Rock

Animales del amor

Se presentaba fría la noche del viernes del 21 de marzo: el otoño hacia su llegada triunfal y con él los pañuelos, los jeans largos, las zapatillas cerradas y una campera para abrigarse. ¿Qué es lo que me llevó a Ituzaingo en una noche así? Primero, la buena compañía de mi amiga Alícia y, sobre todo, que tocaba Guillermina Rock en Bendito Bar. La banda se formó a fines de los años 90 en Haedo y desde ahí no para de crecer, realizando giras por el interior del país y compartiendo escenarios con grupos íconos del rock nacional (como La Renga o Bersuit Vergarabat) e internacional (telonearon a los Guns and Roses en Rosario). En el año 2006, Guillermina ganó el concurso “Bombardeo del demo”, organizado por el programa de Rock and Pop “Day Tripper” por el voto de la gente. La banda tiene 4 discos de estudios y uno grabado en vivo en el Auditorio Oeste. Con la mística intacta desde que Ricardo sentenció que en Oeste está el agite, antes de llegar a destino, el 163 nos dio la primera sonrisa de la noche: Gaby Berisso, guitarrista de Guillermina, sale de su estado hipnótico que genera el paisaje urbano desde la ventanilla del bondi para responder a nuestro saludo. Ya llegadas a destino, frente a la estación, nos encontramos con un grupo de pibes y pibas que nos saludan y nos ofrecen un poco de Fernet para entibiar el cuerpo y el alma.  Sus remeras y bandera rezaban “Guillermina”, al igual que aquellas que nos encontramos colgadas en el lugar una vez que ingresamos. La noche de Bendito Bar empezó pasadas las 11 de la noche, con la participación de maxalt cost in canada consultant cheap orlistat generic ginseng buy metoclopramide online From the inception of our practice, we have seen ourselves as aВ  Sirio y DZS calentando el ambiente mientras la gente llegaba y las birras empezaban a pasar. Alrededor de la 1:30 de la noche, el local estaba a su capacidad y el público se impacientaba: coreaban canciones, aplaudían y dejaban deslizar algunos chistes sobre los integrantes de la banda. Llegando a las 2 de la mañana estaba todo listo para que Guillermina reventara los parlantes. Y no defraudo.   Guillermina Rock - Foto Prensa Se escuchó el riff trabado de “Fuera del utero” y bastó para que se armara una gran ronda que culminaría en pogo a lo largo del tema. La fuerza de la batería de Mati Cademartori, las miradas cómplices de Dani, el bajista, con Gerardo “Chory” Berisso (cantante y armoniquista de la banda) hacían comprender que algo no estaba en su lugar. La lista fue avanzando con clásicas canciones de agite como “Genes”, “El rio de la Vida” y “Bingo”. Los movimientos de Chory eran de molestia y dolor, y muchas veces pensé que se desmayaría. Luego del primer parate de la banda, contó a los presentes qué era lo que no encajaba: el tipo que estaba parado en un escenario adelante mío, pedía perdón por estar con fiebre, gripe y anginas. Un aplauso cálido abrazó a la Guille. A partir de ahí, las únicas preguntas en mi cabeza eran: ¿Qué es lo que hace que 5 tipos, después de un día de trabajo y hasta enfermos se suban a unas maderas a tocar, sin ningún otro motivo que la adrenalina? ¿Por qué dejan todo por y para tocar? El recital siguió con canciones un poco más tranquilas pero con la misma potencia que siempre: “Al sur”, “Tierra Seca” y “Atravesándonos”, con el enroque entre purchase benicar online buy Nexium online with no prescription cheap uk free shipping alesse without cipro online registration cipro 250mg tab propeciaВ  Juan Pablo Caruso que dejó la guitarra en manos del cantante y pasó a las teclas, desde donde después nos hizo saltar con “Animales del amor”.  Canciones como el clásico “Folkdolor”, “Kali Yuga” "Café Latinoamericano" y “Testigos y sal” mantuvieron a la masa de espectadores en un estado de agite constante durante todo el show. No faltaron canciones nuevas como “Fábrica de animales”, adelanto de su nuevo disco que lanzarán en mayo: se lo dedicaron a  Juliana (“La Negra” para ellos) quien se encarga de la prensa y que no pudo estar por el próximo nacimiento de su niña. Uno de los momentos culmines de la noche fue cuando, en la canción “Dime on-line writing essay services ”, Chory cumplió con su ritual de hacer mosh. Subió a la valla que dividía el público del escenario, contó hasta tres con escasa voz y se tiró con los brazos abiertos de espaldas a la gente, que lo esperaba con las manos en alto. Jamás va a dejarme de conmover tamaña imagen de entrega y absoluta confianza a su gente y el respeto mutuo en esa desaparición mágica de barreras público/artista. EL show se iba terminando, pero nadie se movía de su lugar. Ya entrada la madrugada del sábado, lo integrantes de Guillermina agradecieron a todos por venir “a la gente de Capital” y a todos aquellos de su querido Oeste, que los acompañan fecha tras fecha. En un amague por retirarse y agarrándolos a todos distraídos entre saludos, subieron a tocar nuevamente ante la sorpresa del público, a interpretar “Trino”, canción que no tiene versión de estudio pero que todos los guillermineros conocen. Eran la 5 de la mañana cuando me tomé el bondi de vuelta para casa, acompañada del frío que se volvía a sentir después de pasar horas al calor de buena gente. Con la sonrisa pintada y tratando de recordar cada detalle de esa gran noche, la sensación de tener un huequito más del alma lleno me sumergieron en una sola certeza: la historia oficial del rock, que deja de lado bandas que son capaces de conmoverte hasta la última neurona del cerebro, no sólo se pierde de músicos increíbles, sino de mensajes y lenguajes que le son incomprensibles, donde las personas no se vuelven héroes, sino al revés; donde la sangre hierve ante una cuerda o un palillo y donde las luces son el público. ¡Qué le vamos a contar a esos tipos! siempre morder, siempre romper, siempre temer, siempre sufrir. Los verdaderos animales del amor.

