La memoria es imprescindible. La memoria es palenque, es refugio, es certeza. La memoria es necesaria. La memoria es. Y con ella, somos todos. La memoria es punto de partida. Es entender que para todo esto que nos pasa, hay un lugar del que venimos. Ejercitarla es un deber y debe ser una obligación. La memoria es memoria desde siempre y, desde siempre los pueblos, sociedades y seres humanos tienen el deber de conservarla: para entenderse, para mirarse, para proyectarse y para no repetir aquello que les hizo daño de alguna u otra manera.
En este 24 de marzo, Día de la Memoria, hagamos un llamado activo a mantenerla viva, latente, despierta y lúcida. Para que no nos vuelva a pasar aquello que nos lastimó. Para poder descifrar de dónde viene el mal que vivimos, y, a veces, intuir para dónde va. Para que esas dos palabras que nos hermanan a todos como Sociedad con Madres y Abuelas se mantengan también para nosotros: Nunca más.
En este 24 de marzo, la Memoria se ve amenazada y mantenerla viva no se ha vuelto sólo una necesidad, también un deber. Hay muchos ecos que agitan la teoría de la que no queremos hablar, que levantan algunas banderas que hacen ruido y que nos deben mantener alertas, despiertos. Como dijo un sabio hace un tiempo: graciosos y valientes.
El desafío es cada vez mayor, las provocaciones son cada vez más directas y no se esconden más: el Gobierno Nacional salió a pedir memoria completa en un video donde aparece una víctima del ERP, el hermano de un ex subsecretario de Videla y un ex guerrillero, servicio, que se adjudica haber inventado él (?) la cifra de 30.000 desaparecidos.
En ninguna parte del video, que cierra pregonando que es el “Día de la Memoria Completa”, se hace mención alguna a los desaparecidos, a las torturas, a los vuelos de la muerte o al robo sistemático de bebés. Eso se ve que no hace parte de la memoria. Eso se ve que para el Gobierno no era digno de ser destacado en un nuevo 24 de marzo.
Hay algo que distingue esa parte de la historia que ellos quieren igualar con esta. Ambas incluyeron muerte y sangre vertida por inocentes. Pero en una sola hay tortura, vejámenes, robo de niños, más tortura, tormentos indecibles y sufrimiento gratis y a escala masiva. En una sola de ellas se dejó estratégicamente sobrevivientes, para que cuenten el horror, ni para que vivan. Para que sean testimonio vivo del horror, para advertir a otros: ojo que les puede pasar esto. En una sola.
En una sola también, hay velorios, cuerpos y tumbas. En la otra hay desapariciones, vuelos de la muerte, fosas común. No son iguales, pese a los enormes esfuerzos de esta administración de igualarlos. Porque así como en el kirchnerismo hubo hijos de esa generación diezmada en en el poder. En este gobierno hay hijos de esos hijos de mil puta que torturaron, desaparecieron y robaron bebés. Una parte de la historia contó con una guerrilla armada y subversiva. La otra con todo el aparato del estado, constituyendo en su accionar crímenes de lesa humanidad. Digo, por aquello de la memoria completa, es bueno saber las diferencias.
Escribió La Nación en 2013 que el ejército hasta 1978 admitió 22 mil crímenes. O sea, digamos, todavía faltaban cinco años para el fin del horror. Y sin contar los miles de pibes.
Que fueron obligados a enfrentar el horror de la guerra literal, contra Inglaterra, por las Malvinas. En busca de conseguir crédito para mantenerse en el poder. Y nada más que eso. Esos 1000 héroes de Malvinas, 649 muertos en combate y 350 que se suicidaron luego también forman parte de la memoria completa.
La memoria sería completa si incluyera la revelación de las listas de muertos, de desaparecidos, de ahogados. El paradero de sus hijos y que militares fueron entregados. La memoria completa exige la aparición de cuerpos y tumbas para poder cerrar ciclos. Recién cuando esto pase, podremos discutir números, podremos discutir igualdades, podremos discutir de memorias completas.
Mientras tanto, no dejemos que tergiversen nuestra memoria. No es de nadie. Y es de todos. Nuestro deber como sociedad es cuidarla, alimentarla, hacerla crecer y que rebote por todos lados, solo así nos aseguraremos que su Eco viva para siempre en todos nosotros y en los que vendrán. Para sostener este reclamo de Memoria, Verdad y Justicia inalterable, al menos hasta los que braman ahora y hablan de “Memoria completa” por fin nos digan dónde están. Porque ellos lo saben. Eso está guardado en su memoria. Ojalá algún día la completen.
¡Nunca más!
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