Punto De Vista

Cordera está sacado, pero no de contexto

Repudiables e insólitas declaraciones de Gustavo Cordera que llegó a justificar las violaciones e incluso agregó que algunas mujeres "las necesitan para poder tener sexo". ¿Qué es lo que está tan mal para que un artista diga eso y crea que puede justificarlo con una frase de ocasión? ¿Alguien puede justificarlo?

Lucila Yaconis, Candela Sol Rodríguez, Araceli Ramos, Melina Romero, Ángeles Rawson, Micaela Bravo y tantas, tantas y tantísimas más chicas perdieron la vida en la Argentina víctimas de la violencia de género, del machismo más cabezoide y repulsivo y de una sociedad que, primero se fija qué tan corta tenían la pollerita, luego si estudiaban o trabajaban, luego donde vivían, como era su familia y qué amistades frecuentaban y, recién ahí, decide si condenará el caso o si lo englobará dentro del tristísimo se lo buscó.

El ex líder de la Bersuit, devenido en chamán místico que se mudó a Uruguay, realizó declaraciones inclasificables en el seno de una escuela de periodismo y que de formación de comunicadores, entre otras cosas. Insólitamente, o no, Cordera no sólo justificó la violencia de género, si no que fue más allá al aseverar, sin ningún tipo de tapujo: “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo” y, justificar esa declaración en la figura de la “histeria femenina”.

Todo comenzó cuando uno de los alumnos/as quiso saber qué opinaba sobre las acusaciones que pesan sobre Migue de “La Ola que quería ser Chau” y de Cristian Aldana, líder de “El Otro Yo”, tachado de abusador en reiteradas ocasiones y con varias denuncias en contra. Cordera, lejos de repudiar el hecho o, mínimo, llamarse a silencio, dejó claro porque fue capaz de escribir canciones como “Abusame” (‘La Caravana Mágica’, 2012). Esta última, con párrafos enteros que revuelven las tripas si se le adicionan a los dichos, aberrantes, proferidos en el seno de “Tea Arte”.

“Vos sos mi dueño, mi patrón
el hombre, mi bien amado
en casa sos el general
yo tu humilde soldado

Tus caprichos, mi vocación
tus errores perdonados
tu mensaje es el timón
que me lleva a todos lados”

Y, en otra parte, remata con

“Y por las noches sin tener ganas
dejo que me hagas el amor
dejo que me hagas el amor
y no me quejo”

Como si no bastara con la letra tan explícita, apología del abuso, hay que ver lo que Cordera contestó cuando le consultaron por las acusaciones que pesan sobre sus colegas: “Es una aberración de la ley que si una pendeja de 16 años con la concha caliente quiera coger con vos, vos no te las puedas coger. Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas, y sienten culpa por no poder tener sexo libremente. Si yo tengo algo bueno para darte puedo desvirgarte como nadie en el mundo. A mí hablame de cómo te sentís y te entiendo, pero si me hablás de los derechos no te escucho porque no creo en las leyes de los hombres, sí en las de la naturaleza”.

En un país como este, con una tasa de femicidios altísima, en la que “una mujer es asesinada cada 30 horas”, declaraciones como las del “Pelado” no pueden pasar por alto. En ese sentido, en el auditorio repleto de mujeres, ya que Tea Arte es una escuela de periodismo que, entre su alumnado, cuenta con muchas, hubo varias repreguntas, pero todo salió a la luz gracias a que un alumno (ver captura de Facebook) relató lo ocurrido. La escuela se desligó de las acusaciones, al decir que es “política de la escuela” no difundir el contenido de las entrevistas. Está bien, puede ser, pero hay cosas que no sólo merecen ser difundidas, si no que es necesario que lo sean. Un tipo como Cordera que piensa así, y quién sabe si no actúa de esa manera, no debería tener la posibilidad de tener un micrófono para cantarle al mundo lo que ocupan sus más oscuros y bajos instintos. Ya lo hizo bastante, evidentemente.

