El teatro 35 milímetros es una pequeña metáfora. Toma su nombre por el alto de las cintas de largometrajes de cine que se usaron entre los años ‘40 y ’60. Aunque, no por chico o poco espacio, en esas cintas no pudieran quedar grabadas grandes logros del séptimo arte.
Ayer pasó algo similar: desde Jorge Newbery 3517, sonaron en un espacio pequeño, dos grandes bandas.
Salieron primeros al escenario Trepadores a Pedal (Martin Ezequiel Porley en voz; Julián Colla –el Colorado– en guitarra y coros; Brian Correa Conde en bajo y coros y Federico Mariluz en batería) dispuesto a rockearla desde el principio con un tema propio que fusionan con Cementerio Club, de Pescado Rabioso. Y al mejor estilo Pink Floyd, los muchachos siguen con sus canciones pegadas, una tras otra, sin cortar.
En algo que terminó siendo hasta humorístico, del otro lado Pasaje 63 (Sebastián González en guitarra y voz; Marcos Salazar en bajo y coros y Raúl Marasco en batería y percusión) no vino con una lista armada, con lo que el set-list fue prácticamente improvisado. Esto provocó que se estableciera un diálogo fluido con el público que en más de una ocasión les dijo qué temas hacer. Así pasó con temas como Pobre Juan, de Pappo’s Blues o Rock and Roll, de Led Zeppelin. Aunque en materia de covers, lo que sin dudas más destacó fue el atronador inicio con Voodoo Chile (Slight Return)/Despiértate Nena, fantásticamente ejecutados.
Vemos pasar una sombra de la noche negra por debajo del escenario, en un ir y venir. Es Martín Porley, de Trepadores, que va jugando con la pandereta y un megáfono hasta darle a su voz un tono como si se escuchara por la radio. Más arriba, la banda se va entendiendo bien: los contactos visuales entre ellos hablan por sí solos y más de una vez el bestial baterista de la banda señala a sus compañeros indicándole implícitamente al público a quién le tocaba ir y destacarse. Su música va circulando entre un rock progresivo que se retroalimenta solo, y más de una vez el público se descubre moviendo la cabeza al ritmo de las canciones.
Se lo ve a Sebastián González jugar mucho con la palanca de la guitarra a la hora de los solos, y presentando la canción “Muros”, una canción que habla “sobre no hacer muros que nos separen de nosotros mismos”. Lo de Pasaje 63 se va desarrollando con su templada energía característica (a tal punto que el baterista tiró un palillo sin querer en medio de una canción) a medida que van presentando las canciones de su primera producción, “Rompecabezas”.
Lamentablemente hubo acoples que traicionaron más de una vez a los muchachos de Pasaje; pero el peor accidente sin lugar a dudas se los llevaron los Trepadores, cuando se rompió el parlante del bajo. Ahora bien, esto fue una divertida oportunidad para que guitarra y batería improvisaran una cumbia (!) Esto muestra bastante bien lo que es el nivel, y que no se está en un lugar sólo para complacer: si esto así fuese, seguramente los nervios y la tensión hubieran cundido; y por el contrario, fue un momento de distensión para músicos y público, que se terminó riendo.
Bien en ese caso por los muchachos de Trepadores a Pedal. Y por Pasaje 63. Y por el público. Y por el Rock.
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