Voces

Arbolito: “En la vida, estudiar y poder desarrollar tu potencial es lo mejor que podés hacer”

Previo a su doble función en La Trastienda Samsung los próximos 8 de julio y 12 de Agosto, Ezequiel Jusid, Pedro Borgobello y Andrés Fariña de Arbolito se sentaron a hablar con Rock And Ball acerca de sus 20 años de carrera. Como es costumbre, no se callaron nada y ahondaron en temas como la situación política actual, la llegada de la madurez y la necesidad de que haya más educación dentro de la escena musical.

 

RNB: Después de 20 años en el camino ¿Cómo se encuentran en lo musical y en lo personal?

Pedro Borgobello: Bueno, como conjunto es un momento de madurez importante…Bien, no viejos, madurez total.

Andrés Fariña: ¡Adultos mayores! (risas)

PB: La banda está sonando bien, muy potente y eso está bueno. Lo notamos sobre todo cuando agarramos las canciones viejas y decimos “vamos a reversionarlas porque están llenas de pecados de juventud”. Hay un millón de cosas en cada tema y decidimos limpiar para que suene más, que la canción tenga mucho más groove. En lo personal, cada uno es un mundo, yo acabo de tener un hijo así que estoy en un momento de felicidad y tranquilidad, hasta puedo dormir bien y todo así que imagínate.

RNB: En ese recorrido ¿Cómo reflexionan acerca de las cosas que han ganado y perdido?

AF: Las cosas van cambiando, pero en el caso de Arbolito creo que es un camino transitado sin grandes pérdidas. Fuimos ganando aplomo, un poco de sabiduría también, de sapiencia, pero estuvo bueno. Es decir, fueron 20 años intensos.

PB: Lo que uno puede pensar que tal vez en 20 años va a perder es quizás cierto entusiasmo, cierta energía a la hora de salir a tocar, y eso es algo que no hemos perdido por suerte. Es una cosa que se potencia todo el tiempo, hacemos la música que nos gusta hacer, no tenemos que rendirle cuentas a nadie, entonces hacemos lo que queremos y encima con el público se genera algo muy especial. Hay con ellos un ida y vuelta muy fuerte que nos damos cuenta desde que subimos al escenario, todo lo que se genera no por parte de la banda exclusivamente sino también desde la gente. Eso nos carga antes que descargarnos, más allá de que cada vez que termina un show si tengo una cama al lado me tiro a dormir sin pensarlo dos veces, pero eso es porque uno deja todo en el escenario. Pero la adrenalina se sigue sintiendo, esa emoción a la hora de armar los shows sigue apareciendo como en aquellos tiempos.

RNB: ¿Cómo recuerdan esos comienzos?

PB: Tenía pelo (risas)

AF: Eran épocas de estudiante, de estar con muchas ganas de investigar…Bueno, la banda se creó en un momento que estábamos todos conociendo como músicos el folklore. Arbolito nace como una banda de folklore, queríamos ser eso, todos veníamos del rock de otros palos de por ahí tocar jazz y latino y un poco lo que coincidimos en Arbolito fue el estar descubriendo un acervo musical tremendo, super rico, en el que como estudiantes de la Escuela de Avellaneda estábamos empezando a incursionar. Y obvio que con esas ganas de buscar ritmos nuevos, de mezclarlos con otros géneros, un desprejuicio total porque Arbolito era nuestro lugar para hacer quilombo en paralelo a nuestros proyectos serios. De esa mezcla y de ese entusiasmo inicial surge Arbolito que fue algo bastante particular en lo musical, sobre todo en esa escena de fines de los 90’, bastante atípico…

PB: Yo creo que el desprejuicio es una de las características de la banda. A la hora de hacer música no hay una estructura, eso es una de las mejore cosas que tiene la banda y al mismo tiempo una de las más limitantes porque está el típico que te dice “esto no es folklore, esto no es rock” y eso te cierra puertas. Pero por el otro lado es una de las cosas más lindas que tenemos, no hacemos nada que esté encasillado.

Nosotros no nos caracterizábamos por juntarnos a ensayar, hoy día ensayamos más claro (risas), pero la música sigue surgiendo. Eso de toquemos y que surja algo es lo principal y después está la parte de acomodar todo, ver que es lo que le sale a cada uno…Incluso con Agustín que somos los que tocamos los vientos, hacemos los arreglos juntos y muchas veces es lo que aparece en el momento, que después claro corregimos, son 20 años y hay un montón de cosas que salen por sí solas.

RNB: La cruza de géneros, la versatilidad y la falta de prejuicios los caracterizan y destacan ¿Cómo se labura en estudio y en el vivo para lograr que ese ensamble funcione y no sea una mera masa de sonido?

