A veces las apariencias no engañan. No es muy difícil darse cuenta que, desde su apertura hace ya muchos años, son contados con los dedos de una mano los artistas que han grabado tangos en La Nave De Oseberg.

El que “rompió” con la tradición metalera de los clásicos estudios no fue otro que Adrián Barilari. Si bien no responde a los estereotipos del barón de traje y gomina, al pelilargo se le dibuja una sonrisa detrás del barbijo cuando comienza a hablar de tango sentado frente a la consola de una de las salas. “Fue lo primero que canté a los 5, 6 años. En esa época en casa se escuchaba tango todo el día y crecí en un contexto así: mis viejos, mis tíos… eso quedó grabado en mi como algo que llevé siempre en las entrañas”, dice el cantante.

¿En qué momento y por qué grabó tango? Semanas atrás, Barilari anunció el lanzamiento de su nuevo y esperado EP titulado “Barilari x 3. Volumen 1”. El artista, que acaba de incorporarse a la disquera Impronta Music, sorprende con esta nueva propuesta donde se luce en facetas totalmente diferentes que abarcan desde el rock y el metal, pasando
por el pop internacional, hasta el tango, donde hace su esperado debut.

“Barilari x 3. Volumen 1”, su nuevo EP.

Sobre la razón que lo llevó a registrar recién este año clásicos como “Sur”, “Nostalgia”, “Cambalache” o “Volver”, confiesa: “He pasado un montón de etapas en mi vida, musicales, y creo que es el momento, porque, primero, he recorrido mucho y he crecido mucho musicalmente y, segundo, el tango no es algo que se pueda tomar a la ligera tampoco. Si bien no me creo un eximio cantante de tango, creo que lo puedo hacer bien. Más que nada el clásico, con el que yo aprendí.

Sin embargo, no es el único motivo, ya que a continuación afirma: Tenía una deuda con mi tío, que fue quien me enseñó y al que un día le comenté la idea de grabar un disco de tangos. Él murió hace muchos años, pero quería cumplir con eso. Teniendo en cuenta la pandemia, el futuro que hay o que viene, se alinearon los planetas de alguna manera”.

La banda tanguera

Si Alfonso El Pintor dice que, si la vas a hacer, la hagas bien, Adrián les hizo caso. Para entrar al estudio se rodeó de un cuarteto de tango de primer nivel: guitarra española, bandoneón, violín y contrabajo. Así salieron clásicos muy lindos que él siempre quiso cantar y que lo tiene muy contento con el resultado.

No solo eso, sino que lo toma como proyecto serio a futuro: “Este es el comienzo, son algunas canciones. Mi idea también es, porque no, pensar en salir a tocar tangos en algún momento. He pasado por el pop, el rock, el metal, no sé si hice todo, pero es muy digno cantar tango, me entusiasma y me gusta mucho. Es un desafío interesante“.

A la hora de dar detalles del trabajo en la sala, Barilari cuenta que ensayaron en este estudio todos juntos varias veces y que, también, grabaron ahí. Pero acerca de la preparación del material, es tajante: “No es que se grabó primero el bandoneón con el contrabajo, después la guitarra y al final la voz. No. Ensayamos para enchufar todos juntos, marcar tres y salir a tocar un tema, o dos, o diez… o los que hicimos. Eso también tiene que ver con la frescura de hacerlo en vivo como en la vieja época”.

Al calor del hogar

Arturo Hércules Gallucci nació en Buenos Aires en 1909 y fue un reconocido contrabajista, compositor y letrista de tango. Entre tantas otras obras creadas por él, en conjunto con el letrista Ítalo Silvestre Yaraví Gianetti, encontramos una canción llamada “Fogón De Huella”. Si bien no es uno de los tangos más recordados, lo grabaron reconocidos cantantes del estilo como Edmundo Rivero, Roberto “El Polaco” Goyeneche y Roberto Florio, con orquesta de Carlos Figari, Aníbal “Pichuco” Troilo y Carlos Di Sarli respectivamente.

Pero para Barilari si es un clásico con todas las letras ya que lo remonta a su infancia en Lugano y Villa Celina: “Es un tango campero que no se conoce mucho porque no lo pasaban en la radio, pero yo me acuerdo toda la letra porque me lo cantaba mi vieja”.

