- ¿Qué te dejó tu primera experiencia como ayudante de campo de Oscar Ruggeri en San Lorenzo?
- Trabajar con Oscar fue excelente porque sabe mucho, él puso a varios pibes que hoy son titulares en equipos de primera: Erviti, Romagnoli, Pipa Estévez, Morel Rodríguez, Verón (que jugó muy poco y lo vendieron a Italia), Santana, Franco, Tuzzio, Adrián González. Me marcó eso, haber puesto tantos jugadores y que luego les haya ido tan bien.
- ¿Si se quedaban con Oscar, hubieran ganado todo lo que ganó San Lorenzo después?
- Los momentos en los clubes hay que aprovecharlos. San Lorenzo tenía buenos jugadores y buenos suplentes. Uno sabía que ese equipo tenía buen destino y que iba a ganar algo.
- Más allá del título obtenido en 2004 con Newell´s, ¿Te quedaste más satisfecho con eso o con el trabajo realizado en San Lorenzo?
- Son dos cosas distintas; en San Lorenzo sacamos muchos pibes y eso le sirvió al club. Y en Newell´s eran todos pibes que nunca habían jugado, pero complementado con jugadores de experiencia como Rosada, Zapata, Ortega, Capria, Maidana y Villar. Nosotros pusimos a todos los pibes: Beluschi, Marino, Sebastián Domíngez, Re, Scocco, Borghello, y luego se pudo lograr algo tan hermoso como ganar un campeonato.
- Duraste pocos partidos en Barcelona de Ecuador, ¿Sentís que fue injusto y apresurado?
- No, se dan los momentos. No lo merecía, pero el fútbol no tiene merecimientos. Los dirigentes taparon el mal momento trayéndome a mí que era una persona que había ganado con el club y pensaron que mi figura iba a calmar las cosas
- ¿Qué pasó en Tiro Federal que duraste sólo dos partidos?
- El problema lo tuve con el presidente (Carlos Dávola), era muy autoritario y quería armarme el equipo. Soy una persona que no trata de confrontar y por eso decidí dar un paso al costado. Gané el primer partido contra Aldosivi, que era puntero, y quería que haga cuatro cambios para enfrentar a Talleres. Me pareció una locura de parte de él y luego del partido con Talleres, volví a tener otra conversación y decidí irme.
- ¿Por qué no pudiste sacar a Chicago del descenso?
- Creí que le podía dar lo le faltaba al plantel, que lo podía sacar. Fueron sólo 11 encuentros, pero el equipo iba al frente, salía a ganar en cualquier cancha. Merecimos ganar varios cotejos de los que perdimos y tuvimos algunos que erramos entre cinco y siete mano a mano. Agarré el torneo ya empezado y eso por ahí me perjudicó.
- Se rumoreó la versión de que te habías peleado con Christian Gómez en el vestuario del entretiempo del partido con Gimnasia de La Plata. ¿Qué hay de cierto?
- Con Gomito jamás me peleé, es un tipo excelente. Él es un referente del club y yo traté de cuidarlo, también entiendo que tiene casi 40 años. En ese partido lo saqué, como saco a cualquiera, y puse un delantero más porque estaba con 10 e iba perdiendo 4 a 0.
- ¿Y con Lucas Banegas había mala relación?
- No, él también es un buen pibe. Es hasta el día de hoy que me hablo y tengo buena relación. Hará cuatros días hablamos por teléfono. Cuando dijeron que yo estaba peleado con él y que no lo iba a usar, se equivocaron los periodistas porque lo puse de titular.
- ¿Por qué no dirigiste San Lorenzo cuando renunció Ramón Díaz en 2010, ya que tu nombre era el que más sonaba?
- Había buenas intenciones de parte del club, uno de los dirigentes había dicho al aire que yo iba a ser el técnico. Ya estaba todo arreglado, pero Rafael Savino fue quién no quiso que yo no me haga cargo del club. Todavía no se los motivos.
- ¿Soñás dirigir a San Lorenzo en un futuro?
- Me encantaría, yo sé que se va a dar porque todavía soy joven y tengo camino por recorrer, pero si no se da es porque no se tiene que dar. Yo quiero mucho al club, soy afín, el hincha me conoce, voy siempre a la cancha, y ojalá se de en algún momento.
- ¿Pensás que hay que ser ventajero y vende humo para poder trabajar en el mundo del fútbol?
- Yo pienso que no es el camino, por lo menos yo no soy así. Pero hay muchos entrenadores y jugadores que son así y que contagian al fútbol argentino. Y en el exterior se ve que nuestro fútbol tiene como modelo a las personas más quilomberas y peleadoras y no a los pocos que saben, que tienen una idea sustentaba en base al trabajo y al esfuerzo. Es una lástima para el país y para el fútbol. Habría que hacer un mea culpa y cambiar totalmente el estilo. Yo dirigí en Chile y cada técnico tenía una habilitación semanal para entrar a dirigir a su equipo. En el caso que ese club tuviera partido de copa o de lo que sea, el entrenador debía rendir un examen en la semana para poder sentarse en el banco, y si no lo miraba desde la platea. Ése es el gran problema de nuestro fútbol, importa sólo el resultado y no el cómo.
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