PB: Es interesante lo que planteas, lo del estudio fue algo que fuimos aprendiendo, al inicio era algo más de investigación.
Arbolito siempre fue una banda de vivo, hasta que empezamos hace masomenos diez años a grabar con un soporte mucho más profesional…

AF: Fue en “Cuando Salga El Sol”, que entró Dani Güira como productor artístico. Hay una anécdota suya, él siempre decía: “Loco con una canción de ustedes to hago un disco. Cada tema suyo tiene tanta información, tantas cosas…”. Le metíamos todo, eran varias melodías, muchas ideas una atrás de la otra.

Pero sí, digamos que hasta ese momento nosotros éramos los técnicos e intentábamos reproducir un poco lo que sucedía en vivo con alguna que otra cosa más, pero bastante experimental. Obviamente que fuimos aprendiendo unas cuantas cosas, todo lo que tiene que ver con el audio por ejemplo, ya que el rock sin audio es pura actitud. Eso no está mal, es necesaria la actitud, pero en ese momento no teníamos más que eso, nuestro aporte en el rock era la actitud.

PB: Con Tito Fargo aprendimos mucho el tema de cómo laburar en las frecuencias de cada instrumento, de cómo meter cada cosa en cada frecuencia particular y que todo suene grande.
Darle espacio a cada frecuencia para que pueda sonar sin problemas y sin pisar a ninguna de las otras. Después del estudio llevamos eso al vivo y con eso ganamos mucho sin duda alguna. Por ahí con otro contexto…Pero no está sonando al aire, está amplificado lo que uno toca y eso funciona de esa manera.

RNB: Sus letras poseen un vuelo muy alto en lo social y lo político ¿Cómo sitúan esas letras, las viejas y las nuevas, en el contexto nacional actual? ¿Creen que la música es un arma para buscar la justicia e igualdad social?

Ezequiel Jusid: Nos pasó ahora que estamos con los 20 años y agarrando canciones muy viejas, situadas en otra época del país en todo sentido, y ver como son super actuales. Cantarlas y cantarlas con muchas ganas, algo que por ahí uno pensaba que no iba a tener que hacer más. Pasa eso, hay canciones con temáticas que son siempre actuales, pero a veces cantamos sobre momentos y épocas y lamentablemente tenemos un país que es así. Estamos haciendo canciones de hace como 20, 17 y 15 años y las cantamos como si fueran de hoy. Es muy triste, pero bueno…Y las canciones por supuesto que sirven para todo eso, como todo el arte, nosotros hacemos canciones.

Pero todos vibramos y vivimos con canciones, con libros, con películas, eso es lo que forma nuestra personalidad desde chicos. En mi caso se formó cuando era adolescente, escuchando bandas que son las de tu vida, por más que aparezcan nuevas que son geniales, las bandas que más te gustan son esas. A mí me pasa, yo escucho “Invisible” y puede haber otras bandas mejores, pero esas son las que yo amo y me hicieron ser como soy. Está bueno sentir que a veces nuestras canciones ayudan, sobre todo en lo social, mucha gente las usa para movilizarse y tener fuerza para hacer y decir cosas que la música no dice.

RNB: ¿Cómo pueden diferenciar la experiencia entre tocar en un festival grande de rock y uno de folklore? ¿Cómo sintieron ambas experiencias?

La adrenalina y la locura son la misma, están todos locos (risas). El escenario es un quilombo, están todos corriendo, todos nerviosos y bueno siempre algo falta. Ir a los festivales está buenísimo, quizás los de rock tienen un poco más de profesionalismo, sobre todo en la gente que labura que están muy curtidos. Igualmente a veces el staff es cruzado…

Después el público va variando, pero lo que nos pasa a nosotros es que solemos hacer el mismo repertorio sin pensar en que uno es público de rock y otro de folklore…Vamos y hacemos nuestro show y la verdad que la gente lo termina disfrutando sea festival de uno u otro, la música es música, el arte es arte, si te llega genial y si no, mala suerte. Tenemos la fortuna de que nos suele pasar que en diversos festivales el público lo termina pasando genial y bailando a pleno.

RNB: Cuando ustedes toman el Simples Vol. I y Vol. II y los comparan con los discos de ayer ¿Cómo puede rastrear esa evolución hasta el día de hoy?

EJ: Hay un montón de cosas que nos ponen contentos a nosotros, más allá de si las canciones son mejores o peores. Uno puede agarrar nuestro primer demo “Folklore” y tal vez sea mejor que lo de ahora, pero el audio cambió mucho, eso es algo que hemos logrado con éxito. Al principio nos costaba mucho ese tema, pero pudimos llegar al nivel de audio que queríamos tener en nuestros discos. De tocar con cosas prestadas, en una casa, en un galpón, a esto de ahora hay un cambio gigante.

PB: La grabación de un disco es un arte en su mismo, no es solo meterse y tocar, hay todo un laburo ahí.

EJ: Tocar el REC y salir corriendo a grabar (risas) Eso nos pasó y está buenísimo, estamos orgullosos de eso, son las anécdotas de toda la vida…Pero en dos simples que hicimos ahora nos dimos el gusto de elegir un productor artístico para cada uno de ellos, que se pueda meter en tres canciones nada más, no en un disco entero, donde el productor se luzca y se note que hay un productor diferente laburando.