Más allá del lazo emotivo con la canción, no es lo único que lo atrae de ella: “Cada vez que lo canto, en mi cabeza se me hace el videoclip, porque la letra describe tan bien el pasto, el campo, la fogata, la carreta, los bueyes… Toda una historia de amor del tipo que anda en la carreta cruzando el país esperando ver a su amada. Cuenta todo lo que pasa en el camino, lo que siente, lo que escucha, lo que huele. No sé cómo quedó tan marcado en mi memoria porque yo era muy chico cuando lo escuché por primera vez, pero me quedó grabado”.

Pop para divertirse

Antes que todo, Adrián Barilari es cantante y le gusta cantar canciones que le atraigan en lo artístico. Si bien respeta a quienes se sienten cómodos desarrollando un sólo estilo musical por comodidad o facilidad, él no se queda ahí y va por más. “Yo canto, he cantado de todo o casi todo, más allá del registro, de todo: folclore, canzonettas italianas, lírico, pero por lo que te decía antes del desafío“, repite.

“Canciones Doradas” (2007) es el disco que más vendió de toda su carrera como solista y que alguna vez definió como “un hijo adoptivo”. Para aquella producción, eligió éxitos de los setenta, ochenta y noventa a los que le puso impronta propia con un gran éxito

“Es un disco que nunca dejé de tocar, giré desde esa época hasta hace tres meses atrás -en plena pandemia- con eso. Obviamente ya agregamos como treinta canciones más: Bon Jovi, Eric Clapton, Toto, Queen, Tina Turner… bandas archi súper conocidas, todas con hits, que yo sigo y que me gustan”, dice después de pegarle un trago largo a una botellita de agua mineral”.

El primer tema eligió como punta de lanza para este EP es uno popularizado por los irlandeses U2. Incluido en “The Joshua Tree” (1987), fue lanzado como sencillo de difusión en vinilo en Argentina bajo el nombre “Todavía No Encontré Lo Que Estoy Buscando”. Pero, casualmente, es la única parte canta en inglés. “El estribillo no lo digo en español, tampoco me voy a complicar la vida con la métrica. Sabemos que el título es ese, pero es imposible meter esa frase en el estribillo porque es muy larga. Dejamos el original y contamos toda la historia”, finaliza el pelilargo.

No, gracias

Si bien dijo que era tango y pop friendly, a Adrián Barilari hay cosas que no le gustan y no deja lugar a dudas y que no haría ni por todo el dinero del mundo.

RNB: ¿Hay algún estilo que todavía no hayas hecho y te gustaría?

AB: Sé que hay cosas que no voy a hacer (risas).

RNB: ¿Te animarías, por ejemplo, a un ft. con Cazzu?

AB: No sé quién es Cazzu, pero porque no escucho eso. No soy un necio, no me gusta, entonces lo que no me gusta no lo voy a hacer. Con ciertos artistas hay una brecha generacional importante, imaginate. Está todo bien con lo nuevo y con lo que viene, pero no es lo que considero que a mí me va a quedar bien. Por más que algún día salga con una canción de reggae, que es algo que no me gusta. Yo voy a la playa, me pones una cerveza, una palmera y el mar, y no escucho reggae, que se supone es como el contexto ideal. Todo bien con Bob Marley, pero a mí no me va. Sí he cantado todo lo que me gusta y lo que creo que puedo hacer. Me parece que la música y las canciones son un mundo distinto, paralelo al nuestro, que no discrimina. El que discrimina es uno, de hecho, yo lo estoy haciendo en este momento diciendo “no me gusta el reggae, no lo cantaría”, “no me gusta trap”, si es que el trap es música, el trap viene del rap, y así sucesivamente. Gabino Ezeiza, que no sabes quién es, era un payador argentino de los años treinta, creo, 

Barilari en La Trastienda
Barilari en La Trastienda (Gisele Alejandra)

RNB: (Interrumpo) Podría decirse que los payadores existen desde mucho antes que los traperos…

AB: Lo dijiste vos, no lo digo yo. O sea que no estamos inventando nada. Nosotros no inventamos ni el heavy metal ni el hard rock, simplemente escuchamos, tenemos influencias y es lo que hice yo con Rata Blanca o lo que hago con mis canciones en mis discos solistas. Lo que quiero decir es que los músicos estamos influenciados por un montón de música y de todo eso sacamos lo mejor para dar. No podría cantar trap, rap o cumbia porque no me encuentro cómodo con eso o no lo haría. Hay cosas que no haría porque no las siento, que no me salen de adentro.

