Pandora

Últimos Cartuchos: el arte de arriesgar

Amistad, creatividad, humor y mucho trabajo. El programa de Vorterix es el fenómeno radial que no para de crecer y al cual ni la pandemia pudo frenar.

Seguramente más de una vez, habrán leído en redes sociales términos como Ut, Culi Culi, Kinga o Kingote, o frases como “es recontra por ahí” o “igual no hablaba con vos, rey“, y con justa razón se preguntaron por su origen.

Bueno, ya está, querides lectores. Su búsqueda finaliza acá. Porque esas frases y latiguillos, tienen responsables. Sí, como leyeron, tiene nombres y apellidos: Miguel Granados y Martín Garabal en la conducción y  Victoria Garabal y Lucas Fridman en la producción. Son los creadores de un bruto show, como les gusta decir. Marcados por el contexto de la cuarentena, hacen Últimos Cartuchos desde sus casas a través de las distintas señales que ofrece Radio Vorterix.

Lucas Fridman. (Foto: Joaquín Fargas)

Desde el comienzo en FM Blue, allá por el año 2017, se las ingeniaron para ocupar un lugar dentro de la radiofonía argentina. Se abrieron paso a fuerza de conocimientos, carisma, frescura y atrevimiento, entre otras cosas. Lucas Fridman es el productor, coordinador y el responsable de llevar a Granados a la conducción del proyecto radial. UC nació como una revancha exitosa, a un intento fallido en Rock And Pop, ocurrido dos años atrás. “El nombre surgió porque a Migue le gustaba un tema de Ella Es Tan Cargosa, y le parecía que iba a quedar bien como jingle, así que luego de descartar ‘Shawarma de Cóndor’, nos decidimos por Últimos Cartuchos”, recuerda Fridman.

Martín Garabal. (Foto: Joaquín Fargas)

El prueba y error fue la clave desde el principio para el funcionamiento de Últimos Cartuchos, según el productor: “Los primeros tres meses no funcionó, así que me metí en la producción junto con Vicky (Garabal) que ya estaba ocupando ese rol, antes yo era el coordinador de la radio”. Las pruebas de nuevas secciones, al principio, se realizaban entre las canciones que sonaban, para aprovechar el espacio que tenía la música en Blue, y para poder controlar lo que pasaba en el estudio. Mientras que en la actualidad, se encuentran más afianzados, en esa fórmula llevada al vivo: “Hoy nos permitimos experimentar y jugar muchísimo al aire, porque tenemos más experiencia”.

El equipo no se refiere a UC como un programa de radio, es un show. Incluso el término fue mutando: en las dos primeras temporadas se definían como un “letal big show sonoro”. Pese a que dicha definición tiene una cuota de ironía, Lucas Fridman aclara: “Últimos Cartuchos es conceptualmente un show. Tiene cosas performáticas, artísticas y conceptuales por todos lados”. Hay una gran cuota de espontaneidad y sinceridad para con los escuchantes, quizá la diferencia más notoria con el mainstream radial. “Hay una frescura muy grosa al aire. Se muestra todo, incluidos los hilos y nuestras charlas”, explica el productor. Además no puede minimizarse, la indudable química humorística entre Granados y Garabal, sello distintivo del ciclo. Sobre esto último, Fridman destaca: “Migue es más artístico, más volado y riesgoso. Mientras que Martín es más obse, técnico y prolijo, pero muy muy creativo a la vez”.

Un hecho bisagra en la vida del programa fue el paso a Radio Vorterix en 2019, luego de ser despedidos de FM Blue, en el contexto de una reestructuración “artística”. El esquema, entonces, cambió por completo: no solo se escuchaba por una emisora, sino que ahora Últimos Cartuchos podía por verse en Youtube y Cablevisión Flow. “Nosotros veníamos de un programa muy radial, que aspiraba a la imaginación y las cámaras podían romper con esto. Ayudó que Migue y Martín, ya estuvieran acostumbrados a trabajar con cámaras, y a la exposición constante en televisión”, comentó Lucas. Los personajes que realizaban los conductores eran la columna vertebral del show, parte de la “magia de la radio” en su formato tradicional, sin embargo, el programa supo readaptarse a la nueva casa, y el resultado fue sumamente positivo. “Sentimos que Vorterix le aporta al programa toda una plataforma buenísima, y muy buenas herramientas técnicas y humanas”.

Miguel Granados. (Foto: Joaquín Fargas)

No es ninguna novedad afirmar que el mundo del bruto show tiene su lenguaje propio para apodos, latiguillos, remates, el mismísimo formato de programa y, en especial, para su oyente. Aunque el staff, reemplaza este último término por el de “escuchante”, y tiene su lógica: es la persona que presta atención a lo que oye. Los códigos vocales, y la relación con los seguidores, son factores importantes para explicar el fenómeno. “Nos encontramos con un montón de público que estaba esperando una propuesta así. Le caemos bien a la gente, lo cual es una casualidad gigante del universo”, reduce con simpleza Lucas Fridman. Además, atribuye la identificación como una razón clave, como lo fue para la juventud Rock And Pop en la década del noventa, y Metro en la década del dos mil: “Ese lugar que pasaba generacionalmente quedó vacante. Es decir, yo nací en este contexto, yo estoy creciendo en este contexto, entonces un poco sé qué chistes hacer en este contexto, cuáles no, dónde jugar cómodo, dónde no. Estaba faltando algo que le hable de igual a igual al oyente”.

Equipo completo. De izquierda a derecha: Lucas, Vicky, Migue y Martín. (Foto extraída del perfil en Instagram de @lucasfridman)
El equipo completo. De izquierda a derecha: Lucas, Vicky, Migue y Martín.

El 2020 representa la cuarta temporada, para el ciclo conducido por Martín Garabal y Migue Granados, aunque solamente pudieron hacer dos emisiones al aire, desde el estudio de Vorterix, algunas semanas antes de que se decretara la cuarentena. Pues la avanzada del COVID-19 en Argentina, los empujó a tomar la decisión de transmitir desde sus hogares, y buscarle un giro al programa. “Esta situación nos obligó a dar un poco más, estamos laburando un montón, para sostener el mismo nivel que teníamos antes de la cuarentena”, agrega el productor. La cuarentena ofrece más tiempo para seleccionar, y consumir distintas plataformas, y es en esa nueva normalidad, en la que Últimos Cartuchos salió ganando: “La gente tuvo un poco más de tiempo para a encontrarnos. Entiendo que el aumento en la audiencia se debe a eso, pero es casual”.

El indudable talento de sus hacedores, sumado al exponencial aumento de público e interacciones, no alcanzan por sí solos, para explicar en su totalidad la notoriedad alcanzada por el programa. A propósito de ello, Lucas Fridman aporta su mirada: “Se corren riesgos al aire y muta constantemente pero siempre con una red de sostén que lo sostiene”. Si se traspasa al mundo del fútbol se puede plantear al programa como una “dinámica de lo impensado” desde lo visual pero con una fuerte “mecánica de lo trabajado” en los hilos del fondo. “Nos permitimos darle lugar al delirio, a lo creativo y a la improvisación, pero también tenemos algunos contenidos que nos estructuran, y ayudan a equilibrar todo lo anterior”, reflexiona el coordinador de aire. Sobre el final, el productor engloba en un concepto, la esencia de este destacado proyecto polifacético: “Últimos Cartuchos es un absurdo total, dentro de otro gran absurdo total que es el mundo”.