Cuando Emir Seguel fundó El Exilio Universal, todavía no se llamaban así. Recién nueve años después, el grupo adopta el nombre que lleva hoy. Con cuatro discos de estudio y miles de shows en las calles de Buenos Aires, están a punto de festejar los veinticinco años con un show en el ND Ateneo.
Allí presentarán temas de todos sus álbumes más los inéditos publicados en “Trilogía Vol. 1”, disco que además compila todas sus canciones y que salió en agosto de este año.
Antes de la fecha más importante del año para ellos, Emir -de gran formación artística- se saca el cassette y responde atento las preguntas de Rock And Ball.
RNB: Tocaste en el subte y en la calle mucho tiempo, ¿cómo ves a la gente hoy en día?
Emir Seguel: “People are strange”, como decía un gran poeta. La calle es escuela para mí. Hay de todo, está quien te mira mal y quien te abraza. Creo que la calle es un parámetro real de lo que sucede en el mundo. Hay días mejores que otros y hay que ponerle el pecho cuando la mano viene dura, pero hoy por hoy es mi trabajo y me llena de júbilo laburar para llevar lo poco o mucho que gano a mi hogar. En ese sentido me siento feliz porque hace mucho tiempo decidí no trabajar para nadie, hacer lo que amo y no quedarme mirando las noticias como un Punki de oficina todo el día blablablá.
RNB: ¿Cuál es la mayor enseñanza que te dejó poder mostrar tu arte y hacerte como artista por los barrios de Buenos Aires?
ES: Se aprende a convivir con uno mismo, con las emociones, con el público que se acerca a escucharte y te dice “genio” o te mira despectivamente. Todo eso va curtiéndote de templanza y te hace tener claro que hay que mantener el equilibrio y no creer del todo en lo que te dicen porque al fin y al cabo no sos ni más ni menos que nadie.
RNB: A Luis Ortega lo conocías de haber participado en la película “Los Santos Sucios”. ¿Cómo lo conociste? ¿Qué idea les propusieron Luis Ortega y su equipo para mostrar del show de los 25 años? ¿Por qué se dio ahora la chance de hacer algo con él?
ES: Luis es un amigo que amo, un hermano y un artista de nivel superlativo. Nos conocimos en 2001 en plena revuelta entre tiros y botellas, como dice una canción que le escribí que se llama “Luis Baqueta”. Cuando fui a su casa por primera vez vi en las paredes fotos de amigos en común que vivían en San Telmo, en la calle, ellos eran Basurita y King, gente de otra galaxia de quienes me enamoré y viví durante años junto a ellos filmándolos desde que se despertaban hasta que se dormían. Al ver esas fotos le dije a Luis: “Tengo algo para mostrarte” y llevé a su casa una parva de tapes. Él al toque me dijo: “Hagamos una película” y empezamos a soñarla y a escribir el guión que terminó siendo Los Santos Sucios. Con respecto a El Exilio él siempre fue alguien que colaboró con la banda en lo que pudo y siempre estaba pendiente hacer un clip. Finalmente se dio y el 15 de noviembre estará haciendo su magia.
RNB: Miguel Abuelo, Korneta Suárez, Javier Martínez y Luca Prodan son algunos de los poetas urbanos que han retratado a la ciudad en sus letras. Muchas de tus vivencias y experiencias en la calle también están presentes en las canciones de El Exilio. ¿Cómo te definís vos como compositor?
ES: Cuesta mirarse al espejo sin que se empañe. Es difícil definirse y prefiero que lo haga otro, pero me atrevería a definirme como un compositor nómade, inquieto, autodidacta… Me gusta tanto pintar retratos de vivencias y personajes existentes como crear a partir de un sueño. Desde un comienzo mi relación con la música pasó por escribir. Había una guitarra de mi abuela abandonada en un ropero y recién a los 18 años un día la agarré y empecé a meterle mano. Ahora me doy cuenta que esas cuerdas fueron de donde me agarré cuando estaba a punto de ahogarme. Ahí encontré la alianza de sonido-palabra y eso es algo que cuando se instala dentro de la psiquis de uno no sale más.
RNB: Un personaje de la Ciudad como René Houseman, con quien has tenido relación y ha ido a verlos, falleció pocos meses atrás. ¿Qué cosas te conectaban con él? ¿Qué recuerdos tenés?