RNB: Tampoco te voy a preguntar porque no irías a la mesa de Mirtha Legrand…

AB: Nooo (Risas). Mira vos con qué poco uno puede hacerse famoso, pero bueno, es parte del juego. Tampoco me van a pagar un millón de dólares así que ni hablemos.

El comienzo como solista y sus límites con el idioma

Su homónima primera (y gran) producción en solitario está por llegar a las dos décadas y vale la pena recordarlo. Para la grabación de este álbum, el argentino contó con la participación de invitados de lujo, ya que quienes lo acompañaron en el estudio no fueron otros que los miembros de Nightwish: Sami Vänskä en el bajo, Emppu Vuorinen en las guitarras, Jukka Nevalainen en batería y Jens Johansson en los teclados.

Son en total 10 canciones originales, entre las que se destacan “Amo De La Oscuridad” y “Las Sombras Quedarán Atrás” y una versión de “Stargazer”, el clásico de Rainbow donde Barilari se calza más que bien los zapatos del recordado Ronnie James Dio.

El arte de tapa estuvo a cargo del artista Claudio Guarido.

Los recuerdos de aquella etapa, previo a su retorno con Rata Blanca, todavía están a flor de piel para Adrián: “Empecé en el 2000, pero me agarró el 2001 con el famoso helicóptero y se pudrió todo. Hubo que retrasar toda la producción y dos años después logramos que el disco salga“.

Con este disco logró reconocimiento internacional gracias a los músicos de sesión con quien compartió el trabajo: “Yo venía jugando en primera en un club de Argentina y me llamaron de la selección de Alemania, por decirte algo. “¿Queres venir a jugar acá?”. “Bueno”, dije yo, ¿Cómo vas a decir que no cuando te ponen semejantes músicos? Se grabó en Alemania, Finlandia y Argentina, fue una súper producción. Un disco que se fabricó -enfatiza- en todo el mundo. No es que se licenció, sino que cada país fabricó el disco originalmente. Yo tengo todas las versiones: Rusia, Japón, México, Francia, Estados Unidos, todas las tengo en disco y en cassette inclusive. Es el mismo disco pero, en el caso del japonés, está escrito en ese idioma y cantado en inglés, cosa que yo no he hecho nunca y fue la única vez que hice. Lo tuve que hacer por una cuestión contractual porque si no no se podía fabricar”.

El cover de Rainbow.

Sin embargo, no todo fue color de rosas para él cuando recuerda esos años: “¡Me sentí muy mal cantando en inglés! No lo escuché más porque me parece una porquería. Es como Bon Jovi cantando en español. Es raro. Hay artistas que lo hacen muy bien, pero a mí no me sale, no me gusta. Siempre fui un fanático de mantener el idioma español en el mundo. Me cansé de escuchar inglés, toda mi vida escuché mucha música en inglés. Viajo y veo carteles en inglés. Hoy en el avión te hablan en todos los idiomas menos en español y eso me da mucha bronca. Canté en inglés porque no me quedaba otra, pero salió mal, vuelvo a reconocer, y no me gustó. Por eso no grabé “El Reino Olvidado” en inglés con Rata Blanca. Llamaron a Doogie White, que lo hizo muy bien.

Lo nuevo de Rata Blanca

Junto a Walter Giardino y el resto de la troupe, Barilari participó del Cosquín Rock 2020 y dio un puñado de conciertos durante la pandemia. El último disco de La Rata hasta el momento es “Tormenta Eléctrica” (2015), pero él sostiene que pronto habrá novedades, aunque no especificó la fecha de lanzamiento pero sí el formato: “Estamos por entrar a grabar canciones nuevas. Aún no pasó, pero va a pasar estos días. Con esto de los cambios, estamos todos lejanos viviendo. Muchos viven en el Gran Buenos Aires y es un tema juntarse en el estudio, que está en Capital. Las restricciones nos paran, nos frenan. Hay que juntarse a ensayar en el estudio… es un tema. Pero las canciones están, vamos a grabar un EP de tres o cuatro seguramente, ya ya ahora. 

Los treinta de “Guerrero Del Arcoiris” y el futuro del mundo

Al momento de su ingreso como vocalista de la banda que popularizó el metal en nuestro país, Adrián Barilari rondaba los treinta años. Casi decidido a alejarse de la música, la vida tenía otros planes para él y así, tras el alejamiento de Saúl Blanch, entró previo al boom de “Magos, Espadas y Rosas”, disco que estaba prácticamente terminado previo a su llegada pero en el que dejó su marca registrada aportando “Mujer Amante”.

