Rock

El perro perfecto: Pappo y su fiel amigo Cactus

La historia de amor entre Pappo y su gigante Fox Terrier, que lo acompañó siempre y a todos lados. Tanto lo quería que hasta le dedicó una canción.

Pappo y Cactus, el perro perfecto.
Pappo y Cactus, el perro perfecto.

Para todos los que alguna vez tuvieron de mascota ese maravilloso animal que la gente normalmente llama perro, sabe perfectamente de la relación única y especial como pocas que lo unen con su dueño. Es algo que prácticamente no puede explicarse con palabras, como toda relación de mucho amor sobre este planeta. Porque claramente eso es lo que siente este “animal” en todo momento hacia su dueño, pese a sus altibajos que esa persona pueda tener por “Días Buenos y Malos” (Canción de Riff), sus diferentes estados de humor y demás cosas que a cualquiera le pueden suceder y no van a evitar que su fiel amigo siga firme a su lado acompañándolo.

Y en este caso, la relación de Norberto Aníbal “Pappo” Napolitano con su perro Cactus no fue la excepción. Porque eso es lo que era sin ningún lugar a dudas, nada más ni nada menos que su fiel amigo y compañero en todo momento de su vida.

La entrañable relación entre ambos lograba que Pappo llevara al gigante Fox Terrier con él a muchos de sus shows y giras a lo largo y lo ancho del país. Como se pueden ver en muchas de las fotos que el “Carposaurio” tiene junto a Cactus, puede verse en cada una de ellas a ambos siempre felices como compañeros de vida, como así también las caras mas entrañables de un ser puro, honesto y autentico como era Pappo, a pesar del miedo que muchos solían tenerle. Cactus lograba sacar esa faceta y absolutamente todo lo mejor de su dueño, algo que no es para nada raro que justamente logren estos animales tan maravillosos que existen, y son los perros.

Hay muchas anécdotas que pintan de cuerpo entero ese vínculo. Cuenta el sonidista Fabián Giordano que una vez en un boliche de Rosario no querían dejar entrar a Cactus, entonces Pappo le dijo al “bolichero” que si no lo dejaban entrar con su perro, él no entraba a tocar y cancelaba el show. Por supuesto le dijo que pasara. El pero se acostó en la puerta del baño de mujeres y el Carpo se tiró a dormir un rato con la cabeza apoyada en su panza. Al rato, el dueño del lugar volvió para decirles que si por favor podían levantarse ya que las mujeres querían utilizar el baño. Al rato se levantaron los 2 y habilitaron la puerta.

Otra que se conoce es cuando le ocurrió lo peor que puede pasarle a alguien que tenga una mascota, que es perderla. Sucedió en Mar del Plata y la contó el presentador Enrique Angelozzi en el libro “100 Veces Pappo” de José Bellas y Fernando García. Pappo lo dejaba suelto mientras tocaba en la playa de Rock And Pop. Cuando el animal escuchaba música, iba sólo al escenario. Hasta que una tarde no volvió, se perdió. Norberto dijo “hasta que no vuelva no me voy”. Se quedó tres días buscándolo, alquilaba caballos al atardecer para recorrer las playas, también fue a los canales de TV y salió en vivo pidiendo ayuda. Llegó a ofrecer una de sus guitarras como recompensa, hasta que al fin lo recuperó. Enrique y el Carpo estaban caminando por el centro cuando ven a Cactus caminando con un tipo. Cuando lo vio, el perro se volvió loco y volvió con él.

Todo esto recién mencionado sobre esta relación que los unía, el guitarrista lo volcó en una de las mejores canciones que existen hoy en día como homenaje a una mascota y/o animal. El tema es el “Blues del Perro”, editado en el disco de “Blues Local” de 1992.

Como bien dice la canción, “Es mi perro, es perfecto”, porque no solo era lo que Pappo sentía por Cactus, sino que también es lo que cada una de las personas llegan a sentir por su perro. Y esa relación es tan mágica y especial, porque es exactamente lo mismo que sienten los perros por su dueño casi con devoción y el amor más puro que puede existir en este mundo.