Una noticia de mierda. Falleció uno de los históricos del rock y una parte indispensable de Divididos. Jorge “Killing” Castro, el mánager de La Aplanadora del Rocanroll murió este viernes.

Killing siempre se mostraba en la antesala de los shows de Divididos, y hacía gala de su carisma y gracia, ya que se había convertido hace años “en el cuarto Divididos”, por llamarlo de alguna manera. Amigo de Ricardo Mollo y Diego Arnedo, “Killing” era el manager de la banda hacía décadas.

Según pudo saber Rock N’ Ball, Castro había sido diagnosticado hacía muy poco con una enfermedad terminal que, en poco tiempo, terminó con su vida. La banda aún no se pronunció al respecto, pero la noticia ya corre en redes sociales y recoge los primeros mensajes de pésame, entre ellos, de José Palazzo, uno de los productores más importantes del ambiente y que había conseguido llevar a Divididos a la última edición del Cosquín Rock.

Mollo, Araujo y Arnedo junto a "Killing" Castro.
Mollo, Araujo y Arnedo junto a “Killing” Castro.

Hace no mucho, “Killing” se había dado el gusto de hacer un cameo en la película de “Gilda, No me arrepiento de este amor”, dónde la protagonista es Natalia Oreiro, la mujer de Ricardo Mollo. Lo hizo junto al propio Ricardo. Incluso, aparecen en los créditos como una broma para su círculo de amigos, figuran como “Músico Pelilargo N°1” y “Músico Pelilargo N°2”.

En una entrevista con el periodista Andrés Ruíz, publicada en la Revista RecorPlay, Diego Arnedo contó en qué circunstancias había conocido a “Killing”, allá por los ’70, cuando el bajista pasaba horas tocando en un sótano de El Palomar.

Cameo de Mollo y “Killing” Castro en la película Gilda (Facebook: Archivo Divididos)

“Los recuerdos con Ricardo y su hermano Omar son de mucho cariño. Me acuerdo del entusiasmo por los encuentros en el sótano que ellos tenían para los ensayos de su grupo MAM y proyectos como Frankie Pig (primer trío con Ricardo) y La Familia Gram. También fue el espacio de ensayos del último Sumo y el principio de Divididos. Fue una de mis grandes escuelas: tocar y tocar, muchas horas en ese sótano del Palomar. Una esquina muy querida por todos. Ahí conocí a Alambre González, Juan Rodríguez, Piojo Abalos, Marco Pusineri, Jorge Killing Castro (hoy manager de Divididos), también estaba Tito Fargo dando vueltas y otros… Eran épocas muy difíciles. Algunos argentinos se dividieron en dos bandos. Afuera se estaban matando y nosotros en un sótano sin saber cómo iba a ser la vuelta a casa. Tocábamos rock como una salida del espíritu. Creo que en dos años ensayamos todos los días y sólo salimos a tocar tres o cuatro veces. Al jazz-rock lo miré un poco de reojo, yo también fui uno de esos que le sacó los trates al bajo seducido por la bomba expansiva de Pastorius. Fue sólo un instante. Cuando noté que había perdido el sonido enérgico del golpe de las cuerdas en ellos (lo que provoca un sonido más crudo) volví a colocarlos, y si hubo un intento creo que en vez de de jazz-rock fue rock-jazz o algo así, no sé..