a tocar, tener una vida normal pero teniendo un sueño, una fantasía que querés que se haga realidad. Todos los días pienso en la banda, aunque nos gustaría ensayar más, algo que se complica porque cada uno tiene sus horarios y obligaciones. El sueño es básicamente poder vivir de esto y dedicarle todo nuestro tiempo”.

NC: “Yo estudio música y en este momento es mi proyecto musical primordial. Me siento identificado con lo que dice Escuálidos, con la gente que nos va a ver, la música, la poesía y la onda que tiene la banda”._MAD8531

AFF: “Es como un laburo más, o como puede ser la facultad, son cosas importantes a las que se dedica uno.
Incluso como una novia, que hay que atenderla, laburarla (risas). Yo la paso de diez, me encanta porque además se ha armado un grupo muy lindo”.

LM: “Yo disfruto mucho del momento de estar tocando y contribuir con lo que es la música y el rock, siempre me gustó desde chico. Crear sonidos nuevos, escuchar bien cómo suenan las cosas y complementarse con los instrumentos. Son cosas que hago con Escuálidos y me gustan los sonidos a los que llegamos, estoy muy conforme por cómo suena”.

JD: “Vine a La Plata para estudiar música popular pero Nico no me dejó ni llegar (risas). Me contacté con él por una amiga en común y pegamos el contacto, porque la banda se había quedado sin batero. Venir a una ciudad nueva y ya tener una banda en la cual tocar y poder seguir moviéndome significó mucho para mí. Si bien no es el único proyecto musical que tengo, estructuré todos mis horarios y mis tiempos libres para darle tiempo a Escuálidos”. 

La banda está en el mejor momento desde su nacimiento, pero el camino no fue sencillo: “Nuestro año empezó para atrás, no había lugares para tocar, se cerraron muchos locales y no teníamos fechas”, comenta Alan, uno de los guitarristas. Pero de golpe el panorama cambió, se abrieron fechas y el premio bonus que fue volver a Pura Vida Bar, templo rockero donde estrenaron su disco y que también sufrió, y cómo, de dificultades para poder abrir. “Fue un lujo volver”, asegura Nico Badaracco, la voz en el escenario del sexteto.

Todos los miembros de Escuálidos enfatizan lo reconfortante de crecer, pero sin dejar de hilar fino. “A medida que van pasando las presentaciones y ganás experiencia te vas poniendo más exquisito”, comenta Francisco (Pacho) Bertolotto. Permanentemente buscan mejorar e innovar, pero sobre todo no conformarse: “Hay que salir un poco de la excitación del “qué bien, la rompimos, nos hicieron el aguante” y pararse en un plano más objetivo para analizar y corregir”, afirma Joaquín y el tema sigue en pie: “Aceptamos totalmente las críticas. Hoy en día prácticamente estamos buscando un sonido nuevo, más moderno. Y queremos laburar para que a la gente le guste, le llegue, le pegue, le quede en la cabeza lo que estamos haciendo. Tenemos ambición”, lo acompaña Nico Coscia.

Esa gente mantiene a la banda motivada siempre, y la charla con RnB sirve para agradecer: “Hay gente loca, de corazón, que además de ser amigos les gusta la banda y nos van a ver a cualquier lado, día y hora y no sé cómo agradecérselos. Tienen su vida y dejan todo por ir a vernos. Por amistad te van a ver una o dos veces y te abandonan, pero nuestro público está siempre, nunca tocamos para menos de 40 personas y a eso hay que valorarlo”, asegura el cantante del grupo y sus compañeros lo acompañan: “Es una seguridad saber que tenés un público que te va a ir a ver, te para en otro lado planificar un show con gente que un show “por si va gente””, asegura Nico Coscia y Alan refuerza: “Es flashero que haya gente que ha ido desde el principio, entonces han visto todo el crecimiento de la banda y les dan ganas de seguir como a nosotros”.

Parte de este éxito al que hacen referencia tuvo que ver con su primer trabajo discográfico: Furor. Grabado en una semana de laburo en Bahía Blanca, insisten en que les dejó muchas enseñanzas: “Es nuestro DNI hasta el momento, está subido a Youtube y tiene respuesta todo el tiempo. El disco tiene canciones que compuse de chico en Pringles, así que ver que las estoy cantando y gente cantándolas es una locura, me llena mucho y te da ganas de hacer diez mil canciones más”, cuenta Nico Badaracco. Pero no escapan a la autocrítica y ya están pensando en cómo ser más profesionales para el próximo álbum: “Nos tenemos que preparar mejor antes de grabar, fuimos al lugar un poco de improvisados. A pesar de que salió muy bueno, con un poco más de tiempo y organización hubiéramos pulido algunos detalles”, replica Luca Meza.

El ADN de Escuálidos está marcado por ritmos pegadizos, historias de vida contadas por jóvenes y que tienen réplica en un público de la misma franja etaria. “Me gusta mucho el formato canción, la melodía. Las letras son casi todas cosas que me han pasado o me pasan, muchas relacionadas con la noche, amor, desamor, son temas humanos, tampoco inventé nada”, cuenta el líder del grupo y lo sigue Alan: “Yo creo que las letras generan empatía en la gente, te sentís identificado en cierto punto y por eso puede generar esa sensación”, cierra.

Escuálidos redobla la apuesta y quiere aprovechar el momento, por eso no descansa. Tras haber innovado con un show acústico en Carihuela, una sala de conciertos platense, el último fin de semana regresaron a Capital Federal después de dos años, donde tocaron un teatro místico de San Telmo“El show en Caras y Caretas fue un paso más. Aprendimos mucho, compartimos la prueba de sonido con la gente de Juana La Loca, todos muy copados. Hubo mucha gente que nos vio por primera vez así que todo muy positivo, porque además vimos que tocar en esas condiciones, con ese sonido, luces y tamaño de escenario es otra cosa”, afirma Nico Badaracco, el más participativo de la charla.

Los muchachos de Escuálidos no son ajenos a los tradicionales problemas de agenda, las dificultades para juntarse a ensayar por problemas de lugar u horarios grupales. Pero tienen el camino muy claro: ni el buen momento actual ni las complicaciones de principio de año los frenan en su meta de ir por un sueño, de perfeccionarse permanentemente y de ser agradecidos con la gente que los acompaña. Son ambiciosos y quieren crecer. Tienen permitido soñar.

Fotos: Martín Dutil Fotografía

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