ES: René fue único en su especie. Un crack en todo sentido. Como no fui contemporáneo a su etapa como jugador, me la pasé mirando videos durante años y escuchando entrevistas. Con la pelota era un genio de verdad. Y como tipo cada vez que lo escuchaba me hacía llorar y me daban ganas de salir corriendo a abrazarlo. Cuando apareció en un show de El Exilio casi me caigo de culo. Admiré siempre su franqueza. Me gusta la gente que vive como siente y él era así, de frente mar. Siempre había querido conocerlo y tenía un poema-canción para regalarle que se llama “Loco Wing” obviamente inspirado en él. Esa noche lo trajo Gío, una periodista colombiana al show y fue un flash. En pleno show e pedí a la banda adulterar la lista de temas y hacer la canción solo y se la pude cantar. Fue un momento muy emotivo que guardo como un tesoro en el corazón.
RNB: Tocaste en un montón de lados pero es difícil no preguntarte por tu experiencia en Cemento y Cromañón después de lo sucedido allí. ¿Qué recordás de aquellas presentaciones?
ES: Fue maravilloso haber tocado con El Exilio Universal en Cemento y haber conocido a Omar Chabán. En el primer show que hicimos él no estaba, nos vio Yamil, su hermano. A la medianoche me llamó Omar para decirme que teníamos las puertas abiertas de Cemento, que me esperaba para darnos más fechas. Tocamos una segunda vez y presenció el show, cuando terminó me dijo: ”Ahora vengan a Cromañón” y fuimos y tocamos en un festival.
Hablábamos mucho y me daba consejos, me dijo de ir a cenar con Skay y La Negra Poly para conectarme con ellos. “Tenés que hacer radio”, me dijo otra noche. Fui a una reunión en Radio Cero, Ballester, pensando que quería que toque algo y Yamil me dijo: “Es para que hagas un programa”. “Dame un mes”, le respondí. Preparé un radioteatro y escritos de todo tipo que tenía desparramados en la pieza del conventillo donde vivía por ese entonces y arranqué con un programa semanal. Al tiempo pasó lo de Cromañón y se vino abajo todo. A Omar lo fui a visitar al toque de lo que pasó y al verlo y abrazarlo sentí que algo había terminado.
RNB: ¿Qué cosas buenas y malas te dejaron estos 25 años de pleno trabajo en el Under?
ES: Prefiero definirlas como positivas y negativas porque bueno y malo es un tanto ladino. Positivas me dejaron que puedo mirar a los ojos a cualquiera, que si tuve que mandar a la concha de su madre a quien sea lo hice para sostener los distintos grupos humanos que tuvimos en estos 25 años, que El Exilio me permitió lograr ser alguien en la vida, que el arte en sí me sacó adelante y en vez de salir a robar con un arma existía empuñar una guitarra y un lápiz, que son armas de otro tipo. Podría citarte miles de positivas, y negativas algunas hubo pero son parte del juego y hay que sortearlas. Por ejemplo, subir al escenario re puesto no va, lo he hecho y no me lo perdono. Soy muy autocrítico y me digo: “Hace el show bien man, después lo que quieras”.
RNB: ¿En qué se basaron para elegir las 25 canciones que formarán parte de la lista del show en el Ateneo?
ES: A la hora de armar un listado de este tipo creo que hay que tener en cuenta muchas cosas. Un show dinámico, que no se repita, cambios de escenografías, vestuario, etc. Fuimos probando algunas variantes y finalmente logramos hallar un playlist con estas características. Siempre van a quedar canciones afuera, pero hay que elegir y pensar no tanto en preferencias personales, sino en un todo.
RNB: ¿Por qué sintieron que era el momento de compilar canciones nuevas y de otros discos en esta Trilogía Vol. 1?
ES: Ameritaba el momento. Veníamos de grabar un disco doble, teníamos por delante el show de los 25 años y no era momento de encerrarse en un estudio a grabar un nuevo disco. Tomamos este año como un año de ensayo pensando en el 15 de noviembre y grabamos dos canciones nuevas: “Mono (en el cuerpo)” y “Guerrero”.
RNB: “Mono (En el cuerpo)” es una de esas novedades, ¿quedó de las sesiones de “Doblegota”? ¿Cuáles son esas cosas que te querés sacar y no podés?
ES: “Mono” es una canción que comencé a hacerla hace un tiempo y le pedí a mi hijita Melody que haga uhuhuh, como un monito en los estribillos. Después quedo en stand by y un día la retomé. Ahí la terminé de una y se la presenté a la banda. Quisiera sacarme un pasaje para expandir mis proyectos por el mundo.
RNB: ¿Por qué tu hija Melody, de 7 años, piensa que los discos en estudio son una estafa?
ES: Porque estuvo a mi lado desde que nació y en pañales se bancó las mezclas de varios discos. Sabe que no es un cien por cien real lo que termina siendo el mix final en estudio. Hace poco me dijo: ”Papá, los discos en estudio son una estafa”. Y tiene su razón. Ahora vamos a hacer un disco en vivo con el corazón latiendo ahí por los parlantes y que se escuchen los errores.
Foto portada: Rocco Estanislao
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