Rock

Murió Chris Cornell, el fin de una era

El 18 de mayo de 2017 quedará en la historia del rock como un día negro: el cuerpo del cantante fue hallado sin vida y con él se fue la voz de una generación.

Chris Cornell x Martín Dutil
Chris Cornell x Martín Dutil

Lo que parecía ser una mañana rutinaria de mayo se convirtió en una de lamentos debido al sorpresivo fallecimiento de Chris Cornell. Hace muy pocas horas, su manager Brian Bumbery habló ante la prensa e informó que quien supo brillar en Soundgarden, Temple Of The Dog, Audioslave y en una fructífera carrera como solista, había sido encontrado muerto en Detroit.

Pocas horas antes, el cantante había realizado una presentación de casi dos horas en el Fox Theatre de dicha ciudad deleitando a sus fanáticos, tal cual sucedió en nuestro país el pasado año, más precisamente en el Teatro Colón y el Gran Rex.

Cuando un artista que ha logrado conmover a millones de personas muere de forma repentina, lo que genera es una tristeza colectiva que suele durar varios meses. Si bien no se puede trazar un paralelo debido a la relevancia y grandeza de dichos artistas, vale recordar lo sucedido en el planeta cuando murieron David Bowie y Lou Reed, dos exponentes centrales de la música moderna que sin dudas influenciaron a Chris Cornell y a miles de sus colegas también.

Cualquier persona que se jacte de saber algo de música conoce a Cornell y a su poderosa voz, capaz de alcanzar casi todos los rangos sin mayores problemas y con un registro perfecto (algo que en su momento solamente pudo hacer Axl Rose) y su impecable uso del belting – cantar por encima del registro máximo de pecho-, técnica potencialmente dañina para la voz pero que fue bien utilizada y le sirvió para marcar a fuego su nombre en el panteón del rock.

La carrera de Cornell, además de tener como elemento central a su voz cavernosa, potente y clara, estuvo adornada por éxitos y también lo definió como una de las personas más importantes – uno de los arquitectos- de lo que fue la imponente escena grunge de los noventa.
Mientras todavía la resaca del Hair Metal de principios de la década del ochenta estaba tratando de reubicarse en el universo musical, en la sombría y lluviosa Seattle (todo lo contrario al sol, las mansiones y los personajes bizarros de Los Ángeles), en 1984 un joven baterista y cantante llamado Chris Cornell formaba Soundgarden con el objetivo de sorprender al mundo.

El éxito de su primer EP “Screaming Life” y de su álbum debut “Ultramega OK” fue tan grande, que a finales de los noventa se convirtieron en la primera banda grunge en firmar un contrato con una discográfica grande (A&M Records). Luego de la llegada de Ben Sheppard como bajista, en 1990 Cornell formó una banda paralela llamada Temple Of The Dog con la que sacó un solo disco homónimo.

Este dato sería menor salvo por el hecho de que luego de esa colaboración, Stone Gossard, Jeff Ament, Mike McCready, Dave Krusen y el cantante invitado Eddie Vedder conformarían ni más ni menos que Pearl Jam, configurando junto a otras futuras leyendas como Nirvana y Alice In Chains la columna vertebral de la escena grunge norteamericana.

Siempre oscilando entre el heavy metal y el rock de garage, con su voz como arma principal y un repertorio de canciones crudas y sinceras, Soundgarden sacó cuatro discos de estudio más hasta su disolución en el año 1998, justo dos años después de “Down The Upside” (1996).

Su trabajo más exitoso fue “Superunknown” (1994) que incluyó himnos eternos como “Blackhole Sun” y “Spoonman”, dándoles el número uno a nivel nacional por primera vez y registrando ventas de casi diez millones de unidades a nivel mundial. El reconocimiento internacional fue inmediato y la banda demostró poder salirse de su hoja de ruta y agregar varios elementos interesantes al metal más pesado que siempre los caracterizó.

Un super grupo para Cornell

Entre 1998 y el comienzo del nuevo siglo, Cornell se focalizó en su carrera como solista, algo que pudo disfrutar por muy poco tiempo ya que en el 2001 se unió a Tom Morello, Tim Commerford y Brad Wilk de Rage Against The Machine (que se habían quedado sin su cantante Zach De La Rocha) para formar Audioslave y volver a marcar a una generación entera.

Durante seis años consecutivos, este super-grupo editó tres trabajos de estudio (“Audioslave”, Out Of Exile” y “Revelations”) cosechando muy buenas críticas y posicionando al su frontman como una de las grandes voces de la historia. Sorprendió que la temática no haya sido cien por cien política, aunque es cierto que varias de las líricas tuvieron un fuerte elemento ideológico, sin poder pasar por alto el recordado recital en Cuba que fue registrado como un CD y DVD en vivo.

Si bien la aventura terminó por diferencias creativas entre él y el resto de la banda, lo cierto es que Audioslave logró ser trascendental gracias a la presencia y performance de Chris Cornell, el cómplice perfecto para una de las versiones más audaces que se hayan visto del ya de por sí versátil y libre Tom Morello.

Su carrera como solista lo esperaba a la salida del túnel y hasta su muerte nunca detuvo la máquina, girando de manera incansable por el mundo y entregando lo mejor de sí con la mera compañía de una guitarra y a veces de músicos sesionistas. Además de colaborar en vivo y en el estudio con un sinfín de artistas, Cornell se dio el lujo de relanzar Soundgarden en el año 2010, comenzando la segunda y breve experiencia en el Lollapalooza del año 2010 y con un concierto íntimo y cuasi secreto para sus fanáticos más hardcore en Seattle.

A pesar de lo que muchos sostenían, esta nueva aventura no finalizó antes de lo esperado, con la edición de “King Animal” en 2012 y la posibilidad siempre latente de grabar su séptimo trabajo de estudio.

Sólo también se la bancaba

Hacía dos años, Cornell había lanzado su cuarto disco solista titulado “Higher Truth” y estaba en plena gira por los Estados Unidos presentando casi todo su repertorio cuando la muerte lo tomó por sorpresa. Los primeros informes policiales y médicos hablan de suicidio, de muerte por ahorcamiento, aunque las causas no son demasiado claras y hay factores aún no descubiertos que podrían ser clave para saber que fue lo que sucedió hace muy pocas horas en ese departamento en Detroit. Su esposa ha pedido respeto por la privacidad de la familia, algo que es simplemente lo mínimo que se puede hacer ante semejante tragedia personal.

De Chris Cornell quedan sus canciones, queda todo lo que hizo para que el grunge encontrase su lugar dentro del mainstream y dejase en shock al mundo, pero sobre todo quedan su talento y su cultura de trabajo, pues no hay nadie que pueda negar que durante toda su carrera no hubo un solo segundo en el que Cornell detuviese la marcha.

No existió una sola alma que, al ser tocada por su voz, no se viese reconfortada y convertida en oro. De eso se trata justamente la música, de que artistas maravillosos como él, a los que verdaderamente jamás conoceremos nos generen una cantidad inabarcable de sensaciones que a veces son imposibles no solo de explicar, sino sobre todo de entender.

Por Rodrigo López Vázquez