Siempre linkeados al conurbano profundo, al rock de esquina y poesía barrial, los “Barrios Bajos” se preparan para llegar bien alto. Festejarán sus dos décadas de Under contra todo y todos en Groove. La fecha, además, servirá como para que la banda vaya mostrando los primeros trazos de “20 años, 20 historias”, el documental que armaron para celebrar este cumpleaños tan especial, y que cuenta con historias de vida de sus fans y músicos amigos invitados.

Con la piel curtida por el rock under, los “Barrios Bajos” tienen bien ganada la batalla de haberse mantenido en pie, incluso cuando el piso estaba bien pero bien resbaladizo. Cargan con una historia marcada por la marginalidad en la que los quisieron poner y siguen levantando su bandera: “Vos ponés en Google “Barrios Bajos” y te tira “banda de rock Oriunda de Laferrere. Eso ya es demasiado. Y nos lo ganamos nosotros. Somos parte del Rock nacional, le guste a quien le guste”.

Son pibes sencillos, Richard, el cantante, es quién hace esta nota con “Rock ‘n Ball” en dos partes. En la primera de ellas, manejando. La banda está en pleno proceso creativo de un nuevo disco, al mismo tiempo que prepara este Groove dónde metera al corazón del conurbano rollinga más “orishinal” en pleno Palermo, a metros de la Coqueta Plaza Italia.

La segunda parte es porque en la primera, a Richard se le murió el celular. Después de tantas disculpas como canciones tiene la banda, podemos seguir hablando con él. Siempre se dijo: el tema no es llegar, si no permanecer. Y “Barrios Bajos” es una oda a la resistencia, sin careta, sin venderse, sin traicionarse.

RNB: ¿Cómo los encuentran estos primeros 20 años de “Barrios Bajos”?

Richard: Nos encuentra maduros, bien parados, centrados. Somos un grupo de gente, ante todo, humana. pasamos por todos los estados. Nos peleamos, nos volvimos a querer, nos volvimos a pelear y nos quisimos de nuevo. Siempre juntos, ahora más que nunca. Estamos bien. ¿Qué más se le puede pedir a la vida? Haces lo que te gusta, con la gente que te gusta.

RNB: Contame un poco de “20 años, 20 historias”, el documental que van a empezar a presentar en Groove. ¿Cómo se les ocurrió? 

Richard: Nosotros somos de tener estas ocurrencias. Mirá, por ejemplo, a ninguna banda se le ocurrió ser soporte de sí misma. Y a nosotros sí: Hacemos “Barrios Bajos x2”. Ahí somos nuestros propios soportes y lo hacemos para que no haya 20, 30 personas cuando toquen otros. y “20 años, 20 historias”, es el relato de aquellos primeros pibes que te fueron a ver: algunos se casaron, otros tienen hijos y vienen a ver la banda con ellos. El Documento está buenísimo. Es eso. Vamos a ir mostrando historias, tenemos todo un año para ir mostrándolo.

RNB: Pasaron 20 años, ¿qué te acordas de esa primera fecha?

Richard: Me acuerdo como si fuera ayer. Fue el 23 de octubre, la banda principal se llamaba “Piedras Blancas”. Una emoción, una adrenalina. Tengo el mismo cosquilleo que tenía en ese entonces. El lugar dónde empezamos se llamaba “Curly Pub”, sí como el de los tres chiflados. Ahora no está más, pero nosotros seguimos acá.

Acá. Acá es el under. Ese lugar que los cobijó y que no parece querer soltarlos. Con una leyenda construida en base a estribillos pegadizos, riffs aún más pegadizos y la poesía lírica conurbana, “Barrios Bajos” siempre coqueteó con ir por más, pero se quedó en el mismo lugar. Mantuvo la guardia alta y pudo seguir subido al ring. Aún con los vaivenes de la industria, aún con la crueldad del post- Cromañón.

RNB: ¿Cómo cambió el Under en 20 años?

Richard: Mirá, el otro día a uno de mis amigos, que las bandas de ahora tiene las puertas abiertas, las que cuando nosotros recién empezábamos tenían más de 20 mil candados. Ahora hay egos tontos en las bandas, pero ya no hay más sexo, droga y Rockanroll. El músico reventado ya no va. Ya pasamos por ahí.

RNB: Desde el lugar que te da la experiencia, ¿qué le dirías a las bandas que recién arrancan?

Richard: Que sigan adelante. Hay gente, hay personas que se dedican a morir en el intento de intentar demostrar que son mejores que alguien más. Nosotros no somos más que nadie, pero nadie es más que nosotros. Estamos todos cortados por la misma tijera y acá ninguno es más que nadie.