De todas maneras, llama la atención que la responsable de la clase Ingrid Beck no haya salido a repudiar fuertemente lo sucedido, dado que es una de las impulsoras del “Ni Una Menos”, junto a otras colegas como Marcela Ojeda, Florencia Etcheves y Paula Rodríguez (con quién comparte la dirección del establecimiento). El “Ni Una Menos” surgió como un grito de repudio y de hartazgo ante tanta violencia de género, silencio de la Justicia y complicidad de varios actores que configuran un escenario ideal para que esa práctica se siga repitiendo. Ahora, si tenés a la violencia de género en el patio de tu casa y no decís nada… Bueno, no es que no dijo nada. Ingrid Beck, también directora de la “revista Barcelona” ensayó un descargo en Twitter que no parece haber dejado conformes a muchos y, horas después, se despegó del cantante: “Cordera dice que es mi amigo, miente”. Acá su primer catarata de tuits.

 

Más allá de lo que Beck o “TeaArte” hicieron, lo más repudiable es que alguien como Gustavo Cordera declare semejante cosa con total libertad y como si, de repente, Buenos Aires 2016 fuera como la Francia del Marqués de Sade del Siglo XVIII donde, efectivamente, la mujer era un objeto. Y es importante decir esto, porque si no caemos en el ejemplo de la “pollerita“. Lo repudiable son las declaraciones, el marco y lo que hicieron las autoridades del lugar donde fueron difundidas, son secundarios. Aunque también merecen una reflexión, claro.

Ahora, ¿No tiene madre Cordera? ¿No tiene abuela? ¿No tiene alguna amiga? Bueno, quizás sí, pero es evidente que justificaría si algo le pasará, porque quizás “necesita ser violada”. Tampoco reparó en que parte de su público debe estar compuesto de mujeres, mujeres que incluso, quizás, lo tendrán como ‘ídolo’. Sí, el arte debe ser disruptiva, debe conmover y hasta debe llevar algo de polémico. Pero una cosa es la polémica y otra es instigar a violar a mujeres porque lo “necesitan“. Eso no puede ser considera arte, bajo ningún punto de vista. Y “justificarlo” o “entenderlo” o “avalarlo” como algo propio de las ideas perturbadas de un artista es peligroso. 

María Leuzzi, titular de Avivi (Ayuda a Víctimas de Violación) aseguró en Crónica TV que “Cordera tiene la mente carcomida por la droga“. Bueno, no. La droga puede alterar los sentidos, puede generar estados de la conciencia, pero de ninguna manera crean hijos de puta, machistas y misóginos. Y no es por defender la droga, ni el drogarse, si no porque dejar en claro que, lamentablemente, Cordera ya venía con ese bagaje de pensamiento consigo. Y como él debe haber, todavía, muchos hombres (y mujeres) que piensen así, de lo contrario, el femicidio no sería tan habitual en la Argentina. El tema es que, lamentablemente, a Cordera le preguntan qué piensa. ¡Y él responde! Y lo hace con esa libertad aduciendo que las declaraciones no serán reproducidas. O sea que, con el grabador apagado, Cordera es otro ser del que dice ser. 

Ojalá suceda como con los deportistas cuando incurren en dopaje o en alguna falta grave, que pierden sus sponsors y reciben repudios generalizados. Porque el lugar de un artista así más que un escenario, estaría más cercano a la cárcel, aunque quizás suene exagerado escrito así. Y, no, no todo se soluciona con un “me sacaron de contexto” o con un “es un ejercicio de psicodrama”. El único drama real es que, en lo profundo, Cordera piense así. O, al menos, lo haga parecer.

“Soy un pelotudo” no es una disculpa cuando se juega con el dolor de tantas familias y víctimas. Además, ese “Soy un pelotudo” suena al “es que soy un perversito” de Gabo en Los Simpsons, una frase de ocasión que busca más la empatía, zafar, que el arrepentimiento real de lo que se hizo. Y si Cordera está realmente arrepentido del “ejercicio” que llevó a cabo frente a muchas mujeres y estudiantes tiene a su alcance los medios para hacerlo saber. Culpar al pibe que viralizó lo que sucedió no parece ser un buen primer paso. Y así y todo, para algunos ya será demasiado tarde. Incluso, sonará falso de toda falsedad. Y no está mal que así sea. Hay límites que no se pueden y no se deben cruzar. Y este es uno.