Es algo que aprendimos también con más de 10 años de banda con nuestro primer productor que fue Dani Güira, después vino Dito Fargo, ahora probamos con Pepe Céspedes de La Bersuit y con Sebastián de Las Pelotas que son muy diferentes entre sí y eso se nota en cada uno de los simples. Y seguiremos en el próximo aunque aún no sabemos quién va a ser, se verá…

RNB: Ustedes desde la experiencia ¿Creen que en la escena emergente actual hacen falta más bandas con mayor escuela musical más allá de la actitud de la que charlábamos hace un rato?

EJ: Siempre para todo en la vida, estudiar y poder desarrollar tu potencial es buenísimo y es lo mejor que podés hacer. Si sos músico y podés desarrollarte y aprender, no solo en una escuela o conservatorio, podés estar también doce horas tocando e investigando en tu casa sin parar, pero siempre es mejor estudiar.

Para todos la cuestión simple de tocar dos acordes es buenísimo, puede funcionar y funciona porque agarrás “De Nada Sirve” de Moris y está genial. El tipo agarró dos acordes e hizo un temazo que te rompe la cabeza, pero es una excepción. Vivimos en una ciudad, al menos los que estamos en Buenos Aires – y también en todo el país-, donde tenemos la posibilidad de estudiar, de desarrollarnos. Es un lujo, es un privilegio que tenemos. Por ahí ya más de grande, de padre, uno se empieza a dar cuenta de todo eso. Si uno quiere estudiar música va al conservatorio nacional o a la escuela de Avellaneda o al Falla o a donde sea y si tenés guita podés ir a lugares privados y tomar clases particulares. Lo mismo si querés estudiar cine, eso es un lujo total y es algo de lo que no solemos tomar conciencia. Supongo que desarrollándote y descubriendo todo tu potencial, vas a siempre crear mucho mejor todo lo que hagas.

PB: El otro día hablábamos con el técnico operador de Las Pastillas Del Abuelo y él estaba también laburando como productor. Y nos contaba a Agustín y a mí que estaba estudiando sintetizadores, todo lo que es el audio de los sintes, como manejarlo, que genera cada cosa, como mezclarlo. También que estaba estudiando con las compuertas y las cosas que se usan en el estudio y él nos decía que estaba re contento porque cosas que ya conocía, que ya sabía, que las usa hace mucho, ahora las estaba entendiendo del todo. Y hablábamos de lo importante que es el poder intelectualizar algunas cosas, porque la sensibilidad uno la tiene ya, pero el saber qué es lo que estás haciendo siempre te va a dar más herramientas. Vos vas a poder tener más posibilidades, ahora siempre va a estar la posibilidad de hacer Mi7-La y con eso se puede hacer un mundo. Pero si vos sabes cómo funciona, por qué funciona, que otras opciones tenés, siempre va a existir la posibilidad de hacer algo mejor que siempre crezca.

RNB: ¿Qué es lo que se puede adelantar del doblete en La Trastienda para celebrar estos 20 años?

EJ: Vamos a hacer dos fechas diferentes entre sí, en una haremos cuatro discos y en la otra los restantes cuatro. Intercalados claro, no es que son los primeros cuatro y los últimos cuatro, porque si no quedaba todo junto lo viejo y lo nuevo. Habrá versiones nuevas de temas viejos, nuevos enganches, mezclas novedosas…Son tantas las canciones que algunas lamentablemente van a quedar afuera, pero viene muy divertido esto de juntarnos a hacer cosas que tal vez no habíamos realizado nunca en vivo. Es como si fuera un solo show de cuatro horas, que no nos da el cuero para hacerlo de un tirón (risas).

RNB: En la promoción de los dos shows hablan de un festejo por “los primeros 20 años” ¿Se ven festejando los segundos 20 años arriba del escenario?

EJ: ¡Más bien! estaría bárbaro la verdad, osea sentados porque ya no vamos a poder más (risas). Yo fui a ver los 50 años de los Rolling Stones y no se puede creer, no es posible ¿Cómo hacen?

PB: Si uno sigue disfrutando lo que hace y sigue haciendo lo que quiere, a medida que pasa el tiempo es como que se va sacando el jugo, la esencia de cada cosa y se hace cada vez más sabroso. Sinceramente me gusta ver a las bandas cuando son más grandes, no pierden nada, es raro que alguien que hace algo del alma pierda esencia con la edad. Pensalo así, para nosotros esto de trabajar con las canciones de hace 20 años para nosotros es como jugar con nuestro pasado y hoy suenan mucho más y mejor. Si seguimos así, seguro que dentro de veinte años vamos a estar haciendo ésta misma nota y brindando con mucha felicidad.

 

Por Rodrigo López Vázquez