Todavía, a esta hora, no se sabe si lo que sucedió en la elección para ungir a un nuevo presidente de AFA pertenece más a la saga “El Padrino” o es una tercera entrega de “Tonto y Retonto”. Quizás, habría que concluir que un poco de ambas. Eso sí, los tontos y retontos son todos los que se sentaron a ver quién iba a ser el sucesor de Don Julio, el nuevo “Señor del Anillo”.
Bueno, en un desenlace histórico e inaúdito, por primera vez en la historia del fútbol y, porque no, del mundo, una votación con 75 votos termina 38 a 38. Sí, ya sabíamos que los dirigentes del fútbol argentino no son, lo que se dice, muy amigos de los números y que tienen tendencia a agarrar de más, pero nadie se esperaba esto. Lo que pasó en Ezeiza que empezó como “la vuelta de la Democracia” a la AFA terminó a la altura de los peores mamarrachos de la época del “Todo Pasa”. Porque, hay que decirlo, ayer, pasó de todo y, después, todo pasó.
– Empiezo a contar
– Sí, todos
– ¿Cuanto hay?
– 38, hay uno que está mal.
– Acá hay 38
– No te puedo creer
– Se nos ha pasado uno pegado
– Pero la p… madre
– ¿Cómo salió?
– Empatado, es imposible
– Hablemoslo con el presidente.
Ese es, palabras más, palabras menos, el diálogo del escándalo. Entre los tres asambleístas encargados de contar y las tres personas miembros de la IGJ (Inspección General de Justicia), encargadas de asegurar la transparencia de la elección. “Hablemoslo con el presidente”, fue la última palabra. Y así, Segura y Tinelli, que miraba todo a un costado, nervioso, con su celular en la mano, se enteraron del papelón.
Marcelo Tinelli, en principio muy caliente, bajó extrañamente los decibeles. Pasó de un “Naaaah” cuando le dijeron que había que votar de nuevo a unificar el discurso con un Luis Segura, que se hizo el sota todo el tiempo, habló de un “mensaje de las urnas” y dijo “empate técnico“. Una burrada a la altura de lo que estaba sucediendo.
Sorprendió que Tinelli sea tan modosito en la conferencia, que también hablará de un “mensaje” de las urnas. ¿Estaba todo armado? ¿O alguien que el 10 de diciembre debe recibir la banda presidencial dijo que Armando Pérez es el candidato ideal? ¿De verdad tenemos que creer que lo de ayer se trató de un error? Hicieron una de Frank Underwood pero con muchísima menos inteligencia, gente.
¿El delegado de Crucero del Norte en serio no podía postergar un vuelo?¡Es dueño de una flota de micros de larga distancia! Mirá si no va a poder perder un vuelo. Tampoco quedó muy claro los manejos que hubo durante el día con el voto de Atlanta, ni tampoco las amenazas y pintadas a los presidentes de Central Ballester y Excursionistas. Incluso se dijo que a uno de ellos le robaron y, por eso, salió despedido luego de votar.
Daniel Angelici fue sensato cuando pidió “votar a mano alzada”. Y mirá, para que el actual presidente de Boca suene sensato… El tema es que no estaban todos, faltaban tres. Y así está bien que Tinelli se opusiera. Hasta ahí, dentro del papelón, lo más correcto era postergar la elección. Pero hasta hoy, no mucho más. No había que alargar el bochorno, ¿o sí?
La conferencia de prensa posterior, las caras de consternación actuadas para las cámaras y la incredulidad de lo sucedido no se la cree nadie, muchachos. Nadie de verdad, eh. Marcelo Tinelli demostró que no es de este palo. Se lo veía nervioso, incrédulo, por momentos enojado y después terminó actuando igual que Segura. Rarísimo. Demasiado light para pensar en una “elección robada” como dijo más de uno. Y otra cosa, si el voto estaba pegado…¿No salta apenas uno abre el sobre? ¿Porque esperaron al conteo definitivo para cotejarlo? Ni siquiera la agarrada de cabeza de Dagna, hombre fuerte de Olimpo, suena verosímil.
Al parecer, se asistió a una pantomina que seguirá estos días con los operadores de uno y cada lado pidiendo o boicoteando la unidad según corresponda. Lo concreto es que parece que Tinelli y Segura tienen que trabajar juntos. Alguien lo dijo. Alguien lo dejó bien en claro. Y esta vez la culpa no se le puede echar a Don Julio que, bajo tierra, ve como su herencia sigue viva en Calle Viamonte. Después de todo, que parezca un accidente, ¿no?.
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