Se presentaba fría la noche del viernes del 21 de marzo: el otoño hacia su llegada triunfal y con él los pañuelos, los jeans largos, las zapatillas cerradas y una campera para abrigarse. ¿Qué es lo que me llevó a Ituzaingo en una noche así? Primero, la buena compañía de mi amiga Alícia y, sobre todo, que tocaba Guillermina Rock en Bendito Bar.

La banda se formó a fines de los años 90 en Haedo y desde ahí no para de crecer, realizando giras por el interior del país y compartiendo escenarios con grupos íconos del rock nacional (como La Renga o Bersuit Vergarabat) e internacional (telonearon a los Guns and Roses en Rosario). En el año 2006, Guillermina ganó el concurso “Bombardeo del demo”, organizado por el programa de Rock and Pop “Day Tripper” por el voto de la gente. La banda tiene 4 discos de estudios y uno grabado en vivo en el Auditorio Oeste.

Con la mística intacta desde que Ricardo sentenció que en Oeste está el agite, antes de llegar a destino, el 163 nos dio la primera sonrisa de la noche: Gaby Berisso, guitarrista de Guillermina, sale de su estado hipnótico que genera el paisaje urbano desde la ventanilla del bondi para responder a nuestro saludo. Ya llegadas a destino, frente a la estación, nos encontramos con un grupo de pibes y pibas que nos saludan y nos ofrecen un poco de Fernet para entibiar el cuerpo y el alma.  Sus remeras y bandera rezaban “Guillermina”, al igual que aquellas que nos encontramos colgadas en el lugar una vez que ingresamos. La noche de Bendito Bar empezó pasadas las 11 de la noche, con la participación de maxalt cost in canada consultant cheap orlistat generic ginseng buy metoclopramide online From the inception of our practice, we have seen ourselves as aВ  Sirio y DZS calentando el ambiente mientras la gente llegaba y las birras empezaban a pasar.