Tras la explosión de la balada en todo el país, Rata Blanca no dejaba de sonar en las radios y comenzó un periplo de más de 100 conciertos en todo el país y en los principales programas de televisión. En medio de toda esa locura, nació “Guerrero Del Arcoíris” (1991), el primer álbum donde participó desde el comienzo.

Aquel álbum fue concebido en la ruta y así lo recuerda: “Fue toda una locura general, fue un disco que se tuvo que construir así. Estábamos en los hoteles con Walter (Giardino) y yo iba a la habitación y me hacía cantar estrofas o me pasaba líneas melódicas. Así se hizo, como había que hacerlo, no había tiempo para parar. Yo estuve tres años y medio y fueron todos de gira. Presentábamos parte del primer disco, “Magos, Espadas y Rosas”, “Guerrero Del Arcoíris”. Todo eso durante tres años y medio y había que hacerlo así, en ese tiempo”.

Ese raid impactó profundo en él y lo llevó a tomar una decisión: “Lo recuerdo como un tiempo re loco, por eso me fui después. Llegó un punto en el que dije “si no paro, algo me va a frenar a mi” y no está bien, tengo que decidir yo parar. Psíquicamente, económicamente y físicamente era un desgaste tremendo. Hoy los veo y parecen una eternidad por todo lo que pasamos, era tremendo. Fue todo de golpe y yo, como cantante, lo sufrí. Menos mal que fui consciente de bajarme porque si seguía, me iba a lastimar, de alguna manera. En ese momento no lo entendieron, creo que se entendió después. Necesitaba frenar, poner los pies en la tierra y empezar de nuevo. Me tomé siete años“.

El Rainbow Warrior es el buque insignia de Greenpeace y lo que inspiró al grupo para el homenaje a la lucha de la organización ecológica.

RNB: Este año cumple treinta “Guerrero Del Arcoíris” y la canción habla de la contaminación en el Planeta, algo que también dijiste bien claro en “Enfermedad Terminal”, tema de tu último disco solista, ¿Cómo vivís todo lo que está pasando?

AB: Tengo una confusión siempre, primero se cumplen treinta del primer disco, después de “Magos, Espadas y Rosas”, ahora de este y después del otro. ¡Tengo como 250 años! No me fijo en eso, pero si en el tema de la polución, de lo que hacemos mal en el mundo. En cada disco mío hay una canción que tiene que ver con eso siempre. No sé porque me sale, lo siento así y siento que vamos de mal en peor, la verdad es esa. Y no estamos haciendo nada para solucionarlo. Es un granito de arena en el fondo del mar lo que hace un músico cuando quiere aportar algo para concientizar. De ahí en más que pase, que se yo, pero no soy irónico, todo el mundo tiene canciones que hablan de la concientización hacia el mundo, al cuidado, y es eso. Después que las cosas suceden decís “Pucha, lo estamos viendo, lo tenemos enfrente de la cara”. Y después ya es tarde”.

La del estribo

RNB: ¿Te cuidas la voz de alguna manera en particular? ¿Haces algún entrenamiento especial? ¿Ejercicios?

AB: Nada. Ya viene puesto esto de muy chico. En una época fui a estudiar respiración, relajación, yoga… que se yo, todo para rendir dos shows en una noche o cuatro en un fin de semana. Después se te hace carne, pero como todo ser humano tengo mis días buenos y mis malos, no es que siempre soy diez puntos.

RNB: Hay un youtuber español que subió unos videos analizando tu técnica, ¿lo conoces? ¿Qué te parece?

AB: Sí, lo vi. Hay gente que habla de mi técnica y ni yo no sé cuál es. Es muy bueno que alguien me explique a mi cual es mi técnica cuando yo no la sé. Es muy loco eso. Como que yo diga “te explico cómo componía Beethoven” ¡Qué sé yo cómo componía Beethoven! La gente agarra, gente que por ahí estudió, y dice “La técnica de Barilari es tal, tal y tal”. A veces hacen reír mucho. La otra vez uno dijo “Porque Barilari a pesar de sus operaciones en las cuerdas vocales” ¡Jamás me operé! Es buenísimo, pero son cosas que están ahí, deciles que sí. 

Foto: Paula Ruíz (2019)