Tras años de intentos fallidos en su Córdoba natal y con la ayuda de Eduardo Alberto Bueno, su padre, Rodrigo llevó su música hacia Buenos Aires con su primer disco en 1987 bajo la firma de PolyGram Records: “La foto de cuerpo”. Un año después consiguió su primer reconocimiento como artista de la movida tropical con la actuación en vivo en el Fantástico Bailable, el boliche de Balvanera donde presentó su segundo material, “Aprendiendo a Vivir“.
Quien en aquel entonces era conocido como “El Bebote”, tuvo una carrera ascendente hasta mediados de 1993 cuando “Pichín”, su padre, falleció de un ataque al corazón. Los siguientes seis meses fueron de distanciamiento artístico del cantante para regresar con su esencia verdadera, el cuarteto, tras un breve paso por la salsa y el merengue hasta 1995.
En 1996 llegó el contrato con Magenta Discos y empezó el crecimiento exponencial de “El Potro”. Estridente, fiel a su estilo, predispuesto a marcar presencia en medios, apareció la figura de un cuartetero que despertaba admiración de fanáticos y colegas. “Cuando Rodrigo se pintó el pelo de azul, todo el mundo se cortó el pelo y se teñía para parecerse a él”, recordó para este medio Daniel “La Tota” Santillán, presentador e íntimo amigo de Rodrigo. “Verlo en un escenario era algo impactante, fue el mejor frontman que ví”, dijo Sebastián Mendoza, uno de los cantantes más reconocidos de la movida tropical actual.
En 1999 salió “A 2000”, su disco más exitoso, el cual fue grabado en vivo en “Skombro Bailable”, boliche de José C. Paz. Luis Grimaldi, otro amigo cercano del cantante, formó un vínculo estrecho con él después de acompañarlo en una gira de sábado y mencionó para Rock and Ball que “era muy difícil de entender lo que generaba en la gente” al ver que la jornada laboral comenzó a las 21 hs y finalizó a las siete de la mañana del domingo.
“Llegamos a hacer más de 30 shows en un mes”, destacó Santillán. Durante el verano del nuevo milenio, realizaron una gira de 49 presentaciones por la zona costera del país que culminó con un recital en Mar del Plata para más de cien mil personas.
Pero aquel año no traía la misma conformidad para el cantante al bajar de los escenarios. Su intención era disminuir la cantidad de recitales y, de esta manera, comenzaron los malestares, los rumores y las amenazas.
“El ambiente de la noche es complicado, no solo el de la cumbia”, expresó La Tota en Rock and Ball. De cara a la opinión pública, Rodrigo consolidaba un récord inigualable al día de hoy: 13 Luna Park para abril del 2000. Pero, puertas adentro, las amenazas no cesaron ni en cantidad ni gravedad, tanto que al finalizar su tercera performance en el mítico estadio porteño, el cantante y su pareja, Alejandra Romero, llegaron a su departamento en Bulnes y Av. Las Heras y se encontraron con un sobre que contenía una bala con la leyenda “Rodrigo”.
Esa maniobra se repitió durante la misma semana y Joaquín Levinton, cantante de Turf, fue quien se hizo eco de esto en una entrevista con un suplemento de Página/12: “Mientras estaba con nosotros, recibió una bala dorada con su nombre escrito: una amenaza mafiosa re pesada. Si me lo hubieran contado, no lo habría creído”.
Las presiones se convirtieron en fuertes rumores y dejaron de ser secreto de sumario, pero nunca se dieron nombres públicamente. “Solo Rodrigo sabrá porque nunca dijo nada”, aclaró Santillán. “Nosotros, hoy en día, transitamos los mismos lugares que Rodrigo”, mencionó para nuestro medio Sebastián Mendoza y completó: “La plata abre y cierra muchas bocas, nunca se va saber qué pasaba”
Rodrigo anunció su retiro musical, que estaba previsto para el 25 de diciembre del 2000 en la cancha de River Plate: “Me retiro para valorarme un poquito más y para mirar desde afuera lo que hice, ya que no he tenido tiempo de emocionarme y quiero hacerlo”. El cantante pasó momentos de mucho miedo, según Grimaldi: “En un momento me llamó y me dijo: Luis, ¿vos crees que quien amenaza puede matar?”
Semanas después de estos acontecimientos, llegó el recordado viaje a Cuba donde Rodrigo conoció a Diego Armando Maradona y le presentó “La Mano de Dios”, su “último gran hit”, según él mismo le dijo a Alejandro Romero, el autor de la canción. Más allá de su fanatismo por “el Diez”, desde su círculo íntimo supieron que Rodrigo no tuvo ganas de viajar porque “percibía malas vibras”, según su familia.
Fue ahí donde llegó un nuevo hecho que marcó el termómetro de la situación. Grimaldi mencionó la anécdota que ocurrió en el boliche “Macumba”, donde Rodrigo se exasperó con la presencia de “un hombre de traje” y se fue al hotel porque sintió que “los iban a matar”. “Esa noche fue una de las dos veces que lo vi morir a Rodrigo”, sentenció Alejandra Romero, su novia, en distintas entrevistas.
La otra vez a la que se refiere Romero fue el 22 de junio de 2000 cuando la pareja se encontraba de vacaciones en la Patagonia. El cordobés se encerró en el baño de la habitación a llorar desconsoladamente sin querer hablar con nadie ni mencionar las razones de la angustia.
Un día después, aterrizaron en Buenos Aires y lo que sucedió lo conoció todo un país: La Biblia y El Calefón – El Corralón – Skandalo – Choque en Berazategui.
En ese último acontecimiento apareció la figura de Alfredo Pesquera, un hombre que cargó en su haber causas judiciales por estafas previas a la colisión en la autopista con la camioneta Blazer de Rodrigo y con una causa de homicidio post-mortem del ídolo cordobés. Grimaldi lo recordó como “Un hombre con un pasado muy turbio que terminó suicidándose porque andaba en cosas raras”.
Pesquera se quitó la vida el 21 de diciembre de 2013 dentro de su automóvil, con un último mensaje a su abogado, Fernando Burlando: “No estoy para otro round como el de Rodrigo”. El empresario era buscado por la justicia y sospechoso del asesinato de Miguel Ángel Graffigna, un financista que tenía negocios con el imputado en la muerte del cuartetero.
Si bien el expediente 2629-775, caratulado como “Homicidio Culposo” y que hoy duerme en el Archivo Penal del Departamento Judicial de La Plata, dictaminó, en un fallo dividido, a Pesquera como inocente de culpa y cargo, desde el círculo del cantante consideran al fallo como un “mamarracho judicial” donde se mencionaron vínculos directos entre el juez Ariel González Elicabe y Burlando, Pesquera y los hermanos Kirovsky (Dueños de la discográfica Magenta, con quien Rodrigo tenía una relación muy complicada) y la ausencia de testigos que tenían más información.
La Tota Santillán expresó el momento que tuvo frente a frente a Pesquera: “Le dí la mano, le pregunté porque no paró y tenía la cara pálida y le transpiraban las manos. Alguien que no tiene nada que esconder, no suele actuar así”. 20 años después, Santillán le dejó un mensaje a su amigo: “Tenías razón en todo”.
La biografía de un ídolo popular que vivió “A 2000” y su “Leyenda Continúa” a través de su música. Rodrigo, un mes antes de su muerte, ya lo sentía: “El día que la gente tenga ganas de escucharme y de sentirme cerca, va a poder poner un compact y listo, allí estaré. Hoy puedo quedarme tranquilo porque sé que no me muero más, sé que voy a estar en cada canción, en la gente, esto está vivo por siempre”.
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