RNB: Hace 20 años, cuándo ustedes arrancaron, había un mal humor social similar a este, pleno 1998, muy cerca del final de Menem y con la sombra de la Alianza creciendo, ¿pueden igualar el clima social de aquella época con este?

Richard: Mirá, el descontento que hay ahora no es para menos, hay un descontento general que está instalado. Pero nosotros no hablamos de política, no hablamos de lo que no entendemos. Pero sí, está parecido a lo que pasaba hace 20 años. Acá en este país, no se puede planear nada a largo plazo y pasaron 20 años ya. A mí me duele mucho que acá sea todo así, siendo que este es un país tan hermoso. Con lo inestable que somos, no se pueden pensar en nada a largo plazo. Y me duele muchísimo.

RNB: Otra cuestión “heavy” que les tocó vivir fue el post- Cromañón, ¿qué recuerdan de aquella época?

Richard: Siempre lo digo. Cromañón fue un antes y un después. hubo bandas que no aguantaron la presión. En 2004, nosotros teníamos un par de años de banda, pero hubo bandas que en ese entonces tenían 10, 15 años, que no aguantaron, se quedaron en el camino. No se adaptaron a las nuevas cosas. Los bolicheros nuevos, los que vinieron después de Cromañón, te comían crudo. Fue una cosa de locos, todavía hoy me encuentro a colegas que te dicen, con ojos brillosos ‘que bueno que ustedes siguen’. El post Cromañón no era para cualquiera. No todos estaban dispuestos a las nuevas reglas. Nosotros nos aguantamos “la calor con saco”. Te cobraban 500 mil euros para tocar y te ponían todas las condiciones. Fue muy difícil.

RNB: Post Cromañón hubo como una estigma sobre el rock del barrio, del conurbano, más ligado a la esquina, ¿Sintieron discriminación después de eso?

Richard: Sí, pero eso fue más que nada era un caza bobo. Vos venías del barrio, eras una banda rollinga o barrial y ponele que había una banda que arrancaba hace poco y hacia el mismo estilo. Ya decían que estaba condenada. Esa era la palabra: condenada. Eso fue una estupidez, pasa que la mala información lleva a eso. Hasta el día de hoy nos marginan. Cuando pasan estas grandes desgracias, hay gente que habla porque sabe, y gente que habla porque sí.

El dolor Pity

A Barrios Bajos le pegó muy de cerca lo que pasó con Cristian Pity Álvarez, su final tortuoso, oscuro, lejos de la carrera que supo edificar a caballo de ser el referente de ese rock tan estigmatizado y mirado de costado, con la nariz tapada. Dentro de reconocer que el ex Viejas Locas mató y no tiene otro lugar que la cárcel, Richard se permite destacar la parte humana del artista: “El Pity es una excelentísima persona. Es un ser humano divino. Lo que le pasó a él, yo lo vivo como que le hubiese pasado a mi primo. Yo me enganche a la viola, porque lo escuchaba él que cantaba esas cosas, en ese momento”, rememora.

Richard, además, se planta en la vereda de enfrente de los que dicen que Pity no fue asistido o que nadie lo escuchó Mirá, no estoy muy de acuerdo con los que dicen que nadie lo cuidó. Pienso que al Pity la gente se cansó por todos los medios de tirarle mensajes para que se cuide y él nunca los recibió. A mí me duele muchísimo, es un pibe excepcional, que no trata mal a nadie, es muy respetuoso. Pero hay una realidad, le quitó la vida a alguien. Lo cual no quita que no deje de dolerme su final, porque te repito, es como si le hubiese pasado a alguien de mi familia, anuncia Richard.

La nota va llegando a su fin, y la pregunta que se impone es preguntar por el futuro. Más lejos del 27 de octubre, en Groove. Incluso, más lejos del disco que la banda está preparando. Hablando de alcanzar una trayectoria mayor. Y Richard deja una definición que habla de una banda que está orgullosa de seguir siendo, sin dobleces, sin traiciones, sin agachadas.

RNB: ¿Qué te gustaría que sea del futuro de “Barrios Bajos”?

Richard: Para mí, lo que nos queda es seguir por el mismo camino. Seguir por el camino del respeto y de tratar a todos por igual. Queremos seguir haciendo discos y pasar de generación en generación. Vos pones en Google y pones “Barrios Bajos” y dice “banda de rock barrial oriunda de Laferrere” y eso ya es demasiado. Eso nos lo ganamos nosotros. Les guste o no somos parte del Rock Nacional.

Foto: Sofi Vara