Las primeras actuaciones de Guns N’ Roses en Argentina fueron una cuestión de Estado y esta definición no es una exageración. Estaban en el mejor momento de su carrera, eran la banda más exitosa y la más importante: meses atrás habían lanzado dos discos dobles llenos de nueva música y vendían el total de los tickets de cada uno de sus conciertos.

Pero además de una obra que conmocionó en términos musicales la escena del rock, el grupo de California se transformó por esos días en un verdadero suceso de la cultura de masas y no faltaron las críticas ni las controversias. Amén de su faceta musical, lo que también atraía era su lado oscuro, adicciones y miserias.

Parte de todo eso tenía cierto sustento, ya que Guns N’ Roses era por aquellos días “la banda más peligrosa del mundo”. La gira por Sudamérica en 1992 sumó varios capítulos en su derrotero de escándalos que ya era extenso de por sí. En aquellos años, los medios argentinos hicieron la cobertura más sensacionalista que se podía, pusieron el foco en lo más escandaloso de la banda.

La llegada de ‘Los Forajidos’

El punto culmine de todas las calumnias y falacias coincide en dos sucesos: el primero es el mito que rezaba que Axl había prendido fuego una bandera durante un concierto en París y que habría dicho que quemaría sus borceguíes porque odiaba el país. El que echó a correr esa bola fue Chiche Gelblung.

El segundo es el suicido de la adolescente Cynthia Tallarico, quien decidió quitarse la vida tras la negativa de su padre a dejarla ir al hotel para ver de cerca a sus ídolos. Cynthia tenía las entradas para el show, pero fue igual al Hyatt y, al ser entrevistada por la televisión (cuando debía estar en el colegio), su rostro resaltó ante las cámaras y desató la ira de su progenitor, quien no le permitió asistir a los shows que tanto ansiaba.

Hay que entender, además, que sus integrantes impusieron una moda, se vivía una verdadera “gunsmania” en el mundo y Argentina no era la excepción. Hasta las más altas esferas del poder local estaban pendientes, el por aquel entonces Presidente de la Nación, Carlos Saúl Ménem, se refirió a ellos: “Son unos forajidos. Lo lógico hubiera sido prohibirlos, pero esto en el mundo hubiera servido para que nos criticaran y nos tildaran de autoritarios”. También se refirió a ellos Antonio Quarracino, entonces arzobispo de Buenos Aires, que dijo: “Necesitan un tratamiento psicológico muy serio y profundo».

La entrada para el concierto y un sticker promocional de Coca Cola. (Foto: Internet)

Ante el revuelo que se estaba generando, al grupo no le quedó más remedio que desmentir esas acusaciones. El propio Axl Rose colocó en una ventana del hotel en el que se hospedaba el grupo una bandera estadounidense junto a una argentina como símbolo de amistad, pero este gesto de poco sirvió. El clima que se vivía era de muy hostil y, pese a que la banda no daba muchas entrevistas, salieron en televisión aclarando que esos rumores eran falsos para que las aguas se calmaran.

Primero, el grupo dio una conferencia de prensa y luego Axl Rose una entrevista exclusiva. En esa época Telefé era el canal más importante del país y tenía convenios con la empresa que los traía, con la productora, y un día antes del primer show en el hotel un periodista de Telefé, Felipe Magof, que no era de rock, sino especialista en automovilismo pero que hablaba inglés, los fue a entrevistar solo para que los músicos aclararan que no habían hecho nada con la bandera Argentina porque la atmósfera se había puesto muy picante.

A la conmoción por la visita y los shows inminentes de una banda tan grande se sumó todo el escándalo alrededor de estas falsas noticias. Durante el encuentro con el periodista argentino, Rose vistió una camiseta de la selección de fútbol que le habían obsequiado. Mientras fumaba un cigarrillo y muy tranquilo, se refirió a los rumores “No sé quién dijo eso, preferiría quemarlo a él”.

Los fans desaforados en la cancha de River. (Foto: La Nación)

GUNS N’ ROSES EN RIVER: EL CONCIERTO

Nada pudo detenerlos. El 5 de diciembre de 1992, disparando con “Welcome to the Jungle” como tema de largada, la banda hizo que miles de espectadores vivan una noche inolvidable en “El Monumental” al mismo tiempo que las pantallas mostraban fotos de diarios y revista con la leyenda “Mentiras”. Lo mismo sucedió la noche siguiente, esta vez la banda abrió su show con “It´s so Easy” y dejaron los últimos temas iguales a la noche anterior: “Sweet Child O’ Mine”, “Knockin’ on Heaven’s Door”, “Don’t Cry” y “Paradise City”.

La formación con la que visitaron el país no era la “clásica” con la que habían grabado el «Appetite For Destruction». A mediados de 1991, Izzy Stradlin deja la banda y quien ocupa su lugar es Gilby Clarke, ex guitarrista de bandas como Candy y Kill For Thrills. En la batería Matt Sorum reemplazó a Steven Adler, que había sido despedido al comienzo de los preparativos para lo que a la postre serían los discos dobles “Use Your Illusion”. Además, se había incorporado de manera estable a un tecladista como Dizzy Reed y, para ese tramo del tour, a Teddy “Zigzag” Andreadis como percusionista y 3 coristas. Fue algo grandilocuente en el aspecto musical, escénico y de química entre los integrantes. No tuvieron que recurrir a pantallas ni efectos secundarios, sino que eran únicamente ellos. Hubo afinidad inmeadiata entre Guns N’ Roses y el público argentino.

Aquellos shows también son recordados no solo por lo musical y la perfomance del grupo, sino que el cantante paró dos veces uno de los conciertos por la cantidad de cosas que arrojaban al escenario. Con la intervención de Noel Balfour, la traductora argentina, Axl frenó en la mitad “Nightrain” y se dirigió enfurecido a la audiencia. Lo habían escupido y no le gustó. Si bien Balfour intentó, de floja manera, suavizar las palabras de Axl, era evidente su enojo. Volvió a suceder lo mismo durante “You Could Be Mine”, pero esta vez le habían revoleado uno de los percheros de cerámica de los baños de River.

Un objeto que pudo herir de gravedad a mucha gente. Axl no canceló el concierto como muestra de paciencia extra por Argentina. Finalmente, los shows pudieron completarse de buena manera y fueron una demostración de puro rock and roll en donde el repertorio de canciones pasó por todos sus discos y una buena cantidad de covers como “Live and Let Die” (Wings), “Attitude” (Misfits) y “Dead Flowers” (Rolling Stones).

Axl y Slash tocando «November Rain» en Argentina.

El supuesto rumor de la bandera quemada quedaba en el olvido, el amor hacia la Argentina hizo que, en julio de 1993, solo siete meses después, volvieran por más. Nuevamente las largas filas frente al hotel no tardaron en hacerse. En esta ocasión la policía irrumpió en la habitación de los artistas en busca de drogas, la orden de allanamiento la dictó el Juez Oyarbide. Pero esa es otra historia.