Taylor Hawkins, el brillante baterista de los Foo Fighters conmocionó al mundo entero, no sólo del rock. El músico, gran parte del carisma de la banda que lidera Dave Grohl, fue hallado sin vida en su habitación en Bogotá, Colombia.
Los Foo venían realizando el tramo sudamericano de su tour, el cual había iniciado en Chile, había tenido una parada en el Lollapalooza Argentina, el fin de semana pasado, luego había pasado a Asunción y, ahora, iba a tener una nueva parada en Colombia. La banda iba a tocar en el Festival Estereo Picnic, en Bogotá. La muerte de Hawkins, de sólo 50 años, por supuesto, paralizó el tour -aún quedaba pasar por Brasil- y pone un signo de interrogación sobre el futuro del grupo que Grohl edificó luego de haber sido él mismo baterista de Nirvana. La leyenda Grunge dejó de existir cuando su líder, Kurt Cobain, se suicidó.
El comunicado con la información oficial, salió escueto y breve desde las redes sociales de la banda, apenas una hora antes de su estipulada presentación en la ciudad colombiana. “La familia Foo Fighters está devastada por la trágica y prematura pérdida de nuestra querido Taylor Hawkins. Su espíritu musical y su risa contagiosa vivirán con todos nosotros para siempre. Nuestros corazones están con su esposa, hijos y familia, y pedimos que su privacidad sea tratada con el máximo respeto en este momento inimaginablemente difícil“, dice el comunicado que se proyectó en las pantallas del festival y que paralizó a los fanáticos y a todo el mundo de la música.
Si bien la banda no ahondó en detalles, en Colombia en el hotel donde se hospedaba la banda hay un grupo de policía judicial y forenses de medicina legal haciendo el respectivo levantamiento del cuerpo.
Hawkins había tenido problemas con las drogas en el 2001, en ese año, quedó en coma por una sobredosis de Heroína. Desde ese entonces, afirmó no estar consumiendo más. Su sorpresiva muerte, a los 50 años, volvió a disparar los rumores.
Hawkins era un baterista excelso, que además tenía una muy linda voz. Por esas dos condiciones, en los shows de los FF, era habitual que él y Grohl rotarán posiciones. Cuando Dave se sentaba en los parches, Hawkins le solía poner voz a “Somebody To Love”, un clásico inoxidable de Queen que le quedaba muy bien, también solía cantar, desde la batería, otros temas de la banda, dónde lucía su carisma.
Su carrera empezó siendo el baterista de Alanis Morisette y, en algún punto cercano a la formación de Foo Fighters en Seattle, Dave Grohl lo convocó para hacerse cargo de los parches de su nuevo proyecto musical. “Estaría repartiendo pizzas si no fuera por el maldito Dave Grohl. Estaría dirigiendo el departamento de batería en un Guitar Center si no fuera por Dave Grohl, te amo, hombre”, fueron sus últimas palabras públicas a Grohl, durante el Lollapalooza Argentina. Quiso destino que la presentación en el Hipódromo de San Isidro sea la última de Hawkins, antes de morir, triste y sorprendentemente este viernes en Bogotá, Colombia.
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