Alrededor de la 1:30 de la noche, el local estaba a su capacidad y el público se impacientaba: coreaban canciones, aplaudían y dejaban deslizar algunos chistes sobre los integrantes de la banda. Llegando a las 2 de la mañana estaba todo listo para que Guillermina reventara los parlantes. Y no defraudo.

 

Guillermina Rock - Foto Prensa

Se escuchó el riff trabado de “Fuera del utero” y bastó para que se armara una gran ronda que culminaría en pogo a lo largo del tema. La fuerza de la batería de Mati Cademartori, las miradas cómplices de Dani, el bajista, con Gerardo “Chory” Berisso (cantante y armoniquista de la banda) hacían comprender que algo no estaba en su lugar. La lista fue avanzando con clásicas canciones de agite como “Genes”, “El rio de la Vida” y “Bingo”. Los movimientos de Chory eran de molestia y dolor, y muchas veces pensé que se desmayaría. Luego del primer parate de la banda, contó a los presentes qué era lo que no encajaba: el tipo que estaba parado en un escenario adelante mío, pedía perdón por estar con fiebre, gripe y anginas. Un aplauso cálido abrazó a la Guille. A partir de ahí, las únicas preguntas en mi cabeza eran: ¿Qué es lo que hace que 5 tipos, después de un día de trabajo y hasta enfermos se suban a unas maderas a tocar, sin ningún otro motivo que la adrenalina? ¿Por qué dejan todo por y para tocar?

El recital siguió con canciones un poco más tranquilas pero con la misma potencia que siempre: “Al sur”, “Tierra Seca” y “Atravesándonos”, con el enroque entre purchase benicar online buy Nexium online with no prescription cheap uk free shipping alesse without cipro online registration cipro 250mg tab propeciaВ  Juan Pablo Caruso que dejó la guitarra en manos del cantante y pasó a las teclas, desde donde después nos hizo saltar con “Animales del amor”.  Canciones como el clásico “Folkdolor”, “Kali Yuga” “Café Latinoamericano” y “Testigos y sal” mantuvieron a la masa de espectadores en un estado de agite constante durante todo el show. No faltaron canciones nuevas como “Fábrica de animales”, adelanto de su nuevo disco que lanzarán en mayo: se lo dedicaron a  Juliana (“La Negra” para ellos) quien se encarga de la prensa y que no pudo estar por el próximo nacimiento de su niña.

Uno de los momentos culmines de la noche fue cuando, en la canción “Dime on-line writing essay services ”, Chory cumplió con su ritual de hacer mosh. Subió a la valla que dividía el público del escenario, contó hasta tres con escasa voz y se tiró con los brazos abiertos de espaldas a la gente, que lo esperaba con las manos en alto. Jamás va a dejarme de conmover tamaña imagen de entrega y absoluta confianza a su gente y el respeto mutuo en esa desaparición mágica de barreras público/artista.

EL show se iba terminando, pero nadie se movía de su lugar. Ya entrada la madrugada del sábado, lo integrantes de Guillermina agradecieron a todos por venir “a la gente de Capital” y a todos aquellos de su querido Oeste, que los acompañan fecha tras fecha. En un amague por retirarse y agarrándolos a todos distraídos entre saludos, subieron a tocar nuevamente ante la sorpresa del público, a interpretar “Trino”, canción que no tiene versión de estudio pero que todos los guillermineros conocen.

Eran la 5 de la mañana cuando me tomé el bondi de vuelta para casa, acompañada del frío que se volvía a sentir después de pasar horas al calor de buena gente. Con la sonrisa pintada y tratando de recordar cada detalle de esa gran noche, la sensación de tener un huequito más del alma lleno me sumergieron en una sola certeza: la historia oficial del rock, que deja de lado bandas que son capaces de conmoverte hasta la última neurona del cerebro, no sólo se pierde de músicos increíbles, sino de mensajes y lenguajes que le son incomprensibles, donde las personas no se vuelven héroes, sino al revés; donde la sangre hierve ante una cuerda o un palillo y donde las luces son el público. ¡Qué le vamos a contar a esos tipos! siempre morder, siempre romper, siempre temer, siempre sufrir. Los verdaderos animales del amor.